La guerra del cómputo en el cine español

La futura Orden Ministerial sobre el cálculo de espectadores pone en juego los intereses de distribuidores, productores y canales online. Hablamos con ellos sobre sus consecuencias para la industria… Y para el espectador. Por YAGO GARCÍA
La guerra del cómputo en el cine español
La guerra del cómputo en el cine español
La guerra del cómputo en el cine español

[ACTUALIZADO 1-VI: El 28 de junio, la Orden Ministerial sobre Cómputo de Espectadores fue finalmente publicada en el Boletín Oficial del Estado. De este modo, los alquileres y ventas de dvd e internet al recuento de audiencia para una película, además de sus espectadores en festivales de cine. Por otra parte, se introduce la figura de "Especialmente recomendada para el fomento de la igualdad de género", que suma puntos a la hora de aspirar a las ayudas complementarias a la amortización. El hecho de que la directora de una película sea mujer también puntua desde ahora para dichas ayudas, mientras que hasta ahora sólo contabilizaba la paridad entre hombres y mujeres en el equipo de rodaje.]

En el actual panorama del cine español, los proyectos de ley parecen más importantes que las películas en proyecto. Ahí está el ejemplo de la llamada ‘Ley Sinde’ y, más recientemente, el del proyecto de orden ministerial de cómputo de espectadores. Un texto legal, promovido por el Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales (ICAA), que puede pasar desapercibido dado que, en principio, su intención es regular la forma en la que salas de cine, distribuidoras y productoras contabilizan cuántos espectadores pagamos nuestras entradas cada semana. Pero la orden también alterará varios aspectos que afectan mucho (de un modo u otro) a los cinéfilos y a los cineastas: el acceso a las ayudas públicas y el funcionamiento del mercado de películas en internet.

En los preliminares del borrador de la orden, al que ha tenido acceso CINEMANÍA, se detalla que el proyecto responde “a una profunda actualización, refundición y modernización” de lo dispuesto legalmente hasta ahora sobre estos asuntos. Así mismo, se hace ver que introducirá medidas “sin precedentes en países de nuestro entorno” para que en las estadísticas de audiencia de una película contabilicen los espectadores que vean el filme por internet (a través, claro, de cauces legales) y en festivales. Según explica el actual director del ICAA, Carlos Cuadros, “no sólo contempla los consumos legales a través de internet, sino que también incluye los consumos a través de ventas y alquiler de DVD, la exhibición en festivales y otorga más garantías para el cómputo efectivo en las salas”.

Por ahora, esta orden ministerial no ha sido llevada a efecto, pero en un Real Decreto sobre la clasificación de películas publicado el 23 de abril se sientan las bases para su entrada en vigor. ¿De verdad son tan importantes los cambios que llegarán cuando se lleve a cabo? Y, de serlo, ¿a quién beneficirá, y a quién podrían perjudicar? Vayamos por partes…

El cine de autor amortiza

Para empezar, el cómputo de espectadores afecta a las ayudas complementarias a la amortización, subvenciones que se reciben en función a un sistema de puntos. Es decir: cuanto más haya costado una película (un mínimo de dos millones de euros de presupuesto para la máxima ayuda, o 1.500.000 euros en caso de coproducción), y más personas vayan a verla (mínimo, 60.000 espectadores), más podrá aspirar esta a recibir entre 200.000 y 1.200.000 euros del erario público, según las circunstancias de su producción. Habiendo posibilidad, además, de recibir una ayuda automática de hasta 800.000 euros en función de su taquillaje y su número de espectadores durante sus primeros 18 meses. Por supuesto, aún sumando el cómputo de descargas legales y el de los festivales al de las salas seguiríamos teniendo como ganadores a blockbusters patrios como Torrente 4. ¿O no?

Carlos Cuadros, director general del ICAA.

Carlos Cuadros, director del ICAA.

Pues no: por una parte, el propio Carlos Cuadros nos recuerda que, para aspirar a las ayudas de amortización, un filme debe cumplir “criterios objetivos de presupuesto, inversión del productor y espectadores”. Por otra, una consulta al borrador nos permite ver que, en sus disposiciones finales, éste otorga una cierta ventaja a los proyectos dirigidos por mujeres y a aquellos que transmitan un mensaje a favor de la igualdad de género.

