[Goya 2015] Carlos Vermut: "No se me ocurre nada más inquietante que la imaginación del espectador"

Con motivo de los Premios Goya 2015 recuperamos del archivo CINEMANÍA las entrevistas que realizamos a los nominados a Mejor Dirección.
Carlos Vermut

Con 20.000 euros, actores desconocidos y una sinopsis bizarra, Carlos Vermut sacudió el mundo del cine y lo dejó temblando. Tres años después de Diamond Flash, película autoproducida y alucinada que se convirtió en fenómeno, el dibujante de cómics vuelve con Magical Girl, un noir cañí (“una versión jodida de una película de Disney”, dice él) protagonizado por Bárbara Lennie, Luis Bermejo y José Sacristán. Otra película misteriosa, pero tan oscura que desearás que lo fuese más.

Una imagen: Bárbara Lennie sale destrozada de la puerta del lagarto negro. ¿Qué hay dentro de esa habitación?

No lo sé. No se me ocurría nada más inquietante que lo que el espectador pudiese imaginar. Me gusta mucho ese pacto con el espectador.

¿Es peor la imaginación que la realidad?

Sí. A mí el misterio me da miedo. Lo inexplicable. Si lo explicas nunca va a ser tan terrorífico. David Lynch domina esto. Si no sabes qué pasa en el bosque de Twin Peaks da mucho más miedo. Todos tenemos un miedo genético a lo desconocido. Cada vez conocemos más del mundo exterior, pero lo que llevamos dentro sigue dando miedo.

No hace falta irse a la ficción…

La niña china asesinada por sus padres adoptivos, por ejemplo. Me parece terrorífico… Si te dijesen que la han matado por dinero, lo entenderías más. Pero es misterioso, sabes que los padres no están locos, se han puesto de acuerdo para matar a la hija que ellos mismos adoptaron. Es el lado oscuro. Está ahí.

Como lo que le hacen a Bárbara Lennie detrás de esa puerta…

Exacto. Como director tú vas dilatando la información que proporcionas. Cuando el personaje de José Sacristán se encuentra a Bárbara en las escaleras de su casa, le retira el pelo y no vemos lo que ve sino que él se asusta. Luego, cuando llegamos al hospital ella tiene la cara vendada. No sabemos cómo tenía la cara antes, ni lo que ha sucedido. Es mucho peor pensar que otra persona se ha asustado con lo que ha visto. El cine es el único medio que te permite mostrar el terror sin ser descriptivo.

Tu cine presupone una inteligencia en el espectador, pero luego en Magical Girl, Luis Bermejo vende La colmena al precio de un libro de bricolaje…

Entiendo que pueda parecer paradójico pero también creo que hay cierto catastrofismo, sobre todo con la gente joven, que no sabe lo que es La colmena. Pero eso no les hace más tontos.

Otro libro “abandonado” que aparece en Magical Girl es la Constitución.

En España no nos preocupamos por la política. Votamos cada cuatro años y protestamos. Y nadie lee la Constitución. Nos encanta decir que queremos un mundo mejor pero no nos interesamos por entender cómo funciona la economía o el capitalismo, por ejemplo. Nos preocupamos a un nivel muy ingenuo.

La Constitución no es el único elemento español de la peli. Hay churros y coplas.

Magical Girl es una película súper española. Los personajes hablan de España y del momento actual que vive España. A mí me gusta hablar de mi momento pero no sirvo para hacer documental o cine social. Me gusta mucho el género y me gusta el pulp. Yo siempre he creído que la mejor manera de universalizar es contar lo local.

Pues hablemos de España.

España es un país alucinante y me da muchísima pena que por el franquismo, para diferenciarnos de él, hayamos adoptado la postura de que todo lo español es repugnante. A mí me gusta la cultura española, el ambiente, la gente… Y la copla me flipa, y porque ellos se la hayan apropiado no me va a dejar de gustar. Además, se ha instalado la opinión de que en España lo hacemos todo mal. ¡Qué complejo tenemos!

Uno de los personajes de Magical Girl dice “España es un país que no tiene claro si es racional o irracional”.

Yo creo que España es un poco así. El único país del mundo que ha tenido una guerra civil de personas no por su raza, ni su religión, ni etnia… ¿Por qué será?

¿Vino antes la copla o las magical girls?

Vino antes la trama. El chantaje. Luego fui sumando motivos. Así surge el vestido de la magical girl [anime protagonizado por niñas con un poder especial], un detalle formal que funciona a nivel narrativo.

