James Mangold ('Logan'): "Las escenas postcréditos me hacen sentir vergüenza"

'Hemos vuelto al público adicto a un puto bonus': el director de 'Logan' carga contra esos epílogos diseñados 'para hacerte comprar la siguiente película'.
James Mangold ('Logan'): "Las escenas postcréditos me hacen sentir vergüenza"
James Mangold ('Logan'): "Las escenas postcréditos me hacen sentir vergüenza"
James Mangold ('Logan'): "Las escenas postcréditos me hacen sentir vergüenza"

Te obligan a calentar butaca mucho más tiempo del necesario, convierten la salida del cine en una ordalía y, bien mirado, no dejan de ser un truco publicitario: las escenas postcréditos, ese recurso que Marvel ha puesto de moda en Hollywood, dan motivos de sobra para que sus detractores la pongan a caldo. Y, si hay un cineasta que destaque por su odio a esta estratagema, ese es James Mangold. El director no sólo se negó en redondo a incluir un epílogo de este tipo en su Logansino que ha arremetido contra la costumbre en una charla para el Sindicato de Directores de EE UU (vía io9).

Abundante en la palabra "fuck" y sus derivados, la diatriba de James Mangold revela una auténtica furia hacia el blockbuster moderno y sus cosas. El cineasta explica que su rechazo a las escenas postcréditos viene dado ya por el propio origen de esta práctica: "Las inventaron para aliñar películas tan apestosas que necesitaban tener algo al final para que el público las valorase mejor, cuando lo que ocurría era que las pelis en cuestión eran incapaces de aterrizar sobre sus propios y jodidos pies", exclama antes de abordar un panorama actual que, insiste, le parece dantesco. "Hemos convertido al público en adicto a un puto bonus en los créditos. Es vergonzoso. Quieren decir que no eres capaz de darle un buen final a tu película". 

"Incluso si consigues que 100.000 adictos a Twitter se pongan a apostar sobre qué puta escena saldrá tras los jodidos créditos, estás haciendo trampa", proclama el director. Y, añade, esto es sólo un síntoma de esas "malas costumbres jodidamente terroríficas" que se han convertido "en algo obligatorio". "El miedo a ser uno de esos directores, a tener a todo el mundo dándome palmaditas en la espalda cuando en realidad me siento como una mierda porque sé que he hecho trampa, es seguramente la cosa que más me asusta en este puto mundo", concluye.

La filípica de Mangold no ha caído especialmente bien ni entre el fandom ni entre sus compañeros de profesión, de modo que el cineasta publicó ayer en Twitter una explicación de sus palabras con menos furia y menos palabras malsonantes, pero con razonamientos más elaborados. "Las escenas postcréditos son el equivalente en cine del glutamato monosódico y el crack", opina. "Por supuesto que molan: están diseñadas para eso, para engancharte y que compres la siguiente película". A juicio del autor de Logan, la expectación por estos epílogos "degrada la integridad de la experiencia cinematográfica, ya que la película no termina, sino que te escamotea un auténtico final con una serie de agradables viñetas / anuncios de la cosa que vas a ver el año que viene".

"Las películas (una forma de arte que adoro) se degradan cuando dejan de funcionar como una forma con un comienzo, un medio y un final para convertirse en partes de una máquina serializada de hacer dinero", prosigue Mangold. "Esas escenas promueven un concepto falso de 'universo', como si la gente que las hace supiera qué es lo siguiente que va a pasar en la saga", apunta, cargando con las culpas a "una prensa aduladora que gana dinero gracias a esos 'universos' y al cotilleo que se monta alrededor de ellos". 

¿Tiene razón James Mangold? ¿Está exagerando? Cada cual tendrá su opinión acerca de sus afirmaciones. Sólo tenemos claro que, entre esta diatriba y sus negras predicciones sobre el futuro de la franquicia X-Men, a Kevin Feige no deben de sobrarle ahora mismo las ganas de encargarle una película…

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