Jaume Ripoll: "A Filmin uno va a descubrir y a otras plataformas va a encontrar’’

Junto a Juan Carlos Tous y José Antonio de Luna creó la primera plataforma de streaming en España. Hablamos con el hombre que decide lo que ves en Filmin
Jaume Ripoll: "A Filmin uno va a descubrir y a otras plataformas va a encontrar’’
Jaume Ripoll: "A Filmin uno va a descubrir y a otras plataformas va a encontrar’’
Jaume Ripoll: "A Filmin uno va a descubrir y a otras plataformas va a encontrar’’

Es fácil imaginar a Jaume Ripoll como un pequeño Tenenbaum programando bases de datos cinematográficas en su primer ordenador. “Tenía 13 años cuando hice mi primera base de datos organizando las películas de mi padre, una colección de 4.500 VHS, en la que aparecía el título, el director y el número identificativo para saber cuántas teníamos”, recuerda en un momento de esta entrevista telefónica. Resulta interesante partir de esa imagen premonitoria y repasar los hitos de la vida de este mallorquín que inevitablemente le llevarían a fundar en 2008, junto a Juan Carlos Tous y José Antonio de Luna, la primera plataforma de cine en streaming en España.

Todo comenzó con el dinero que sus abuelos habían ahorrado para comprarle un coche y que él invirtió en la ESCAC, donde se matriculó como estudiante de dirección de cine. La muerte repentina de su padre le devolvió a Mallorca, al frente del negocio familiar de videoclubs y, después, vinieron Manga Films y Cameo, pasos de su carrera sin los que difícilmente existiría Filmin. Hablamos con su cofundador en plena cuarentena.

¿Crees que la crisis producida por la COVID-19 ha acelerado la llegada del modelo audiovisual que viene o es un paréntesis?

Para saber si es paréntesis o punto y aparte nos falta tiempo. Es complicado aventurar cómo cambiará la industria del cine si no sabemos cómo va a cambiar el mundo. Entiendo que la pandemia pasará, no sé cuándo, y que hay elementos del ser humano que se van a mantener: la necesidad de reunirse, la necesidad de ver películas en espacios que no sean el hogar, la necesidad de acudir y celebrar festivales. Otra cosa es ver cuándo llega, cuánta gente sufre por el camino y cómo se va a formular. ¿Seguiremos viendo salas de cine con 400 personas o tardaremos un año y medio en poder ver algo así? ¿Seguiremos viendo festivales con presupuestos elevados donde hay una parte lúdica, festiva? ¿Será percibido como algo positivo por la sociedad o creerán que es algo frívolo e innecesario en tiempos de recesión? Estas preguntas hoy por hoy no se pueden responder. Creo que sería un error aventurarse a responderlas.

Aunque no sea tan dramático como lo es para los cines, esta crisis también es perjudicial para las plataformas de VOD. 

No creo que nadie pueda pensar que esto pueda ser beneficioso para una empresa. Porque todo lo que puedas haber ganado en estos meses de confinamiento posiblemente lo vayas a perder de manera más abrupta en los meses venideros ya que la economía tendrá una situación restrictiva que obligará a muchas familias a reducir los gastos mensuales. Una compañía como Filmin o el resto de plataformas estábamos creciendo antes de que esto ocurriese. Esta especie de empujón de consumo es un espejismo.

¿Ha subido mucho el consumo de Filmin en estos meses?

Ha subido muchísimo el consumo, no tanto los suscriptores. Sí se ha notado el ratio de películas vistas por suscriptor. Si antes eran 10 películas o series de media ahora estamos hablando de 15. También hemos notado que los picos ya no son tan picos. Es decir, que el grueso de visionados antes se condensaba en el fin de semana, siendo el domingo el día que más se usaban las plataforma. Hoy, el domingo es el día en el que más visionados registramos, pero cada día es un sábado en cantidad de visionados. Y tampoco se nota la caída de consumo a partir de medianoche.

Hay algo poético en que uno de los fundadores de Filmin empezase trabajando en videoclubs.

Sí. Para mí es algo familiar. Mi padre a finales de los 70 era programador de cines en los pueblos de Mallorca. Iba de un cine a otro con las latas de 35 en su Seiscientos. Por ejemplo, de El puño del dragón o Camelot son algunas de las que recuerdo. Luego fue la primera persona en tener videoclubs allí. Cuando él se muere de un infarto yo dejo de estudiar cine y heredo de forma involuntaria el  negocio de videoclubs de mi padre, con todo ese conocimiento adquirido de poder recomendar películas. Filmin no es un videoclub online pero sí tiene esa idea de prescriptor editorial que tenían los videoclubs. Yo recuerdo siempre los últimos años antes de volver a Barcelona, en 2004 o 2005, que lo que más feliz me hacía eran los clientes que venían al videoclub a hacer la tertulia, a hablar, a buscar recomendaciones. Eso era muy bonito, muy reconfortante.

Después trabajaste en Manga Films. ¿Qué aprendiste?

