Las 10 adaptaciones más extrañas de Shakespeare

'Mucho ruido y pocas nueces' es un modelo de fidelidad comparado con estas películas llenas de samuráis, moteros, patitos de goma... y leones que hablan.
Las 10 adaptaciones más extrañas de Shakespeare
Las 10 adaptaciones más extrañas de Shakespeare
Las 10 adaptaciones más extrañas de Shakespeare

Algunos la disfrutarán, considerándola una encantadora salida de tiesto, y otros la despreciarán como el pasatiempo de un pijo malcriado. Lo cierto es que la adaptación de Mucho ruido y pocas nueces que Joss Whedon estrena (por fin) en España este viernes tiene todos los números para polarizar la opinión de los críticos... Y la del público. Al fin y al cabo, como ya hemos dicho otras veces, no todos los días vemos a un cineasta conocido sobre todo por un megablockbuster de superhéroes (Los Vengadores) dedicando su siguiente largo a filmar una obra de William Shakespeare en su propia casa, con actores amigos y un presupuesto cercano a cero.

Ahora bien, ¿es esta Mucho ruido y pocas nueces la versión más excéntrica del autor inglés? Por supuesto que no: con 986 créditos como guionista en IMDb (y subiendo), el viejo William ha servido de pretexto para filmes de todos los olores, colores y sabores. Y no nos referimos al socorrido truco de cambiar la ambientación de sus obras a épocas más modernas, sino a trabajos que (en los casos más extremos) no conservan una coma de los textos originales. Aquí te presentamos unos cuantos.

Trono de sangre (Akira Kurosawa, 1957)

Es una adaptación de... Macbeth (no lo digas en voz alta, que da mala suerte)

Y nos gusta porque... El archimaestro del cine nipón confesaba que, lo que era a él, las obras de Shakespeare no le decían demasiado. Pero también admitía que sus premisas venían de perlas a la hora de montar intensas películas de época: en Trono de sangre, los samuráis reemplazan a los guerreros escoceses y sólo hay una bruja en lugar de las tres de rigor, pero eso importa poco ante ese Toshirô Mifune dispuesto a todo (previo empujoncito de su perversa esposa) para convertirse en señor feudal. Por cierto: en la escena que puedes ver en el vídeo, las flechas son de verdad.

El rey león (R. Allers, R. Minkoff, 1994)

Es una adaptación de... Hamlet (lo creas o no)

Y nos gusta porque... El heredero al trono de un poderoso país descubre que su tío mató a su padre, con lo que el honor le empuja a tomar medidas. ¿Te suena de algo? Pues claro que sí: pese a que el target familiar de la película y los requisitos del sello Disney obligaron a aligerar mucho en lo que a incestos, muertes y monólogos se trataba, El rey león es en el fondo una adaptación (heterodoxa) de la tragedia del príncipe de Dinamarca. Vamos, que si el espectro de Mufasa clamase aquello de "¡Venga este atroz y monstruoso asesinato!", tampoco nos extrañaría mucho.

Trabajos de amor perdidos (Kenneth Branagh, 2000)

Es una adaptación de... Trabajos de amor perdidos, obviamente

Y nos gusta porque... Después de que Enrique V, Mucho ruido y pocas nueces y su mastodóntico Hamlet (1996) le consagraran como cineasta shakespeariano a la par que moderno, el mofletudo irlandés decidió jugársela por todo lo alto: en esta versión, el texto del Bardo se entrevera con canciones de Cole Porter, Irving Berlin y otras leyendas de Broadway. La maniobra, qué duda cabe, fue arriesgada, pero los clásicos son los clásicos...

Campanadas a medianoche (Orson Welles, 1965)

Es una adaptación de... las dos partes de Enrique IV y la primera de Enrique V

Y nos gusta porque... Con ese físico elefantíasico, ese gusto por la buena vida y esa voz retumbante, Welles podía hacer suyo sin problemas el papel de Sir John Falstaff, aristócrata inglés de principios cuestionables. Esta película, rodada en España y en la que nuestro añorado Jess Franco trabajó como director de segunda unidad, es en efecto un megamix de tres de las cuatro obras en las que aparece este personaje: con buen sentido, don Orson se dejó fuera Las alegres comadres de Windsor, cuyo tono cómico hubiera estado bastante fuera de lugar.

