Historia de un superviviente: lo mejor de Sancho Gracia

Infravalorado durante la mayoría de su larga vida, el actor madrileño tuvo los suficientes títulos valiosos en su carrera para componer con ella una pequeña historia del cine español. Por YAGO GARCÍA
Historia de un superviviente: lo mejor de Sancho Gracia
Historia de un superviviente: lo mejor de Sancho Gracia
Historia de un superviviente: lo mejor de Sancho Gracia

Lo más triste de la muerte de Sancho Gracia, desde cierto punto de vista, no ha sido el hecho en sí, aunque este nos ha dejado bien dolidos. Lo más puñetero de esta despedida, o como se quiera llamarla, es que nos priva de un actor español "de los de antes". Un exponente de esa dinastía de currantes natos a la que también pertenecieron José Luis López Vázquez, Fernando Fernán Gómez y José Sazatornil, cada uno a su estilo: más preocupados por llegar al próximo fin de mes que por verse cubiertos de estatuillas, y (por eso mismo) capaces de dar lo mejor de sí mismos tanto en el teatro como en cine o en TV, dando ejemplo de profesionalidad tanto en obras de postín como en productos infames.

Investigando para ofrecerte este homenaje al intérprete madrileño, que acaba de irse a las puertas de los 72 años, nos ha costado mucho juntar imágenes y material videográfico. También nos ha costado elaborar una lista de títulos, puesto que en la extensísima filmografía de Gracia abundaron los papeles secundarios (con o sin la coletilla "de lujo") y, aunque ahora nos parezca natural encomiar su talento, su imagen pública durante décadas se limitó a la imagen de gañán con patillas. Por ello, consideramos que nuestro informe es todavía más importante de lo usual: a Sancho Gracia le costó una vida entera dejar de ser un actor infravalorado.

Los camioneros (serie, 1973)

El binomio "Sancho Gracia más televisión" tiene una respuesta casi automática, ¿verdad? Pues esa respuesta, nos tememos, es un poco precipitada: antes de irse a Sierra Morena a matar franceses, y siendo ya un rostro habitual en los espacios de teatro filmado, Gracia tuvo su primer papel catódico de largo recorrido a bordo de un Pegaso 1080 marcado como "Transportes Gutiérrez - Talavera de la Reina". Los 160 caballos del aparato solían dejar tirado a nuestro héroe a la menor ocasión, lo que daba pie al actor para desenvolverse en su registro de macarra con pantalones de campana, y a Mario Camus y Adolfo Aristaráin para filmar sus peripecias. Tan valiosa como olvidada, Los camioneros es un tesoro a redescubrir.

Curro Jiménez (serie, 1976)

Ahora, sí: esto es primero en lo que que pensamos los puretas cuando nos viene a la memoria el nombre de Sancho Gracia. Su estampa cabalgando hacia la cámara en compañía de Pepe Sancho y Álvaro de Luna, bandoleros andaluces de faca fácil, hizo eso tan tópico de "marcar la conciencia colectiva de la Transición". A lo cual ayudaron no poco sus secundarios de lujo: Manuel Alexandre, Carmen Maura, Eusebio Poncela y (en fin) Isabel Pantoja. Pero que nadie se llame a engaño, porque el actor era el primero en reconocer que el protagonista (concebido por él mismo) "era un desgraciado: los franceses le matan a la familia, le dejan sin trabajo...". Y que en el fondo de la serie latía el corazón de un spaghetti western. Como testimonio de su éxito, Curro Jiménez tuvo una secuela cinematográfica, y una continuación televisiva (C. Jiménez: El regreso de una leyenda, 1994) que es mejor olvidar.

Guerreras Verdes (1976)

Pese al cariño que le teníamos, y a su carisma, Sancho Gracia no dejaba de ser un actor español. Y, como siempre ha solido ocurrir, eso le obligaba a apuntarse a lo que tocaba. Si lo que tocaba era una serie o un filme interesantes, pues genial, pero si en cambio era una película coprotagonizado por Carmen Sevilla sobre heróicos guardias civiles que reprimen huelgas en la Andalucía del siglo XIX, pues había que apechugar con ello. Guerreras verdes se gana un lugar aquí por la ironía que supone ver al forajido Gracia con tricornio, y porque si en lugar de en Jaén estuviese ambientada en el Far West de Almería, Tarantino se la sabría de memoria: así de psicotrónica resulta.

La huella del crimen: Jarabo (telefilme, 1985)

Algo bueno tenía que tener la crisis: los recortes presupuestarios en TVE han llevado al Ente a reponer en antena series de sus archivos, tan espléndidas como La forja de un rebelde o esta recopilación de crónicas negras (e ibéricas) producida por Pedro Costa Musté con directores y repartos estupendos. Dirigido por Juan Antonio Bardem, el capítulo protagonizado por Gracia es uno de los mejores de la colección, con nuestro hombre dando vida al serial killer más famoso de la España de la posguerra. Drogas a granel, mucha sangre y una valiosa lección para terminar: si vienes de una familia adinerada y te ganas un lugar en los titulares, la policía te invitará a champán aunque seas una mala bestia.

Cachito (1996)

Está bien recordar que lo dicho antes para los actores españoles (básicamente, que tienen que aguantarse con lo que toca) también se aplica para los cineastas, como Enrique Urbizu. Viéndole ahora, tan valorado y tan cargado de Premios Goya, es fácil olvidar que el autor de No habrá paz para los malvados convirtió un relato de Arturo Pérez-Reverte en este producto alimenticio a mayor gloria de Amara Carmona, la hermanita del clan Ketama a la cual se le antojó actuar. Menos mal que ahí estaba Sancho Gracia, sacando petróleo de su registro macarra y proxeneta en un papel (de villano) concebido originalmente para Joaquim de Almeida. Actor y director repitieron, de forma mucho más breve, en La caja 507.

El crimen del padre Amaro (2002)

Será por su voz quebrada, o porque con los años el rostro iba volviéndosele más y más rocoso, pero el Sancho Gracia maduro bordaba los papeles de sujeto sin escrúpulos. Este gran éxito de taquilla en México, con Gael García Bernal y una buena dosis de escándalo entre sus méritos, le permitió sumar puntos como un sacerdote rural siempre dispuesto a poner el cazo y a transigir con quien sea a cambio de las proverbiales treinta monedas. Aunque se trate del narco más poderoso de la comarca.

800 balas (2002)

...Y, tras cuatro décadas justas de carrera, llegó todo lo que Sancho Gracia siempre se había merecido: una película para él solo, un personaje de esos que su quinta llamaban "un bombón" (aunque este supiera a vino a granel y whisky rancio) y un duelo dramático a la altura de Rápida y mortal con la tremenda Carmen Maura. Álex de la Iglesia, que había contado con él por primera vez en Muertos de risa, obsequió a nuestro hombre con todo ello en su película más divertida, más redonda y más valorada internacionalmente. Y que, además, rendía tributo a Los 100 rifles, un western de serie B en el cual Gracia había intervenido sin acreditar. Después de este filme, en la carrera de Gracia siguió habiendo trabajos de circunstancias y productos de calidad cuestionable, pero nosotros supimos que él había sido amigo (en espíritu) de Clint Eastwood.

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