Juan Cavestany: “Un mundo acaba y otro está llegando. He dirigido 'El señor' en este intermedio extraño".

Entrevistamos al director de 'Dispongo de barcos'. Su nuevo mediometraje, protagonizado por Luis Bermejo, cuesta tres euros y sólo se puede ver online. Por ANDREA G. BERMEJO.
Juan Cavestany: “Un mundo acaba y otro está llegando. He dirigido 'El señor' en este intermedio extraño".
Juan Cavestany: “Un mundo acaba y otro está llegando. He dirigido 'El señor' en este intermedio extraño".
Juan Cavestany: “Un mundo acaba y otro está llegando. He dirigido 'El señor' en este intermedio extraño".

“Ha enviado un pago de 3.00 EUR a Juan Cavestany mediante PayPal”, parpadea el mensaje en la home de www.dispongodebarcos.com. Inmediatamente me pregunto si Cavestany, director de El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo (2004) y ganador de un premio MAX por su montaje de la aclamada Urtain, habrá recibido en este preciso instante los tres euros que acabo de desembolsar, si le habrá llegado un mensaje al móvil o a su dirección de correo electrónico avisándole de mi descarga, si sabrá que yo, Andrea G. Bermejo, al otro lado de la pantalla, estoy a punto de darle al play, de ver El señor, su última película. Me lo pregunto porque estoy asombrada. Asombrada por la inmediatez de la compra. Asombrada por algo que, quizás, no debería resultarme tan asombroso. Ni siquiera en estos tiempos extraños y revueltos para la industria del cine. Porque, bien pensado, lo único que estoy haciendo es pagar a alguien por un trabajo que ha hecho. “Sí –me confirma Cavestany cuando me encuentro con él y le explico las razones de mi asombro–, el experimento de subir El señor a la Red y de ponerle un precio es una manera de intentar medir el valor de lo que hacemos, en este caso sin intermediarios, pura oferta y demanda: yo hago una pelicula y te la hago llegar directamente a ti”.

El valor monetario de El señor es de 3 euros. ¿Por qué no 2 o 5?, es mi siguiente (y casi) última pregunta. Luego la conversación con Cavestany sale sola, respondiendo él sin que me de tiempo a preguntar, como si fuese un telépata o como si estuviese siguiendo ese código absurdo, enigmático e hipnótico tan característico de sus películas. “En el fondo estoy probando –me contesta–. Según iba grabando la peli este verano la iba subiendo a YouTube. A la gente le gustaba y yo me fui emocionando. Pero de pronto pensé que yo vivo de esto y que estaba haciendo una película y dándola. Si unos piratean y otros regalamos, será imposible sobrevivir. Tenía que darle un valor a El señor. Las cosas tienen que tener un valor. Tampoco tengo una posición muy clara con lo del pirateo pero hay un mundo que se está acabando y hay algo nuevo que todavía no ha llegado. Estamos un intermedio que se alarga mucho y que es muy extraño. En este lugar nace mi película”.

El señor, rodada con una cámara casera HD, en los ratos libres de Cavestany y Luis Bermejo, tiene mucho de Dispongo de barcos, el filme low cost con el que el primero dejó a la crítica noqueada en 2010. En común tienen el presupuesto cero, el rodaje de guerrilla, la precariedad como sello, el reparto de amigos, las ganas de hacer cine. La diferencia entre ambas películas es que El señor es más sencilla. “Dispongo de barcos fue muy compleja de hacer. Había un guión hecho de hace tiempo. Intenté montarla con subvención. Intentamos coproducirla Antonio de la Torre y yo, al final no pudo ser, no encontramos dinero y la hacíamos cuando teníamos tiempo. La posproducción fue muy lenta y desesperante. Me juré no volver a meterme en algo así. Pero luego me di cuenta de que había un escalón por debajo de Dispongo de barcos, más precario aún, y que consistía en hacerlo todo yo, sin sonido y con un solo actor, Luis Bermejo (otro habitual de la troupe Animalario y a punto de estrenar La montaña rusa) para contenerlo todo mucho”. Así nació El señor, “una peli más clara, más limpia que Dispongo de barcos, una cosa precaria, más improvisada y, curiosamente, más normal dentro de que es rara”. “Pero con Luis todo salió solo. Él tiene una formación de clown. Sólo con ponerlo en medio del plano, es increíble lo que fue capaz de construir con el cuerpo”.

¿Una película rara? Sí. ¿Cine experimental? “No he hecho esta película para posicionarme en el cine experimental porque no lo conozco, no sé qué se está haciendo fuera del cine convencional”, nos sorprende Cavestany. ¿Entonces es una película rara de verdad? Sí. El señor es una película que nace rara y auténtica y que narra el día a día de un señor, recordándonos a veces a David Lynch y otras a Jacques Tati. “En el fondo habla –puntualiza Cavestany– de cómo el único sentido de la vida es conectar con el otro, algo que ya hacía Dispongo de barcos”.

“Aunque rodar El señor no me ha costado nada, la web desde la que se puede descargar cuesta mantenerla. Enseguida aprendí que para que ganase dinero tenían que darse muchas descargas, que no es un negocio rentable”. ¿Y entonces por qué Cavestany ha dirigido esta película, por qué no continúa escribiendo obras de teatro o cine con distribución en salas? La respuesta es sencilla e inspiradora: por ganas. “El señor sale de las ganas de no parar, de las ganas de no esperar. Y de hacer lo que sé. Que es muy poco y le interesará a poca gente, pero es lo que sé. Y los procesos habituales de montar una película, una obra de teatro o una serie de televisión, son largos, involucran a muchísima gente, dinero, tiempo, oportunidad económica y política. Hacer una película no puede estar sujeto a todo eso”.

Juan Cavestany: “Un mundo acaba y otro está llegando. He dirigido 'El señor' en este intermedio extraño".

¿Entonces las películas de Cavestany no son reivindicaciones de los márgenes, ataques a la industria del cine convencional? No. “Es una respuesta a una necesidad. No es algo ideológico –afirma Juan Cavestany–, con El señor no quiero posicionarme al margen porque esté harto o por salirme del sistema e ir a la contra. La verdad es que no quiero hacer ningún ruido porque no sé de qué estoy hablando como modelo. No quiero reivindicar nada. Me ha salido hacerlo así mientras hago otras cosas”.

Si Dispongo de barcos surgió de un sketch que Cavestany escribió para sus amigos de Animalario, el gérmen de El señor es, si cabe, más bizarro y entronca con el pasado periodístico del director. Antes de ser una película fue una noticia del falso periódico El Garrofer. “Era una noticia que contaba cómo un tipo se organizaba su propio cumpleaños. Un día le dije a Luis [Bermejo]: ‘Esta tarde te paso a buscar y lo rodamos’. Y nos gustó y nos lo pasamos muy bien. Y Luis me dijo: '¿Por qué no continuamos contando historias de este señor?”.

Primeros minutos de "El señor" from El señor on Vimeo.

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