[Americana 2019] 'Hale County this Morning, this Evening': filmar a tus vecinos con respeto y libertad

El Americana Film Fest, que alcanza su sexta edición habiéndose consolidado ya como una cita cinéfila a tener en cuenta en la agenda barcelonesa, ofreció estos días la posibilidad de ver cuatro de las cinco películas nominadas al Oscar en la categoría de mejor documental. Entre ellas, además de la que finalmente lo ganó, Free Solo de Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi, está Hale County this Morning, this Evening, el debut del fotógrafo y entrenador de baloncesto afroamericano RaMell Ross. Ross llegó a esta empobrecida comunidad mayoritariamente negra de Alabama en 2009 y no tardó en empezar a filmar a sus nuevos vecinos, registrando momentos de su día a día e interrogándose sobre cómo acercarse a ellos con la cámara.

A lo largo de Hale County this Morning, this Evening aparecen algunos rótulos, a modo de sutiles pies de imagen que contextualizan lo que vemos. Uno de los primeros se pregunta precisamente por cómo evitar encasillar a los sujetos que se filman. Aunque Ross nos irá introduciendo paulatinamente en la vida doméstica de una pareja y de su hija pequeña, en lo que sería el hilo narrativo más palpable de la película, esta nunca da la impresión de estar supeditada a una jerarquía argumental rígida: conoceremos algunos rostros y algunos nombres, y seremos testigos de acontecimientos importantes en las vidas de esas personas concretas, pero el montaje nunca permite que nos anclemos demasiado a ellas y lo que experimentamos es un deambular por los días y las noches, tal y como reza el título, del condado de Hale.

Una de las cosas en las que repararemos viendo el filme es en el interés de RaMell Ross por la luz. Ya sea en el resplandor producido por un relámpago en la noche; el reflejo de los cuerpos en movimiento, en una pista de baloncesto, en una franja producida por el sol en la pared; los faros de los coches cuando está oscuro o la calidez que se origina alrededor de una pequeña bombilla con la que juegan unas niñas, está esa voluntad tan presente en el cine experimental de ver cómo la luz modifica los cuerpos. Llega un momento en el que, mientras Ross filma el sol destellando entre los árboles, tras una fina humareda, oímos que alguien le pregunta qué está haciendo. Y él le responde, con amigable franqueza, que trata de capturar el efecto del sol detrás del humo, que no es algo que se vea todos los días. El tono coloquial de la breve conversación da buena cuenta de la humildad con la que el cineasta se acerca a lo que filma.

Esa voluntad de dejarse sorprender por lo que ocurre en cada momento se complementa con un trabajo en la sala de montaje para el que Ross contó con la asesoría creativa del tailandés Apichatpong Weerasethakul y la producción ejecutiva de la documentalista estadounidense Laura Poitras. La banda de sonido de la película nos recuerda, en ocasiones, que estamos ante lo que podríamos llamar un poema visual que no pretende erigirse en una fotocopia de ninguna realidad. Así, a veces a las imágenes se les yuxtaponen sonidos que nos hacen pensar si lo próximo que veremos responderá a lo que estamos oyendo, incluso, vuelven sonidos que ya hemos oído antes y que asociamos a imágenes anteriores.

Puede que en ocasiones Ross sea indulgente con el material de que dispone. A veces se demora filmando movimientos en bucle que transmiten una sensación de enclaustramiento, como cautivado por la repetición. Y no todos los recursos cinematográficos que emplea funcionan igual de bien. Pero es cuanto menos saludable la existencia de películas como esta, que se permiten cierto grado de libertad en lo que a la organización de las imágenes se refiere. Tan saludable como la respetuosa curiosidad con la que el director de Hale County this Morning, this Evening se acerca a los rituales tanto íntimos como comunitarios de su vecindario.