La actriz de La Guerra de las Galaxias siempre fue alguien con un sentido del humor excepcional, tal y como demostró en el homenaje que la AFI le hizo a George Lucas.
Ahora, tras su fallecimiento, sus familiares han querido que la urna en que reposen las cenizas esté a la altura de su humor, decidiendo guardarlas en el interior de una pastilla gigante de prozac, un objeto que seguramente formó parte de la decoración de una farmacia y que serviría de reclamo publicitario al medicamento.
Según ha explicado su hermano, Todd, la píldora gigante de porcelana se había fabricado en los años 50 y era una de las posesiones más preciadas de Carrie Fisher, razón por la que han querido usarla para guardar sus restos.
Todd Fisher también ha explicado que la familia están pensando en celebrar un acto público en recuerdo tanto de Carrie como de su madre, Debbie Reynolds.
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