10 partidas de ajedrez que hicieron historia audiovisual

'Gambito de dama' nos lo recuerda: el juego más venerable está lleno de locura

Anya Taylor-Joy en la serie 'Gambito de dama'.
Anya Taylor-Joy en la serie 'Gambito de dama'.
Cinemanía
Anya Taylor-Joy en la serie 'Gambito de dama'.

El ajedrez y el cine tienen muchas cosas en común. Para empezar, que ambas parecen actividades presididas por la lógica, hasta que te acercas a sus entrañas y compruebas que no siempre es así. Gambito de dama, la triunfadora serie de Netflix, nos ha ayudado a recordar algo que Humphrey Bogart y Stanley Kubrick (ajedrecistas federados y titanes del séptimo arte) sabían muy bien.

En CINEMANÍA no hemos querido dejar pasar esta oportunidad para dar jaque a la cámara, así que te presentamos una colección de 10 filmes en los que el ajedrez juega un papel crucial. Da igual que prefieras la notación algebráica o la descriptiva, que seas más de Fischer, de Karpov o de Capablanca: todas ellas merecen que abandones tu partida durante hora y media para echarles un vistazo. Total, las piezas no se van a mover del sitio...

El séptimo sello (Ingmar Bergman, 1957)

Oponentes: Antonius Block (Max Von Sydow), caballero medieval recién vuelto de las cruzadas con estrés postraumático, jugando con las blancas a cambio de más tiempo para vivir. A la Muerte (Bengt Ekterot) siempre le tocan las negras, pero como él/ella admite, es lo más natural.

Desarrollo: Itinerante y trapacero. Viajando por una Suecia llena de hermanos flagelantes, brujas a la parrilla y brotes de peste negra, el caballero y la Muerte se robarán piezas y secretos, mientras el pueblo llano (para variar) paga el pato de su ludopatía.

Blade Runner (Ridley Scott, 1982)

Oponentes: El ingeniero genético J. F. Sebastian (William Sanderson, con las blancas) siempre recibe enormes palizas a manos de su jefe Eldon Tyrell (Joe Turkel). Hasta que un forastero con el rostro de Rutger Hauer y la voz (en español) de Constantino Romero le ofrece su ayuda.

Desarrollo: Replicante e historicista. El juego de Tyrell y Sebastian sigue los movimientos del encuentro de 1851 entre Anderssen y Kieseritzky, conocido como 'La partida inmortal'. La victoria de Anderson ha pasado a la historia por su brillantez, y por no vacilar al sacrificar sus alfiles, su torre y su dama a fin de internarse en el territorio del adversario. ¿Casualidad?

2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968)

Oponentes: Adelantándose a su tiempo, como en tantas otras cosas, Kubrick presenta aquí un primitivo videojuego que permite al astronauta Frank Poole (Gary Lockwood, blancas) enfrentarse al computador HAL 9000.

Desarrollo: Fulminante. Los modales de HAL son exquisitos, pero eso no impide que el muy ajedrecístico director nos muestre cómo la máquina pensante le barre del tablero en dos jugadas. Como se verá más adelante, el ordenador tampoco vacila en realizar otra clase de movimientos.

X-Men: Primera generación (Matthew Vaughn, 2011)

Oponentes: Cuando Charles Xavier (James McAvoy, con abundante mata de pelo) descubre que Erik Lensherr (Michael Fassbender) es un as de las 64 casillas, recibe una prueba más de su magnetismo mutante.

Desarrollo: Premonitorio y mutante. Los espectadores de X-Men (Bryan Singer, 2000) ya vieron a la pareja (con los rostros de Patrick Stewart e Ian McKellen) dándose jaque, tanto en el tablero como fuera de él. Dadas las cualidades de uno de los contendientes, el uso de piezas de plástico es obligatorio.

La loca historia del mundo (Mel Brooks, 1981)

Oponentes: Un anónimo aristócrata francés descubre lo que es la monarquía absoluta cuando el mismísimo Luis XVI (Brooks) invoca su privilegio real para hacerle mate en dos jugadas, en esta partida con piezas de carne y hueso.

Desarrollo: Irrerverente y erótico. Aburrido del noble juego, el monarca declara la partida en tablas a fin de arrastrar a las piezas y los espectadores a un orgía ancien régime. Según sentencia el propio, en cita memorable, "¡Es bueno ser rey!".

Harry Potter y la piedra filosofal (Chris Columbus, 2001)

Oponentes: En las blancas, un enorme y sofisticado ajedrez hechiceril, diseñado para proteger uno de los muchos secretos del colegio Hogwarts. En las negras, unos tales Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson, con las varitas recién estrenadas.

Desarrollo: Espectacular y definitorio. Esta escena describió a Ron Weasley (Grint) como un ajedrecista más que potable (algo que no se dejó ver mucho en las siguientes entregas de la saga) capaz de sacrificarse a fin de que su amigo con gafas pudiese dar jaque mate, bien al rey de turno, bien a Voldemort.

El caso Thomas Crown (Norman Jewison, 1968)

Oponentes: Thomas Crown (Steve McQueen, blancas), millonario tarambana aficionado a los robos de arte con estilo, y la suspicaz agente de seguros Faye Dunaway. 

Desarrollo: Estilizado, mudo (salvo por la música de Michel Legrand) y, sobre todo, insinuante. El director explora el lenguaje gestual de los dos jugadores para dejarnos claro que, una vez que hayan dejado de buscarse las cosquillas sobre el tablero, pasarán a buscárselas fuera de él, preferiblemente en la cama.

Fresh (Boaz Yakim, 1998)

Oponentes: Aunque su padre vagabundo (Samuel L. Jackson) no se pasa por casa por razones obvias, Sean Nelson, camello prepúber y neoyorquino, se cita con él en el parque para jugar memorables partidas relámpago.

Desarrollo: Pedagógico. A través de sus encuentros con su progenitor, Fresh descubre que el ajedrez es una escuela inmejorable para la vida. Sobre todo si esa vida transcurre en una jungla de asfalto que ríete tú de The Wire.

En busca de Bobby Fisher (Steven Zaillian, 1993)

Oponentes: Un joven prodigio del ajedrez (Max Pomeranc) encuentra a un maestro inigualable en la persona de Ben Kingsley, profesor que hará por él lo que su padre (Joe Mantegna) no quiere, o no puede.

Desarrollo: Expeditivo y ejemplar. La principal lección que el profe Kinglsey imparte a su alumno es que, pase lo que pase, nunca debes dejar que el juego te arruine la vida.

Jaque al asesino (Carl Schenkel, 1992)

Oponentes: Christophert Lambert, gran maestro de ajedrez de inquietante historial psiquiátrico, se convierte en sospechoso de varios asesinatos. Resulta que el homicida es un viejo rival, ansioso por desafiarle a un duelo de ingenio.

Desarrollo: A distancia y por escrito: las jugadas del psychokiller aparecen anotadas en los lugares de los crímenes. Para colmo, la policía se mosquea con tanta insinuación ajedrecística y le considera como el principal sospechoso.

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