'Lionel Atwill: Un sádico en Hollywood'

Icono del cine de terror de la Universal, el actor británico pasó de estrella a repudiado por los grandes estudios tras estar vinculado a la violación de una menor. Por LUIS J. MENÉNDEZ
'Lionel Atwill: Un sádico en Hollywood'
'Lionel Atwill: Un sádico en Hollywood'
'Lionel Atwill: Un sádico en Hollywood'

Continúa el parón navideño en lo referente a venta. Un parón del que iremos poco a poco recuperándonos a partir de la próxima semana. Entretanto seguimos echando un vistazo a algunas de las novedades más peculiares que han aparecido en las tiendas precisamente enfocadas al mercado de Navidad. Por ejemplo, la apuesta sin medias tintas del sello Absolute por los clásicos y el dvd en cuatro packs cada uno dedicado a una gran figura de la edad dorada de Hollywood. O casi, porque junto a nombres incuestionables en el star system como John Garfield, Cary Grant o el director John Huston, protagonista cada uno de uno de estos packs con una selección de algunos de sus filmes menos conocidos, Absolute le rinde también un sentido homenaje al británico Lionel Atwill, uno de los grandes secundarios del cine de terror en la era dorada de la Universal.

Atwill

Se trata de un pack compuesto por seis filmes (El Doctor X, El asesino diabólico, El hombre que fabricaba monstruos, El médico loco, El extraño Doctor RX y El monstruo nocturno) y al que han llamado El Doctor X: Un sádico en Hollywood. Título que juega con las dos caras, pública y privada, del actor inglés: por un lado como intérprete de papeles de doctor chiflado (y maquiavélico), y por el otro haciendo referencia al escándalo que prácticamente acabó con una carrera que hasta ese momento le había deparado una gran riqueza.

Resulta que Atwill llegó a Hollywood después de una dilatada carrera teatral, primero en su país de origen y después en Broadway, hasta que se dejó seducir por la cámara. El suyo fue sin duda un caso de amor a primera vista, como reconoció en los tempranos años 30, con el sonoro haciendo sus primeros pinitos y la Universal a punto de levantar un imperio a costa de explotar una franquicia de monstruos con Drácula y Frankenstein como estandartes: “Ya he tenido bastante de arte. A su manera está muy bien, pero en las películas encuentro una fascinación que aún no he superado. Seguramente nunca lo haré. Puede que sea algo infantil, pero la simple ingenuidad mecánica del asunto me fascina igual que un juguete mecánico fascina a un niño. Me lo he pasado genial y no veo por qué debería parar”. Paró, pero fue muy a su pesar.

Atwill ya se había ganado fama de mujeriego (iba por su tercera mujer) antes de verse implicado en un escándalo que llegó a los tribunales y echó por tierra su carrera: una joven de 16 años fue violada en su residencia, en el transcurso de una orgía que tuvo lugar como fiesta de fin de año en 1940. Por lo visto, Atwill proyectó dos películas porno (para los curiosos: The Plumber and the Girl y The Daisy Chain) y en el transcurso de las mismas el grupo de amigos tuvo a bien reproducir las escenas en directo sin importarles demasiado la edad de las chicas participantes. El proceso se alargó hasta dos años más tarde, cuando el hombre que se encargaba de proveer de jovencitas las fiestas confesó su culpabilidad y Atwill confesó haber mentido para encubrir a un amigo, autor de la violación. De esta manera, el hombre que se había ganado una sobresaliente reputación dando vida al Doctor X y convirtiéndose en la némesis de Basil Rathbone en El sabueso de los Baskerville o de Bela Lugosi en La marca del vampiro, se encontró de la noche a la mañana de patitas en la calle, repudiado por la industria de Hollywood.

Sin embargo, no se rindió, y consiguió ser admitido por los modestos Estudios Republic Pictures, con los que rodó un par de filmes de bajo presupuesto que le permitieron rehabilitarse y volver a Universal de la mano de Lon Chaney Jr y Boris Karloff en La zíngara y los monstruos y La mansión de Drácula (en la que se enfrentaba no sólo al vampiro, sino también a Frankenstein y el Hombre Lobo) antes de morir con las botas puestas en 1946 durante el rodaje del serial Lost City of the Jungle, en el que interpretaba a super villano Sir Eric Hazarias. La última escena que llegó a filmar fue la de la muerte de su propio personaje.

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