Desde que a finales del pasado agosto se filtraran online decenas de fotos privadas de famosas desnudas que fueron robadas de sus cuentas personales, Jennifer Lawrence se había mantenido en silencio. La ganadora del Oscar fue una de las víctimas más afectadas, quizás la más famosa entre el puñado de estrellas del mundo del cine, la música y la moda que vieron cómo sus fotos íntimas empezaban a circular por internet. El número de octubre de Vanity Fair incluye una larga entrevista con la actriz y sus primeras declaraciones públicas al respecto. "Sólo porque sea una figura pública, porque sea una actriz, eso no significa que me haya buscado esto", afirma. "No significa que venga en el mismo paquete. Es mi cuerpo, debería ser elección mía, y el hecho de que no haya sido elección mía es absolutamente repugnante. No me puedo creer siquera que vivamos en un mundo así".
Mientras el FBI sigue investigando la autoría del robo de las fotos y cómo se produjo el hackeo en las cuentas personales de las víctimas, la actriz de 24 años recuerda que su rabia y frustración no se dirige sólo hacia los hackers, sino también hacia aquellos que vieron las imágenes online, incluida gente de su círculo cercano. "Cualquier persona que mire esas fotos está perpetuando un delito sexual. Deberíais cubriros de vergüenza", dice Lawrence. "Incluso gente que conozco y adoro dice 'Oh, sí, he visto las fotos'. No quiero enfadarme, pero al mismo tiempo pienso que yo no les he dicho que pudieran mirar mi cuerpo desnudo". Para la actriz, uno de los momentos más duros del asunto fue contárselo a su padre. "Cuando tuve que llamar a mi padre y contarle lo que había pasado... No me importa cuánto dinero gano con Los juegos del hambre; te prometo que si me dan a elegir entre ganar esa cantidad de dinero o llamar por teléfono a mi padre para contarle que ha pasado algo así... no merece la pena", recuerda, aunque sin perder el sentido del humor que caracteriza su personalidad. "Afortunadamente, lo pillé jugando al golf, así que estaba de buen humor".
Aunque en los días posteriores al crimen no se permitía reírse de la situación —"Estaba muy asustada y no sabía cómo iba a afectar a mi carrera"—, ahora Lawrence concluye el tema mirando hacia el futuro. "El tiempo lo cura todo, ¿sabes? Ya no lloro más. No me puedo enfadar más. No puedo permitir que mi felicidad dependa de que se atrape a esa gente, porque puede que nunca suceda. Sólo necesito encontrar mi paz interior".
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