De ídolo teen a actriz que se juega su carrera a cada paso, dentro y fuera del mainstream: la carrera de Kristen Stewart tiene muchos paralelismos con la de Jean Seberg, aunque su biografía no se acerca ni de lejos al rosario de tragedias que acabó con la actriz de Al final de la escapada.
Ahora que Seberg, el biopic dirigido por Benedict Andrews que se estrena en Filmin, nos muestra a la ex 'chica Crepúsculo' como el icono de la Nouvelle Vague (y de las películas de Otto Preminger), repasamos las razones por las que nos parece tan especial.
Estrella emancipada
Descubierta con
La habitación del pánico (2002) con apenas 10 años y consagrada gracias al éxito de la saga
Crepúsculo, parecía destinada a ser una novia de América a lo
Julia Roberts. Pero, al igual que
Robert Pattinson, enseguida decidió emanciparse entregándose a proyectos arriesgados, sin perder pie en el mainstream.
Actitud punk y zumos veganos
Desde la mítica
Adventureland (2009), que se rodó antes que
Crepúsculo, donde lucía camiseta de
Hüsker Dü, Stewart se ha prodigado en clips, paseado look desastrado y mostrado el dedo medio a periodistas y paparazzi, amén de encarnar a
Joan Jett en la infravalorada
The Runaways (2010). Pero su actitud rebelde no viene acompañada de excesos conocidos.
Conexión francesa
Además de ser imagen de
Chanel, a menudo con looks indescifrables, se dio un chapuzón francés en
Viaje a Sils María (2014), y obsesionó tanto a su director,
Olivier Assayas, que este ideó
Personal Shopper (2016) como una postmoderna deconstrucción del mito: Stewart aparece en la película como mujer (desnuda), estrella (con la fama simbolizada por un vestido plateado), y actriz peculiar.
El eterno mohín
Recién consagrada como mejor actriz de la década por la Hollywood Film Critics Association, Stewart ha patentado una manera de actuar inhibida, en la que florecen sutiles tics característicos y que básicamente consiste en ser ella misma. Su papel en
Certain Women (2016) quizás sea el que mejor ejemplifica su particular método.
Sexualidad fluida
Romper con
Robert Pattinson, un amor a caballo entre la ficción y la realidad, la llevó a buscarse a sí misma en una serie de relaciones con chicas, desde su amiga y consejera
Alicia Cargile a la modelo
Stella Maxwell, pasando por las cantantes
Soko y
St Vincent, que se suceden de manera aparentemente indolora, y que incluso podrían compartir el espacio-tiempo a la manera poliamorosa. Que se declarara gay en
Saturday Night Live para fastidiar a
Donald Trump (su principal detractor), también fue un gran ejemplo para las nuevas generaciones.
Modernidad líquida
https://www.youtube.com/embed/u37GTEjnQv4Pruebas últimas de que, parafraseando al fallecido sociólogo Zygmunt Bauman, Stewart es un icono para la «generación líquida» son Come Swim y The Chronology of Water. Lo primero es un corto animado a partir de sus propias pinturas, además de escrito y dirigido por ella, que puede verse como una oda al agua, mientras que lo segundo será su salto al largo como realizadora, una adaptación de la novela autobiográfica de Lidia Yuknavitch, una mujer castigada por la vida que superó sus traumas tirándose a la piscina.
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