'House of Cards'

Hubo otra The House of Cards allá por 1990 en la que Frank Underwood se llamaba en realidad Francis Urquhart, arqueaba las cejas en un gesto a medio camino de la flema y el cinismo (muy británico todo ello) y manejaba los hilos de del partido conservador en los pasillos circundantes al Big Ben en vez de manipular a sus compañeros demócratas de la Casa Blanca. Era una serie de recursos limitados, como casi todas las de la BBC, y también marcada por un profundo conocimiento de los entresijos políticos tratados aquí a la manera de una contemporánea tragicomedia “shakesperiana”. La trama daba tan solo para cuatro episodios que Cameo recuperó para vídeo no hace tanto (a finales de 2011) en un sobrio pack de tres discos que no incorporaba contenidos adicionales. Aquellos a los que se les escapó en su día harían bien en pasarse ahora por la web de Cameo donde la encontrarás en oferta por sólo 18€.

A David Fincher lo tenemos por un tipo culto, de esos que se dicen “leído” aunque en su caso habría que decir que lo ha “visto” todo o casi todo. Sin embargo en una entrevista que la revista Empire le hizo el pasado año al hilo del estreno de su versión de The House Of Cards, aseguraba que no conocía la serie original, al menos no hasta que su colega y amigo el productor Josh Donen le puso tras la pista. Donen y Fincher estaban siguiendo el modelo que ha llevado al éxito a shows como The Killing o The Office: la libre adaptación al formato de teleserie “a la americana” de un formato televisivo europeo, tomar una idea y estirarla como el chicle gracias al concurso de un equipo de guionistas de primera tantas temporadas como permitan los índices de audiencia.

Para su primera incursión en la TV el director de Se7en o El club de la lucha fichó a Beau Willimon, que acababa de escribir una farsa política igualmente crítica a la vez que divertida, Los idus de marzo, y echó mano de sus contactos para encargar algunos de los capítulos a otros ilustres de la gran pantalla como Joel Schumacher (capítulos 5 y 6),James Foley (capítulos 3, 4 y 9), Charles McDougall (capítulos 7 y 8), Carl Franklin (capítulo 10 y 11) y Allen Coulter (capítulos 12 y 13). Porque, aunque su nombre aparece en grandes caracteres en los créditos de The House of Cards, Fincher ejerció mayormente como Productor Ejecutivo del asunto y sólo se puso tras la cámara en dos ocasiones para poner a andar el proyecto: en los dos primeros episodios.

¿El resultado? Un producto que huele a HBO sin serlo y en el que reconocemos muchos de los clichés del serial televisivo contemporáneo: el personaje principal responde al cada vez más frecuente perfil de villano entrañable que en su caso tiene muchos puntos en común con el Nucky Thompson (Steve Buscemi) de Boardwalk Empire, mientras que su esposa Claire (Robin Wright) demuestra esa antipática frialdad que Glenn Close bordaba enDamages. El interés por las turbias relaciones entre política prensa y otros honorables estamentos de la sociedad se aproximan bastante a lo que habíamos visto en The Wire; y las histéricas tomas de decisiones en los distintos gabinetes tienen mucho que ver con la caótica y politizada redacción que se muestra en The Newsroom.

LOS LANZAMIENTOS DE LA SEMANA

MARTES 5

warner TREME dvd/bd

MIÉRCOLES 6

eone CSI LAS VEGAS 12 dvd

selecta vision ATAQUE A LOS TITANES VOL 6 bd

selecta vision COLORFUK dvd/bd

selecta vision GURREN JAGANN dvd/bd

selecta vision THE VIRAL FACTOR dvd/bd