La maldición de Fox: todos sus batacazos desde la compra por Disney

Desde que pasó a manos de la Casa del Ratón, todos los estrenos del mítico estudio se han hundido en taquilla. ¿Tienen sus nuevos propietarios algo que ver?
La maldición de Fox: todos sus batacazos desde la compra por Disney
La maldición de Fox: todos sus batacazos desde la compra por Disney
La maldición de Fox: todos sus batacazos desde la compra por Disney

¿Se arrepienten los mandamases de Disney de haber comprado Fox? No lo sabemos, y desde luego ellos no permitirán que lleguemos a saberlo si es así. Pero los hechos son los que son. Adquiriendo la veterana productora tras un largo y complejo proceso legal, la Casa del Ratón no solo se hizo con un jugoso catálogo de propiedades intelectuales, sino también con una retahíla de filmes cuya trayectoria en taquilla ha sido, como mínimo, desastrosa.

El último de estos fracasos comerciales ha sido La llamada de lo salvajeLa adaptación de la novela de Jack London, con Harrison Ford al frente del reparto, no solo ha llegado a los titulares por el uso de CGI para recrear al perro protagonista. También lo ha hecho por sus pésimos resultados: con un presupuesto de 125 millones de dólares y una recaudación de 46 millones en EE UU (79 millones en todo el mundo), la cinta va camino de generar 50 millones en pérdidas.

Pero, si hacemos un poco de memoria, veremos cómo este mal fario de las películas Fox en Disney viene de lejos. X-Men: Fénix Oscuraúltimo capítulo de la saga mutante y primer filme estrenado por la Fox tras pasar a manos de Disney, tuvo resultados aún más apocalípticos. Tras una producción accidentadísima, incluyendo reshoots a granel, y unas críticas extremadamente negativas, la cinta se estrelló en taquilla. Tanto fue así que su coste para Disney podría haber estado en torno a los 170 millones de dólares.

A este batacazo cósmico habría que sumarle los fracasos de la comedia de acción Stuber Express y de El arte de vivir bajo la lluvia, una feel good movie perruna que solo cosechó 8 millones durante su primer fin de semana. Dado que uno de los protagonistas de este último filme era Kevin Costner, además, podemos sentenciar que la combinación "perrete majo + estrella veterana" dista de ser un imán para el público hoy en día.

El caso de Ad Astra resulta especialmente triste. Que la película de ciencia-ficción firmada por James Gray no recaudase grandes sumas era esperable, ya que hablamos de un trabajo de autor, pero sus resultados fueron mucho peores de lo previsto: pese a contar como protagonista con un Brad Pitt memorable, el filme solo ganó 132 millones de dólares, apenas cubriendo su presupuesto de 100 millones. Si recordamos esa norma oficiosa según la cual una película necesita ganar el 150% de sus costes de producción para ser rentable, estamos ante un fracaso con todas las letras.

Antes de La llamada de lo salvaje, este historial de pérdidas había llegado a su punto más bajo con Underwater, el último filme lanzado con el sello de 20th Century Fox. Protagonizada por Kristen Stewart y con vocación de blockbuster, esta película de terror submarino estrenada en enero contó con un presupuesto de 50 millones… y su recaudación internacional ascendió a 40 millones. Lo que se dice un hundimiento épico.

Así pues, toca preguntarse quién es el culpable de esta lluvia de chuzos. De primeras, lo más fácil es culpar a las películas: con la excepción de Ad Astra, todos los trabajos de los que hemos hablado son bastante mediocres. Pero, si hacemos caso de la prensa anglosajona, la propia Disney podría tener bastante parte de culpa. Al menos, en algunos casos.

Por ejemplo, se ha acusado a la Casa del Ratón de haberse deshecho de X-Men: Fénix Oscura estrenándola de cualquier manera. Si bien la película de Simon Kinberg no era ninguna maravilla (más bien lo contrario), detalles como el de ese equipo de marketing despedido y reemplazado, o esa premiere en Los Ángeles "sujeta a varias exigencias para controlar costes"hacen pensar en que Disney se tomó el filme más como una incómoda obligación que como un producto al que defender frente al público.

De todos modos, y pese a las malas cifras, Disney no tiene razones para quejarse: ahora tiene en sus manos las secuelas de Avatar, la franquicia Alien y sobre otras marcas multimillonarias. Pero, como los números rojos no le gustan a nadie, la nueva Fox (rebautizada 20th Century Studios) se enfrenta a un estricto programa de recortes que la llevará a estrenar solo cuatro películas al año, centrando su actividad en el VOD. Un final de lo más indigno para un sello que hizo historia de Hollywood.

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