Pero es Ignasi Guardans, director del ICAA entre abril de 2009 y octubre de 2010, quien nos da la clave. Durante su período al frente de la institución, Guardans impulsó esta orden y le dio forma (“Cuando me marché, estaba en fase de consulta, con el texto articulado hecho y enviado a los ministerios de Hacienda e Industria”, explica), y tiene claro que su intención es aumentar el acceso a las subvenciones de películas de autor. “Es lo que se quiere”, apunta el político catalán, actualmente Director de Asuntos Públicos en la UER (Unión Europea de Radiodifusión). Y prosigue: “El techo para las ayudas de amortización sigue siendo el mismo, pero ahora llegarán a películas pequeñas, no a grandes éxitos”. Según el político catalán, “lo que Torrente 4 saque en Internet no interesa a nadie, pero si contamos el público online de Pa negre, o el de La mosquitera en festivales, entonces marcamos una diferencia”.

Aún así, aquí hay algo que no cuadra. Y es que en España no acaba de implantarse un servicio como Voddler o Netflix, que permita descargar películas legalmente, bajo condiciones ventajosa para el usuario. Potenciar institucionalmente esta clase de iniciativas sería un paso básico para esa redistribución de las ayudas a la que apunta Ignasi Guardans. ¿Se han tomado medidas al respecto?

Según Carlos Cuadros, se trata de un sector ya cubierto por servicios como Filmotech y Filmin, “e incluso nos consta el interés de algunos que hasta ahora han estado lucrándose impunemente con el tráfico de contenidos robados por reconvertirse y comercializar los contenidos con las oportunas y legítimas licencias”. ¿Veremos a webs como Seriesyonkis distribuyendo sus contenidos legalmente y previo pago? Puede ser, pero según el máximo responsable de ICAA, el problema es otro: “ver cuándo la ventana de internet va a posibilitar la obtención de una rentabilidad suficiente como para que a los productores les compense otorgar a las plataformas online las oportunas licencias”. O sea, comprobar si el VOD tiene expectativas de negocio en España: las experiencias de compañías jóvenes como Youzee o Wuaki serán quienes determinen esto último.

Ignasi Guardans también se explica: “Las empresas [de distribución de cine en internet] existen: Filmin es un Netflix en pequeño”, apunta el ex director de ICAA antes de aseverar que una ayuda institucional sería ociosa: “El dinero para ellas ha llegado a través de las ayudas del Ministerio de Industria al comercio electrónico. Tanto si se vende cine como si se vende calzado, el dinero debe llegar a través del mercado”.

¿Pantalla grande, o pantalla doméstica?

Que Ignasi Guardans no es partidario de las ayudas al cine desde el Ministerio de Cultura es sabido: su presidencia en el ICAA trajo los actuales topes a las ayudas de amortización. Pero tanto él como su sucesor en el cargo nos han proporcionado un dato valioso. Tanto o más que la cantidad de dinero en juego, aquí lo importante son las llamadas “ventanas de explotación”, el tiempo que una película permanece en salas comerciales antes de que sus distribuidores den la licencia para exhibirla en otros formatos, como el doméstico (dvd, Blu-Ray) o internet.

Ignasi Guardans, ex director de ICAA.

Ignasi Guardans, director de ICAA entre 2009 y 2010.

Las primeras noticias sobre el proyecto, en su forma actual, afirmaban que este ‘permitiría el estreno en salas e internet a la vez’, aumentando el precio de la distribución online. Ambos puntos no son ciertos, al menos desde el punto de vista legal: según nos recuerda Ignasi Guardans, "No hay ninguna prohibición legal que impida esto [la distribución simultánea], y en la orden tampoco la hay, si la han dejado tal y como yo la hice. Otra cosa es que, por contrato y a nivel privado, se impongan límites". Cuadros, por su parte, apunta que “ese precio ya lo está marcando el mercado y no existe ninguna traba legal para su adecuación a lo que los espectadores estén dispuestos a pagar”.

