'Infiltrado en el KKKlan': el mensaje de Spike Lee a Donald Trump

El director de 'Haz lo que debas' regresa con esta historia real de los años 70 en la que un policía negro se infiltró en el Ku Klux Klan
'Infiltrado en el KKKlan': el mensaje de Spike Lee a Donald Trump
'Infiltrado en el KKKlan': el mensaje de Spike Lee a Donald Trump
'Infiltrado en el KKKlan': el mensaje de Spike Lee a Donald Trump

Ron Stallworth fue el primer policía negro de Colorado Springs. En plena lucha por los derechos civiles, en los años 70, Stallworth, confiado y encantado con su trabajo, consiguió infiltrarse en el Ku Klux Klan por teléfono y utilizando como doble a un compañero blanco. Llegó a ser líder del grupo de su ciudad. Contó su increíble historia en un libro publicado en 2014 que llegó a las manos de Jordan Peele en pleno éxito de su película Déjame salir. Su productor se lo había mandado porque parecía perfecta como su siguiente película, pero él solo tardó unos minutos en darse cuenta de que había alguien mejor para llevarla a la pantalla: Spike Lee. “¿Esto es real?” fue la reacción inmediata del director neoyorquino al escuchar la narración de Jordan Peele. Ninguno de los dos podía creer que lo fuera, que hubiera ocurrido 40 años atrás y nunca lo hubieran oído. En pleno auge de Trump y de la extrema derecha que campaba a su sombra, decidieron que era “una película urgente”.

“Siempre he creído que si quieres ser un artista, tienes que perseguir la verdad”, decía Spike Lee en el pasado Festival de Cannes, donde presentó mundialmente esta película, Infiltrado en el KKKlan, que sí logró hacer en tiempo récord y con la que se quitó su espinita con el certamen: al ganar el Gran Premio del Jurado, se olvidó de aquella Palma de Oro perdida para Haz lo que debas ante Soderbergh en 1989. Puede que 30 años separen Infiltrado en el KKKlan y Haz lo que debas, pero les unen muchas cosas. Para empezar, esa búsqueda de la verdad, su compromiso por un cine social y provocador sin abandonar el humor (que no la comedia). “No lo he hecho yo solo –suelta–, mis directores favoritos ya mezclaban el humor con temas serios. Mira Kubrick y Teléfono rojo; Sidney Lumet y Network; Billy Wilder y Traidor en el infierno, ¡era un campo de concentración nazi!”.

Las dos películas, además, son un retrato de la tensión racial en EE UU. Distintos escenarios: Haz lo que debas en el Brooklyn de finales de los 80; Infiltrado en el KKKlan en los 70. Mismo fin: Ambas “conectan con el presente”, dice el director. Infiltrado en el KKKlan, de hecho, conectó tanto con el presente que cuando estaba en pleno montaje, observando horrorizado las revueltas de Charlottesville tras la concentración de la extrema derecha y la muerte de Heather Heyer, decidió incluir aquellas imágenes reales al final del filme. “Solo tenía que hacer una cosa: conseguir el teléfono de la madre de Heather y pedirle permiso”, cuenta.

EL ARTE PUEDE CAMBIAR EL MUNDO

“Esta película para mí es una llamada de atención”, dice. Es una llamada global al “mundo loco en el que vivimos”, pero sobre todo a “ese tipo de la Casa Blanca”, cuyo nombre se niega a pronunciar y a quien se refiere como “el monstruo naranja”. “Me da igual lo que digan los críticos: sé que esta película está en el lado correcto de la historia”. Sus actores están de acuerdo. “Aún creo en el poder del cine”, dice Adam Driver, que interpreta al policía blanco que se hace pasar por Ron Stallworth. “Spike no tiene miedo a dar su opinión y su punto de vista es lo que le convierte en un gran director”. A pesar de su apretada agenda, Driver solo necesitó una llamada de Lee para entrar en la película que ya tenía un protagonista: John David Washington, a quien el director conocía desde niño porque es el hijo de su amigo y actor habitual, Denzel Washington. Laura Harrier (Spider-Man: Homecoming), como un compendio de mujeres reales del Black Power; y Topher Grace, como el máximo líder del Klan, cierran el reparto protagonista del filme más importante que ha hecho Spike Lee en los últimos años. Su reencuentro con audiencia, crítica, una nueva forma de canalizar su enfado y lucha. Porque aunque ahí fuera todo lo ve muy mal, en el cine aún encuentra esperanza: “Me iré a la tumba creyendo que el arte puede cambiar el mundo”.

Infiltrado en el KKKlan se estrena el 31 de octubre.

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