"James Franco, el arte no es lo tuyo"

La nueva exposición del actor más 'cultureta' recibe una crítica desastrosa en las páginas de 'The New York Times'. El veredicto: "Que alguien le haga parar". Por YAGO GARCÍA
"James Franco, el arte no es lo tuyo"
"James Franco, el arte no es lo tuyo"
"James Franco, el arte no es lo tuyo"

Ya nos tocó decirlo en esta misma web: James Franco es un personaje de esos a los que, bien se ama y se admira por sus ambiciones culturales y su talento polifacético, bien se odia debido a su aura de hipster oficial de Hollywood. Ahora resulta que el empeño de Franco por convertirse en un Artista acaba de sufrir un duro golpe, o más bien una paliza antológica: la que su exposición New Film Stills (que se exhibirá hasta el 4 de mayo en la neoyorquina Pace Gallery) se ha llevado a mano de nada menos que Roberta Smith, la crítico de arte del New York Times.

¿A qué se debe esta defenestración? Pues partamos de la base de que, con la muestra, Franco apuntaba muy alto. Altísimo, más bien, porque New Film Stills no es sino un remake de Untitled Film Stills, una serie de 69 imágenes realizada en 1977 por 1980 por Cindy Sherman. Esta artista estadounidense, considerada una titana de la fotografía mundial, se autorretrató como protagonista de imágenes inspiradas en el cine de Hollywood, proponiendo así tanto un ejercicio de imaginación como una crítica de los clichés habituales en los personajes femeninos de celuloide. En el texto de rigor, Franco explica la ironía de retomar el trabajo de Sherman siendo él mismo un actor, y se describe a sí mismo como "actor, crítico, artista y personaje" todo a la vez. Un planteamiento muy interesante materializado de una forma un tanto tosca, porque tras tanto bombo resulta que New Film Stills consiste en retratos de Franco, travestido, imitando las poses de Cindy Sherman en sus famosas fotos.

"James Franco, el arte no es lo tuyo"

Y aquí es donde comienza la paliza. En el primer párrafo de su reseña, Roberta Smith propina la colleja inaugural sentenciando: "Quizás James Franco debería limitarse a actuar. En lo que respecta al arte, su falta de ideas da vergüenza ajena". Más adelante, la crítico señala que, si bien la intención del actor es abordar el trabajo de Sherman con "respetuosa transparencia", el resultado tiene más bien los rasgos de "un cinismo bochornoso": "En Film Stills, Sherman desaparecía en los estereotipos impuestos a las mujeres por el cine", señala Smith. "Por el contrario, el señor Franco nunca deja de ser James Franco, con su bigote, su barba y sus piernas peludas a plena vista, y en su rostro una expresión de estudiada vulnerabilidad o una mueca que dice 'miradme". Resumiendo, indica la experta, tal vez James Franco pretendía apuntarse el tanto del feminismo o de la autoironía, pero lo único que consigue es "interpretarse una vez más a sí mismo, con un pie en el mundo del arte y otro en el de las drag queens".

El texto prosigue llamando la atención sobre las cartelas que acompañan a las fotos, donde figuran los "insoportablemente adolescentes" poemas del propio James Franco, y sobre el "narcisismo santurrón" y la "desesperación confusa" que suponen, a juicio de Roberta Smith, los rasgos más característicos del James Franco artista. "Es difícil no sentir simpatía por él, y al mismo tiempo desear que algo o alguien le haga detenerse", concluye la que podría ser una de las mayores somantas de palos arreadas por un profesional a un artista con base en Hollywood.

Más allá de las risas (si las hay), ¿qué lección podemos extraer de esto? Recordemos que algunas de las aventuras más interesantes del Franco artista vienen de sus momentos menos pretenciosos: el proyecto de reconstruir las escenas perdidas de A la caza (la polémica película de Al Pacino y William Friedkin sobre el mundo gay leather) apuntaba a esa homofobia que aún persiste en la maquinaria de Hollywood, mientras que una película tan divertida y aparentemente menor como Juerga hasta el fin resultaba una sátira memorable, y más compleja de lo que parece, de la dualidad entre la vida privada y pública de las estrellas. Comparados con esto, apuestas como New Film Stills pueden recordar a esos lienzos tan discutibles que perpetra de vez en cuando Sylvester Stallone: la conjunción entre su pretenciosidad y el famosísimo nombre de su autor los convierte en dianas para la crítica demoledora y la parodia, sólo un peldaño por encima de los cuadros con payasitos llorando.

Irónicamente, y como sabemos, en Hollywood viven otros personajes cuya mano para las artes plásticas es buena o muy buena. Señalando ejemplos que han aparecido en esta misma web podemos comentar las fotografías de Jeff Bridges y Jessica Lange, o las pinturas y esculturas que David Lynch sigue marcándose de cuando en cuando. Irónicamente, también, muchos de estos creadores con talento disfrazan sus logros con modestia (Bridges, un as con la cámara, sostiene que sus trabajos no dejan de ser un hobby cimentado en su propia vida) o gozaban ya de un curriculum como artistas muy sólido (el caso de Lynch) antes de lanzarse al cine. Tal vez cuando Franco haya adquirido más sabiduría con los años su obra se contagie de esta modestia, o de ese conocimiento de los vericuetos de galerías y museos. Tal y como se presenta a sí mismo actualmente (bien rodando un filme, bien almorzando con Marina Abramoviç), nosotros sólo podremos sentenciar que esta golpisa se veía venir.

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