Pero Gregorio Belinchón, periodista y blogger del diario El País, nos revela un nuevo factor de discordia: el tema que nos ocupa afecta a muchos canales e intermediarios. Y aunque la vigente Ley del Cine sólo contemple una restricción de cuatro meses para las películas españolas con subvención pública, esos distintos sectores tienen sus propios motivos para limitar (o acelerar) el acceso a otros formatos. “La difusión en internet tiene dos escollos: las televisiones y los exhibidores [de salas comerciales]”, precisa Belinchón. “Hay que explicarles que esto también les beneficiaría a ellos, que tienen que resolver sus diferencias territoriales, asumir un nuevo modelo de negocio y espabilar”.

Cines e internet: la lucha por el territorio

Borja de Benito, director de márketing de la Federación de Empresarios de Cine de España (FECE), enfoca el asunto desde otro punto de vista. Al igual que el resto de partes implicadas, nos informa, los exhibidores han mantenido reuniones con ICAA. Aún así, apunta, “nuestras sugerencias no han sido tenidas en cuenta”. Según De Benito, poner en pie de igualdad la distribución por internet y la distribución en salas sería un paso en falso porque, opina, “la trayectoria en cines de una película es la que le da valor”.

“Cuando se promociona el lanzamiento de una película en dvd –recuerda Borja- se recuerda el número de espectadores que ha tenido en salas, y cuando llega la hora de exhibirla en TV, las cadenas piden taquillazos como Avatar”. De Benito nos recuerda una frase de Bigas Luna (“Una película sin distribución en salas no existe”) antes de detallar que dos importantes cadenas de cines españolas preparan ya sus servicios de Video On Demand (VOD): “Yelmo Cineplex, con Youzee, y Cinesa con Cinesa Play”. Según remacha, “internet tiene importancia, pero por mandar una película a internet no tienes por qué fagocitar a las salas”.

Por el contrario, Pedro Pérez, el presidente de FAPAE (Federación de Productores y Empresarios Audiovisuales de España) considera que hay una forma de regular esta situación: mediante el control privado de los precios. Contento por las cifras que proporcionó en el pasado Festival de Málaga (“Ahora bajarán porque vienen estrenos de fuera”, apunta), Pérez sentencia que darle tanta importancia a los estrenos en internet es secundario “porque aún no hemos visto un auge de las descargas legales”. Así mismo, “los contratos con las televisiones [que se reservan los derechos de exhibición por haber participado en la producción de un filme] limitan las ventanas de explotación”.

'Avatar': la película más pirateada de 2010.

'Avatar': la película más pirateada de 2010.

Según Pedro Pérez, la preocupación de los exhibidores por una posible competición entre salas e internet puede ser rebatida: “Avatar ha sido la película más vista en salas”, nos recuerda, “y también la más pirateada de 2010, y eso no la ha quemado”. ¿Cuál es su solución? Pues una que ya se ha propuesto en EE UU y que –cosas de la vida- ha contado con la oposición de James Cameron. Se trata del formato Premium VOD, impulsado por cuatro grandes estudios (Warner, Fox, Universal y Sony), que permite adquirir a través de internet una película aún en cartelera, a costa de pagar un precio muy superior al de una entrada corriente. “Si yo soy el tenedor de derechos de una película y pongo su precio en internet a 30 dólares [algo más de 20 euros], pagarán quienes quieran verla en el salón de su casa, y el resto irá a las salas: es una demora intencionada”, precisa Pérez. Y remacha: “Tenemos que juntar plataformas y ponernos de acuerdo, para que iniciativas como esta, pero venidas de fuera, no conviertan al cine español en un complemento para la cartelera”.

“El consumidor no pide eso”, objeta Borja de Benito. “Según el modelo que defiende Pedro Pérez”, explica, “el precio de la distribución online bajará según vayan desapareciendo las películas de cartelera, pero nosotros creemos que lo que interesa no es poder ver una película antes o después, sino acceder a ella mediante una tarifa plana”. Es decir, el sistema usado por Netflix, y que webs españolas como Filmin o Wuaki aún no han aplicado. [Corrección: Filmin SÍ tiene oferta de tarifa plana] ¿Y por qué no lo aplican? Según Borja de Benito, “por la piratería”.

Streaming o estrenos.

¿Queremos estrenos en 'streaming', o en cine?

