Hirokazu Koreeda: “Cada vez entiendo menos las películas”

Este verano pasé una mañana de mi viaje a Japón buscando la casa de Nuestra hermana pequeña. Recorrí Kamakura, ciudad playera a una hora de Tokio, según las instrucciones de algunos internautas en una especie de gincana cinéfila que me llevó a la pastelería del filme, a seguir las vías del tren y a escuchar las palmadas de los sintoístas que invocaban a los espíritus en los templos silenciosos. Aunque la visita era propiamente un argumento de película de Koreeda, nunca encontré lo que buscaba. Volví a Tokio pensando que internet mentía y que la casa no se encontraba en ese pueblo rico, el primero que habíamos visto en un viaje de dos semanas. Tampoco sabía que, un par de meses más tarde, iba a tener la oportunidad de preguntarle al propio director de la película en San Sebastián. “¿Fuiste a la estación de Kita-Kamakura?”, preguntó Hirokazu Koreeda nada más escuchar a la traductora. Contesté que sí. El director, de vocación novelista y considerado por muchos como el sucesor de Ozu, presentaba en el festival su último filme, El tercer asesinato, su primer thriller judicial protagonizado por Masaharu Fukuyama, con el que ya trabajó en De tal padre, tal hijo.

–Debiste subir a la montaña– contestó con semblante inescrutable, como buen japonés. ¿Me estaba regañando Hirakazu Koreeda?

¿Por qué decidiste hacer un thriller, algo atípico en tu filmografía?

Que sea un thriller es algo casi circunstancial. Yo lo que quería hablar es de cómo se juzga a la gente, quién lo hace y por qué. Para eso necesité la figura de un abogado como personaje principal. Una vez que tuve al abogado, necesitaba un caso, así que inventé un caso de asesinato. El thriller ha sido el resultado pero no el punto de partida.

¿Qué era lo que te interesaba de la justicia?

Hablando con un amigo abogado me sorprendió descubrir que, desde su punto de vista y al contrario que para la gente ajena a la justicia, en una corte lo importante no es la verdad. Su objetivo es hacer un ajuste de intereses. Esto me llamó la atención y quise hablar de este tema a través de un abogado que sí estuviese interesado en conocer la verdad.

¿Algún thriller te ha servido de referencia?

He bebido de otras películas, pero la mayor fuente de inspiración fue un equipo de siete abogados que monté. Con ellos hacía una especie de simulacro. Uno era el juez, otro el defensor, otro el fiscal… A partir de eso, tomé las ideas de casos y situaciones reales y escribí el guion. Es una película muy realista.

La familia sigue siendo importante en El tercer asesinato. ¿Hacer películas es una manera de resolver esas problemáticas familiares?

En El tercer asesinato, los dos protagonistas, abogado y acusado, tienen relaciones problemáticas con sus hijas. Pero, en este caso, no me interesaban tanto los problemas familiares sino encontrar algo que acercarse a estos dos personajes. Otro punto en común que encontré para ellos es el paisaje de Hokkaido, al norte de Japón. Respondiendo a tu pregunta, yo no hago dramas familiares para resolver mis propios conflictos sino porque me interesan como creador. Pero, es verdad, que de manera indirecta sí que me puede influir en mis relaciones familiares. Por ejemplo, con mi hija.

Ya que mencionas Hokkaido, ¿por qué decidiste rodar en esa región tan desconocida de Japón?

A nivel visual, quería utilizar tres colores. El rojo de la sangre y del abrigo de la chica, el negro de la noche y el blanco de la nieve de Hokkaido.

¿Cómo piensas las películas? ¿Te vienen a la mente en imágenes o con palabras, teniendo en cuenta que tenías vocación de novelista de joven?

Son los dos procesos. Escribo y, mientras escribo, me vienen las imágenes a la mente.

¿Sientes que has cambiado como cineasta desde que empezaste hasta hoy?

Ahora soy más viejo [se ríe]. Cada vez entiendo menos las películas y, por eso es precisamente interesante.

El tercer asesinato se estrena el 27 de octubre.