Lo mejor de Dwayne Johnson: 6 pilares para adorar a The Rock

De luchador profesional de la WWE a estrella del cine de acción, Dwayne Johnson y sus bíceps de 58 cm. de diámetro se merecen todo nuestro reconocimiento.
Lo mejor de Dwayne Johnson: 6 pilares para adorar a The Rock
Lo mejor de Dwayne Johnson: 6 pilares para adorar a The Rock
Lo mejor de Dwayne Johnson: 6 pilares para adorar a The Rock

Si Dwayne Johnson está en pantalla, su espectacular presencia (1,95 m. de alto, 1,37 m. de tórax, 127 kilos de peso) tapa todo lo demás. Acaba de anunciarse que es el actor mejor pegado,  este año ha estrenado la comedia Un espía y medio y el año que viene se le han acumulado los proyectos, que si Los vigilantes de la playa, que si G.I. Joe 3, que si Jumanji, que si Fast & Furious 8...  ¿Pero cómo es posible que este californiano de 44 años, de familia de luchadores profesionales (en la rama paterna y en la materna) y diez veces Campeón del Mundo de la WWE entre otros numerosos e imponentes logros del wrestling, pasara de su puntual aparición como Rey Escorpión en El regreso de la momia (2001) a convertirse en una estrella del cine de acción?

Un carisma tan rotundo como sus músculos tiene la explicación, aunque los altibajos han sido una constante de su carrera. Sobre todo por culpa de ciertos intentos de apelación al público infantil que escondían una gran decepción detrás de títulos como Rompedientes (2010) —¡no iba de peleas callejeras!— o La montaña embrujada (2009) —¡él no era la montaña del título!—). Por eso, igual que los templos hexástilos de la antigua Grecia tenían seis columnas en el pórtico, nosotros hemos levantado el culto a The Rock sobre estos seis pilares. 

Pisando fuerte (2004)

Nos permitimos una pequeña trampa cronológica empezando por esta película de derribo cazurro (remake de una setentada violenta con el mismo espíritu), que llegó después de que Peter Berg diera su primer papel verdaderamente memorable a nuestro hombre (pero pronto llegaremos ahí). Lo hacemos porque Pisando fuerte, con Kevin Bray detrás de la cámara, contiene la esencia 100% destilada de todo lo que nos gusta de The Rock como fuerza cinematográfica. Son 73 minutos (sin contar créditos finales) de pura destrucción y marimorena justiciera. Con esqueleto argumental de western, Johnson interpreta al nuevo autoproclamado sheriff de un pequeño pueblecito víctima de la corrupción y las drogas emanadas en torno a un casino. Su misión: limpiar el lugar de maleantes. Su arma: un palo de madera. Lo demás, sobra.

El tesoro del Amazonas (2003)

Joya oculta del cine de aventuras selváticas, el segundo largometraje de Peter Berg alcanza el sobresaliente en todos sus apartados: The Rock como protagonista, interpretando a un cazarrecompensas que quiere retirarse para montar un restaurante (ya podían tener un background así de interesante los concursantes de Master Chef, caramba); Christopher Walken desatado como antagonista lleno de marienismos, perdón, walkenismos; Sean William Scott como la otra mitad de lo que no deja de ser una bien calibrada buddy movie de búsqueda de tesoros; Rosario Dawson como cuarta contendiente en discordia; ¡un cameo de Arnold Schwarzenegger! Por si fuera poco, quizás sea una de las películas más entretenidas de la primera década del siglo XXI, y el título con el que aprendimos a querer y respetar a Dwayne Johnson para siempre.

Southland Tales (2006)

Todo era excesivo y extravagante en el demente segundo largometraje de Richard Kelly, pero quizás ese sea el principal motivo para que nos guste tanto. Por la ambición desmedida, el coqueteo genérico (noir, ciencia-ficción, sátira política) irracional, la confusa narración desmadejada... y la oportunidad que dio a The Rock para practicar toda una serie de muecas cartoon y gesticulaciones que no han encontrado continuación en el resto de su carrera. También tiene los dos mejores nombres de personaje que encontrará jamás: Boxer Santaros y Jericho Cane. Imposible elegir cuál mola más.

Sed de venganza (2010)

Unos cuantos descalabros en el cine familiar después, Dwayne Johnson (ya sin The Rock como apelativo) volvió al lúdico fango de las películas de acción construidas sobre una línea recta y sin posibilidad de cambio de sentido. Para que te hagas una idea, en Sed de venganza, dirigida por George Tillman Jr. (en un extraño cambio de registro para el realizador de peñazos como Hombres de honor), los personajes no tienen nombre, sólo están definidos por sus acciones. Así, Johnson es el Conductor (un escalofrío acaba de recorrer la nuca de Ryan Gosling), un tipo que, lo primero que hace nada más salir de la cárcel tras años de condena, es ir corriendo a liquidar a un tipo de un disparo en la cara. Así empieza una supervenganza que deja las de Kill Bill u Oldboy en gincanas para gente con colesterol alto.

Los otros dos (2010)

Una de las muchas jugadas maestras de la cima de sátira policial de Adam McKay fue contar con Dwayne Johnson y Samuel L. Jackson como perfecta pareja de policías polis que contraponer a la formada por Will Ferrell y Mark Wahlberg. El papel de las dos superestrellas del cuerpo de policía de Nueva York es breve, intenso, deja una destrucción de millones de dólares a su paso (pero no les molestes a ellos con el papeleo) y tiene, probablemente, la mejor secuencia de salida de la trama que nunca hayas visto. ¿Para cuándo una serie de televisión spin-off basada en sus antiguas misiones?

Fast & Furious 5 (2011)

En algún bendito momento, a Justin Lin y los productores de la saga Fast & Furious se les ocurrió que lo que necesitaban las historias automovilístico-testosterónicas de Vin Diesel y compañía era otro bigardo que añadir al elenco coral. Para ser concretos, otro bigardo calvo, de músculos catedralicios, rasgos étnicos ambigüos y frases sentenciosas... pero dos tallas más grande que Vin Diesel. Así nació Luke Hobbs, el vehículo más potente (consumo medido en litros de sudor, no en gasolina) de la quinta entrega de la franquicia, que caló tan profundamente entre el fandom que se ha quedado como elemento indispensable en la sexta y séptima partes... y hasta se habla de un posible spin-off centrado en su personaje. ¿Dónde hay que firmar o sacrificar a nuestro primogénito para que se lleve a cabo?

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