¿Y La niña de fuego, la copla de Manolo Caracol, que suena en la película?

Había una escena de karaoke en la que Bárbara cantaba Aprendiz, de Malú. Luego la descarté porque intuí que podía ser cara. Estaba en casa escribiendo una peli que se llemaba Ninja de fuego y que iba de un tío que recibía una carta de unos ninjas que habían secuestrado a su novia. Escuché una versión de Pony Bravo y luego fui a la de Manolo Caracol. Pensé que encajaba muy bien con el personaje de Bárbara. Era un temazo. Para mí es súper importante la música, es por donde empiezo las películas. Por la música y por el póster. El póster es la cara de la película, si tuviese cara.

¿Qué otras canciones son importantes en Magical Girl?

Song of the Black Lizard, de Pink Martini. Me pareció una canción misteriosa e inquietante. Hay muchas canciones que se han caído y que me gustaría volver a utilizar. Como Chiquitita, de Abba.

¿Cómo construyes los personajes?

Nunca los construyo al cien por cien. Dejo que los actores los completen. Yo no soy tan genial como los personajes. No voy a poder escribir algo tan intenso como lo que puedan haber vivido ellos. Yo no soy ellos, sólo soy un tío que los espía un rato. Quiero que mis limitaciones las completen los actores y los espectadores.

Sin embargo, los personajes de Magical Girl son personas normales.

Yo no podría hacer una película sobre gángsters. Pero sí que soy una persona normal y puedo hablar de gente normal que se empieza a meter en líos que no puede gestionar. Eso es muy de cine negro y esa torpeza es muy cinematográfica, el espectador se puede indentificar enseguida. Como en Fargo o, incluso, en Breaking Bad. En Pulp Fiction, por ejemplo, no te identificas con Travolta hasta que tiene una cita con la chica del gángster.

¿Hay algo del Surrealismo en Magical Girl? ¿Buñuel ha sido una referencia?

Buñuel siempre es una referencia. Y Saura. Los símbolos en las películas has de sentirlos. Si no, corres el riesgo de que queden forzados. La puerta del lagarto negro tiene sentido dentro mí. Y El mago de Oz. Cuando Bárbara va a ver a Oliver Zoco, que se llama así por Oz, llega al castillo y le dan un sobre que pone Hojalata. Y si te fijas ella lleva unos zapatos rojos brillantes. Alicia se llama así por Alicia en el país de las maravillas y su padre se llama Luis [Bermejo] como Lewis Carroll.

¿Has encontrado en él a tu álter ego?

Sí, Luis Bermejo es mi Antoine Doinel.

Aguanta el tipo en todo momento, hasta cuando su hija de 12 años [Lucía Pollán] le pide fumarse un cigarro.

Lo del cigarro sirve para hacer esa escena interesante y para que el espectador sepa que la niña sabe que se va a morir. En vez de hacerle decir “papá, sé que voy a morir”.

Y es coherente con el tono inquietante pero frío y tranquilo de Magical Girl.

Creo que eso ocurre cuando dilatas la tensión. Ya lo hacía en Diamond Flash. Es peor lo que el espectador se imagina que la tortura en sí, sobre todo en un mundo en el que vemos de todo. Por ejemplo, el vídeo del EI decapitando al periodista. ¿Qué es más terrorífico? ¿El momento de decapitación o los 10 minutos anteriores?

¿Qué información le diste a Bárbara Lennie sobre su personaje?

Trabajamos que en cada escena fuese un personaje distinto: con su marido era muy sumisa, pero cuando va a ver al personaje de Elisabet Gelabert es distinta, y con Sacristán es otra. Así somos en la vida real.

¿Y Sacristán?

Yo quería hacer una cosa distinta con él. En las dos últimas películas era el gran Sacristán. Con mayúsculas. Aquí yo quería que fuese un pobre hombre. Quería que cayese bien para generar sorpresa con lo que sucede después.

¿Quieres que Magical Girl llegue a más gente que Diamond Flash?

Como creador tú quieres que tu película llegue al mayor número de gente posible, pero sin que sea a costa de ser deshonesto. Hay directores que tienen la suerte de que lo que ellos saben hacer conecta con el público. Yo no tengo esa suerte, por lo que sea. ¿Cómo puedo hacer que lo que yo quiero contar sea accesible a más gente sin que sea más complaciente? La esencia de Magical Girl es la misma que la de Diamond Flash, es igual de misteriosa e inquietante. Pero todo lo que la rodea, la imagen, los actores… es más accesible. Tengo mucha curiosidad por ver qué le parece a la gente.

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