Y las apuestas se cumplieron, Irene Moray se hacía con el Goya a mejor cortometraje de ficción por su reconocido Suc de síndria, una visión intimista sobre una pareja disfrutando de su intimidad y superando la agresión sexual de ella. La directora mostraba su alegría al recibir el premio y aprovechaba para hacer un alegato por el derecho de la mujer.
"Quería dedicárselo a todas las supervivientes. Y un recordatorio de que estas mujeres tienen derecho a hacer ruido, a triunfar, a disfrutar de la vida, de su cuerpo, a correrse y el derecho a ser quien ellas quieran ser", señalaba Moray durante su discurso que dividía a las redes sociales.
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