Descubrí más el cine independiente europeo. Mi cinefilia de joven, la que aprendí con mi padre, era básicamente estadounidense. En Palma los cines proyectaban sobre todo cine estadounidense, más allá de alguna excepción europea, cuando hubo ese boom de Kieslowski, Téchiné, etc, en los 90. También fui aprendiendo cómo funcionaba la industria. Y, sobre todo, a recomendar títulos. Ten en cuenta que yo estaba trabajando en Baleares y vendía películas de Manga a videoclubs y a Carrefour. Tenía que recomendarles películas que quizás ese videoclub o gran superficie desconocía y buscar mecanismos para que le pudiese parecer atractiva la película a ese posible comprador. Ahí aprendí a intentar hacer atractivo contenido que quizás a priori para ese posible comprador no lo era. Y es algo que en Filmin he intentado aplicar. Cómo luchar contra el rechazo inicial de alguien ante algo que desconoce, ante una idea del cine europeo preconcebida, a clichés... Para mí fue una lección.

Háblame de tu etapa en Cameo, empresa de distribución de home cinema independiente.

Tuve la suerte de que Juan Carlos Tous me llama en mi etapa de Manga y de los videoclubs, cuando ya tenía cierta sensación de fin de ciclo. Me vine a Barcelona. Trabajar en Cameo sí que fue definitivo en mi aprendizaje del cine europeo y también aprendí el proceso de adquisición de contenidos. Enseguida surgió la idea de Filmin. Yo a Cameo llego en 2005 y en 2007, junto a Juan Carlos Tous y José Antonio de Luna, ya empezamos a plantear Filmin.

Tras tu paso por Cameo, ¿sentisteis que había un público en España dispuesto a ver cine independiente y de autor?

En esos momentos, había una voracidad de adquisición de dvds. Del 2005 hasta el 2010, o 2012 incluso. Cameo consigue hacerse una marca. Es la primera compañía en ofrecer dvds de cine independiente. Estaba la sombra de Criterion y luego llegaron otras, pero estaba abriendo un camino. Aprendimos que había varios tipos de cine independiente, que había diferentes tipos de nichos y que también se podían recuperar clásicos de más difícil acceso y encontrar éxitos en series que estaban en internet, como Muchachada Nui. Estaba en YouTube pero fue un éxito de ventas en Cameo.

¿Hubo un momento fundacional de Filmin?

En verano de 2006. Me acordaré siempre porque era el Mundial de Fútbol. Pusimos el nombre de Filmin y empezamos con diferentes bocetos de cómo debía ser la página. Había una bolsa de trabajo, una taquilla, las críticas… y, de fondo, se alquilaban películas. Era un desastre. Poco a poco nos fuimos dando cuenta de adónde teníamos que ir. De 2006 a 2008, año en el que lanzamos la plataforma, fue un tiempo de sufrimiento y tortura.

Era un momento sin referentes…

Sí. Era un momento de descubrimiento y error. Éramos gente que veníamos del cine y, por tanto, no sabíamos cómo hacerlo tecnológicamente pero entendíamos cuál era el proceso que llevaba a un usuario a alquilar una película. O qué podíamos destacar de esa película. Lo que sucede es que entre lo que tú imaginas y lo que terminas haciendo en medio de una conversión tecnológica te equivocas mucho. Hay un componente de azar en el desarrollo de una empresa que consiste en encontrar a gente con talento.

Háblame de ese proceso de prueba y error.

Primero fue ese intento de cargar de cosas la página. Era un momento, 2007, 2008, en el que no confiábamos en nuestro producto, el alquiler de películas, y pensábamos que cargándolo de otros elementos íbamos a conseguir que entrasen los clientes. La primera lección fue dejar a un lado esa tendencia a lo barroco que añadía confusión. Ahora tenemos muy claro que lo que queremos es que se alquilen películas, cortos y series, aunque seguimos funcionando por prueba y error.

¿Cómo y por qué disteis el salto a la tarifa plana?

Fue en verano de 2010, en plena recesión económica y con la piratería desbordada. Era muy complicado creer que podíamos convencer al usuario de pagar 2,95 euros por títulos que quizás no conocían demasiado. Sabíamos que eso iba a limitar nuestro crecimiento. Tuvimos la fortuna de que nuestros socios (Avalon, Alta en ese momento, Golem, Vértigo, Wanda, Tornasol...) y otras distribuidoras aceptaron la propuesta, haciendo que las películas que habían pasado por Canal+ se pudiesen ver en Filmin por suscripción. Fuimos la segunda compañía en Europa en hacerlo gracias a esos distribuidores. También te diré que la respuesta de los espectadores fue mucho más baja de lo que esperaba. Pensaba: “Si estamos en un país de 47 millones de personas tiene que haber bastantes que quieran ver cine de autor”. Y no. Pero el invierno siguiente cerraron Megaupload y fue una ventana de oportunidad para que mucha gente descubriese Filmin. Coincidió con el estreno de Pa negre justo después de ganar en los Goya. Fue uno de esos brotes de esperanza que ha tenido Filmin a lo largo de su historia, indicadores de que íbamos por la buena senda. Durante todo el camino, años de dificultades y de perder dinero, hemos vivido momentos a los que agarrarnos que nos han permitido seguir. El año siguiente, por ejemplo, nos pasó con Carmina o revienta.