Tromeo & Juliet (Lloyd Kaufman, James Gunn, 1996)

Es una adaptación de... Romeo y Julieta, sólo que con más sangre e higadillos

Y nos gusta porque... Con buen sentido, los creadores de El vengador tóxico afirmaban que la violencia y el desafuero de algunas obras de Shakespeare resultaban, en su época, tan chocantes para el público como los excesos del cine gore. De ahí que se embarcaran en esta adaptación que convierte a los amantes de Verona en un tatuador working class y una niña pija y maltratada, respectivamente. No contentos con ello, se agenciaron los servicios de Lemmy Kilminster como narrador. Y es que el líder de Mötorhead es, en sí mismo, un personaje shakespeariano.

Ran (Akira Kurosawa, 1985)

Es una adaptación de... El rey Lear, con hijos malos en vez de hijas perversas

Y nos gusta porque... De nuevo nos encontramos con Kurosawa-san, esta vez más desatado que nunca: si Trono de sangre resultaba una producción medianamente modesta, a la par que gótica y asfixiante, aquí el 'Emperador' echó la casa por la ventana en una relectura del texto que es toda ella exceso, colorido y decapitaciones espectaculares. Por supuesto, el guión de Ran no conserva una sola palabra del original literario. Pero para qué nos vamos a engañar: tampoco lo necesita.

Mi Idaho privado (Gus Van Sant, 1991)

Es una adaptación de... la primera parte de Enrique V

Y nos gusta porque... Tras leer ciertos pasajes de Shakespeare, sobre todo de sus sonetos, a uno le queda la poderosa impresión de que el genio de Stratford gustaba tanto de las ostras como de los caracoles. Aprovechando el detalle, Van Sant convirtió las golferías juveniles de Enrique V en una epopeya de chaperos adolescentes (Keanu Reeves como el protagonista, y un River Phoenix narcoléptico) en la cual el texto de la obra se ve sometido a mutaciones, cuanto menos, interesantes. El contraste de este filme con la mucho más ortodoxa adaptación de la segunda parte rodada por Branagh en 1989 garantiza un programa doble para el recuerdo.

10 razones para odiarte (Gil Junger, 1999)

Es una adaptación de... La fierecilla domada, convertida en comedia teen

Y nos gusta porque... Ni el valor del contexto, ni la disonancia de valores, ni gaitas en pentámetro yámbico: a fecha de hoy, La fierecilla domada resulta una obra muy difícil de digerir dado su clamoroso machismo. Así pues, la proeza de este filme convirtiendo su trama en una encantadora historia de instituto (con la riot grrrl Julia Stiles enfrentada a un Heath Ledger de lo más mollar) resulta de lo más apreciable. Joseph Gordon-Levitt, jovencísimo, se asoma también a sus fotogramas.

Hamlet vuelve a los negocios (Aki Kaurismäki, 1987)

Es una adaptación de... efectivamente: Hamlet

Y nos gusta porque... Seamos sinceros: aunque sea finlandés y no danés, Kaurismäki entiende lo suyo de murrias nórdicas, y resulta de lo más natural que su cuarto largometraje convirtiese al príncipe danés en el heredero de una rentable fábrica de patitos de goma. Una revisión similar, más yuppie y menos cachonda, puede encontrarse en Hamlet - Una historia eterna (2000), con Ethan Hawke entonando el "Ser o no ser".

Looking For Richard (Al Pacino, 1996)

Es una adaptación de... Ricardo III (aproximadamente)

Y nos gusta porque... ¿Es un documental? ¿Una adaptación al uso? ¿Una meditación sobre el arte dramático? Pues todo eso, y posiblemente también más: el debut de Pacino como director alterna la puesta en escena (resumida) de la obra con entrevistas a la crema y nata de la interpretación en Inglaterra y EE UU, contando para todo ello con Alec Baldwin, Winona Ryder, Kevin Spacey, Derek Jacobi, Vanessa Redgrave y otros grandes. No sabemos si, tras el rodaje, el autor consiguió encontrar a Ricardo, pero sí es bastante probable que se encontrase con su ego.

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