'L.A. Times' reconoce su culpa en la caída de Jean Seberg

Medio siglo después, el rotativo de Los Ángeles entona el Mea Culpa por un artículo difamatorio que contribuyó al hundimiento de Jean Seberg
'L.A. Times' reconoce su culpa en la caída de Jean Seberg
'L.A. Times' reconoce su culpa en la caída de Jean Seberg
'L.A. Times' reconoce su culpa en la caída de Jean Seberg

Jean Seberg, la rubia actriz norteamericana que, a finales de los 50, se dejó el pelo corto después de ser Juana de Arco para Otto Preminger y vendió el New York Herald Tribune en los Campos Eliseos de Godard.

Jean Seberg, la estrella caída en desgracia que, 20 años después, aparece muerta en extrañas circunstancias en los asientos traseros de su coche, un Renault blanco, en la calle Général-Appert, de nuevo en París. Mucho se ha especulado sobre su muerte.

El 30 de agosto de 1979 salió algo errática (vestida solo con un abrigo) del apartamento que compartía con Ahmed Hasni, un argelino que la maltrataba y se aprovechaba de ella.

Apareció muerta ocho días después. Había ingerido una sobredosis de barbitúricos, y dejado una nota para su hijo Diego. Pero también tenía tal cantidad de alcohol en la sangre que estaba más cerca del coma etílico que de poder conducir. ¿Suicidio o conspiración?

Jean Seberg, encarnada por una luminosa Kristen Stewart en un biopic que tampoco arrojaba nueva luz sobre su figura, hubiera encabezado las manifestaciones de Black Lives Matter hoy en día. Fue sensible a la causa negra desde que era una adolescente, en contra de sus propios padres.

Aprovechó su fama para defender a los negros y a los indios. Tuvo un lío desastroso con un Black Panther (Hakim Hamal, primo de Malcom X), que también la maltrataba y se aprovechaba de ella, y el FBI de J. Edgar Hoover la puso bajo vigilancia, activando su paranoia y debilitando su frágil salud mental, que ya había quedado evidenciada en la esquizofrénica Lilith, de Robert Rossen, estrenada en 1964.

Es durante el verano de 1970, cuando unos rumores maliciosos llegan a los oídos de la columnista Joyce Haber, que los publica sin remilgos. Aunque no cita explícitamente a la actriz por su nombre, todo el mundo sabe de quien se trata: ¡Embarazada de un negro! Es-cán-da-lo. Así estaban las cosas entonces.

Fake News

Las consecuencias del artículo fueron desastrosas. Seberg, que se estaba divorciando del escritor francés Romain Gary, dio a luz prematuramente, dos meses antes de salir de cuentas, a una niña, Nina, que murió a los dos días. Gary publicó un artículo proclamando su paternidad (aunque el padre era otro, un aventurero llamado Carlos Navarra), y Seberg enterró a la criatura en un ataúd de cristal, para que todo el mundo pudiera ver que era blanca.

A partir de ahí, la vida de Seberg se convirtió en un auténtico infierno. Depresión, alcohol, drogas, intentos de suicidio, hospitalizaciones, crisis de demencia...

En 1979, el FBI reconoció haber propagado los rumores falsos con el fin de hundirla, por haber ayudado a financiar a los panteras negras, a los que habría entregado 10.000 dólares. Los Angeles Times publicó la noticia. Ahora, el rotativo reconoce su culpa con un artículo titulado "Cómo el FBI y Los Angeles Times destruyeron la vida de una actriz hace 50 años". Lo firma Nicholas Goldberg.

Y empieza así: «Hace 50 años, un redactor jefe de Los Angeles Times tuvo noticia de un peligroso rumor divulgado por el FBI. El Times lo publicó sin verificar la información, y la vida de la actriz quedó destruida...».

El objetivo era «neutralizar» a la actriz. «Ni el FBI, ni el Times sabían si la información era cierta. Seberg y su familia siempre negaron los hechos».

El nuevo artículo también recuerda la conferencia de prensa en la que Gary denunció que el FBI destruyó a Seberg con aquella noticia falsa. Y añade: «La época en la que el FBI utilizaba informaciones difamatorias para luchar contra los defensores de causas impopulares pasó hace tiempo. Siempre estaremos fuera de ese negocio».

En estos tiempos convulsos, el Mea Culpa del L.A. Times se convierte así en un explícito dardo contra Trump: «Siempre ha habido dirigentes que consideran que sus ambiciones y sus luchas personales están por encima del proceso democrático. Cuando se acerca el día de las elecciones, no olviden que ya hemos tomado esa vía, y no queremos tomarla de nuevo».

Fallecida desde hace más de 40 años, Seberg hubiera estado feliz de que su tragedia sirviera de algo contra la palpable amenaza que representa el actual presidente norteamericano. Un tipo que no le hubiera gustado nada, y más ahora cuando el país arde en defensa de los afroamericanos.

En 1972, tras divorciarse de Gary, que se suicidó un año después de su muerte dejando una famosa nota («nada que ver con Jean Seberg»), Seberg se casó con John Berry, un realizador americano que se había afincado en París para huir del Macartismo.

Ese mismo año, 1972, fue la única presencia femenina en la magnífica El atentado, de Yves Boisset, un filme muy político, que reconstruía, en clave de ficción, la desaparición de Ben Barka, líder político marroquí que fue secuestrado delante de la Brasserie Lipp de St Germain, en París, y del que nunca más se supo. Otra buena muestra del compromiso político de Seberg.

Luego, entre otros esporádicos papeles, protagonizó junto a Marisol la turbadora La corrupción de Chris Miller (1973), un giallo de Juan Antonio Bardem, y fue retratada por Philippe Garrel en la misteriosa Les hautes solitudes (1974), un film con un premonitorio tono fatalista.

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