En todo caso, parece que aún faltaría mucho para que los aspectos de la orden ministerial relativos a internet diesen un resultado efectivo. Juan Carlos Tous, director general de Filmin, afirmó que aún no se habían acordado “ni precios mínimos, ni precios máximos” referidos a las descargas o el streaming, ni había habido contactos oficiales de su empresa con productoras o distribuidoras. Carlos Cuadros, por su parte, sí nos aclara una cosa: la acción en el mundo digital de la nueva ley será paralela a la de la llamada ‘Ley Sinde’: el director del ICAA apunta a que esta, “con su aplicación, se convertirá en el verdadero garante del desarrollo de un sector de forma sostenible y acorde con las nuevas vías de consumo”. Es decir: una vez que se haya liquidado a los piratas, se comenzará a fomentar la distribución legal.

Pero, ¿se podrá liquidar a los piratas? Desde aquí, lo dudamos mucho, y Juan Carlos Tous también lo duda. “La ‘Ley Sinde’ ha ayudado a generar debate entre los usuarios, pero no sé si será la solución definitiva”, concluye.

¿Qué pasa con los festivales?

Así pues, parece que el cómputo de entradas es un tema más importante de lo que parece, capaz de enfrentar los pareceres de todos los sectores de la industria. Aún así, nos queda considerar a la parte más olvidada: los festivales de cine. Según afirma una fuente conocedora del medio, existe el miedo en algunos sectores a que los certámenes “sirvan como un medio para hinchar las cifras de entradas”, sobre todo porque en ellos podría ejercerse –supuestamente- un control más laxo sobre el número de espectadores. Y, como ya señaló Ignasi Guardans, una diferencia mínima en el cálculo de espectadores puede suponer la vida (o la muerte) para una producción modesta y alejada del gran público. De ahí que la orden incluya extensas medidas para homologar e informatizar las entradas, tanto en salas comerciales como en eventos.

“Me parece justo que los espectadores de los festivales cuenten”, nos dice Javier Angulo, director de la SEMINCI de Valladolid. Angulo, que dirigió CINEMANÍA desde su fundación hasta 2006, sentencia que el certamen pucelano controla ya su número de espectadores mediante sistemas digitales, y no cree que pueda haber manipulaciones en otros ámbitos: “Las cifras que manejan los festivales son estimables, pero no gruesas”, sentencia tras recordarnos que hasta 60.000 espectadores han pasado por la SEMINCI. “Espero que los productores apoyen más a los festivales, porque les servirán de promoción”, indica.

Imagen de 'Todos vos sodes capitans'.

Imagen de 'Todos vos sodes capitans', de Oliver Laxe

Respecto a si este cambio legal facilitará la multiplicación de iniciativas como el I Festival de Cine Invisible, un certamen online y gratuito, tiene sus reservas: “No creo que lo vayamos a ver”, aduce. “Con el sistema actual, las distribuidoras sólo permiten hacer tres pases de sus películas en un festival, y no tenemos potestad para subirlas a la red”. Aún así, confiesa, prefiere que los festivales sigan ejerciendo como ventanas independientes, y se mantengan “distantes” de internet.

Por lo pronto, podemos citar el ejemplo de Todos vos sodes capitans, la película de Oliver Laxe ganadora del Premio FIPRESCI en Cannes 2010. Premio del Público en el Festival de Cine Invisible, este trabajo sumó 15.000 visionados en la competición online. Lo cual le proporciona sólo una cuarta parte de las 60.000 entradas necesarias para recibir la subvención máxima. Dado que su presupuesto ha sido mínimo (el director la concibió y rodó en el seno de un taller de cine para niños marginados en Marruecos), sus posibilidades de optar a subvención por la vía presupuestaria tampoco parecen halagüeñas. Aún así, la obtención en premios en festivales también suma puntos para recibir las ayudas complementarias de amortización.

Según las previsiones de Ignasi Guardans, esta reforma en preparación ayudará a películas ‘pequeñas’ a cubrir sus gastos, pero en el caso de ese ‘otro cine’ (el que, a fuerza de arriesgado, casi no llega a ojos del público), parece que aún queda mucho camino por recorrer.

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