El número de cinéfilos en España es preocupantemente bajo. Por lo menos, el que acude a las salas de cine.

Esta es una reflexión que he hecho muchas veces. Los Pasolini, Fellini, etc, en los 60, tenían un millón de espectadores en cines en un país de poco más de 30 millones de personas... Hoy, en un país de 47 millones hay entre 20.000 a 40.000 espectadores para ese tipo de cine, quitando películas como Parásitos. ¿Dónde está la gente? Desgraciadamente, alguna se habrá muerto. Otra, estará en su casa viendo series o no querrá ver más este tipo de cine. El cine independiente tiene dificultad para que el público crea que merece la pena pagar una entrada de cine. Es así de triste.

Filmin inevitablemente acaba teniendo una función educativa.

Nuestro trabajo es intentar conseguir que aquello que nos gusta se vea. De ahí el lanzamiento de The Filmin Times. Creíamos que había muchas películas que no se veían y teníamos que encontrar la manera de que se viesen. Este es uno de los proyectos que más ilusión me hace. El proyecto original de hace un año, un poco más, era un mapa de Europa en el que podías ver qué películas se habían rodado en diferentes países. Luego pensamos en crear una herramienta con una parte histórica, didáctica, europea. Partimos de la idea de que el mapa fuese histórico. Entonces llegó Toormix y acabamos de darle esa última vuelta que fue esa estructura de periódico segmentada en cinco bloques que permiten descubrir películas. ¿Por qué se ha perdido público? ¿Cómo podemos recuperarlo? Bueno, hay herramientas educativas y formativas, y ojalá esta sea una de ellas.

¿Cómo describirías al espectador de Filmin hoy?

Yo no creo que haya un espectador de Filmin. Afortunadamente. Creo que no hay un tipo de espectador. Creo que en casi todos los espectadores modernos los gustos van cambiando por días. Tenemos tanto contenido a nuestro alcance que vamos configurando lo que queremos ver según nuestro estado de ánimo o nuestra fuerza de voluntad. Eso también se nota en Filmin. Aunque sí que te puedo decir que detectamos diferentes arquetipos: los jóvenes cinéfilos entre los 20 y 30 años que ven mucho cine clásico o autores como Dolan, Baumbach, Lucrecia Martel, Kelly Reichardt o Gaspar Noé; luego tenemos un público más adulto entorno a los 40 años que prefiere los títulos más conocidos o las novedades de alquiler o la serie de la que le pueden haber hablado; y después hay un público más adulto que ve series y cine clásico.

¿Dirías que ha mutado el suscriptor de Filmin en estos años?

Se ha ampliado la base. El suscriptor de Filmin de inicio era un suscriptor con cierto conocimiento de directores y ahora es un suscriptor más amplio. Quizás llegan por una serie y de ahí pasan a otra cosa como pueda ser el ciclo de Hitchcock o un Billy Wilder. Del mismo modo que se ha ampliado el catálogo de Filmin.

En ese sentido, ¿hacia dónde os gustaría seguir creciendo?

Yo creo que, sinceramente, estamos donde nunca hubiéramos soñado estar. Tenemos un catálogo que puede interesar a diferentes tipos de espectadores con los retos de conseguir mantener ese nivel de interés para los suscriptores. Esa combinación de estrenos exclusivos, series exclusivas, grandes clásicos, algunas producciones propias y películas de calidad que llegan en segunda ventana a Filmin ese es el escenario donde deberíamos movernos.

Tenéis un poder respecto a los cines y es el de posicionar las películas en vuestra página web. 

Sí, y eso es un reto. Cuando tienes tantos títulos todo el mundo quiere estar al principio. Eso ha podido provocar decepciones en algunos productores y distribuidores. Nuestro posicionamiento depende de cómo anticipamos lo que le puede gustar más a una base amplia de suscriptores, nuestros gustos personales y una realidad de resultados. Hay algo de síndrome de primera página que, sin embargo, puede ser beneficioso para que algunos títulos no tan conocidos crezcan.

Tengo una sensación como usuaria de Filmin y es que siempre encuentro algo para ver fácilmente.

Supongo que porque la gente que hacemos Filmin somos espectadores también. No solo miramos números y datos. Supongo que esto será virtud y defecto pero sí que sabemos que hay muchos espectadores que dialogan con aquello que el equipo de Filmin, que somos 18 personas, entendemos que puede funcionar. Cuando uno entra en Filmin entiende que es una plataforma viva que le permite descubrir títulos nuevos. Yo siempre he dicho que a Filmin uno va a descubrir y a otras plataformas va a encontrar.

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