Tras poner en marcha la deriva superheroica en 2000, la peripecia de los X-Men en el cine ha sido la historia de un largo y lento descenso, ratificado por el hundimiento en taquilla de Fénix Oscura. Y los Cuatro Fantásticos, por su parte, lo han tenido aún peo: de las manos de Roger Corman, a dos filmes que no pudo redimir ni la presencia de Jessica Alba, y de ahí a la catástrofe de Josh Trank. Así pues, si los planes de Fox hubieran llegado a cumplirse, la productora habría batido todos los récords de mal fario superheróico.
¿De qué estamos hablando? Pues de que, allá por 2010, el estudio acarició la idea de un crossover entre la familia de Reed Richards y los discípulos del profesor Xavier. Según una fuente anónima, citada por The Hollywood Reporter en su boletín Heat Vision, el evento se habría planteado como una batalla entre ambos grupos de superheroes. El rotativo estadounidense lo describe como "una Civil War para los personajes de Marvel/Fox". Pero eso no es lo más disparatado de todo.
Resulta, además, que Fox no quería incluir solo a los 4F y a los 'mutis' en la película. Sus planes abarcaban también a todos los personajes Marvel sobre los que tenía derechos para el cine. Así pues, la película habría contado con Daredevil, y también con cierto mercenario bocazas, interpretado por Ryan Reynolds, que había debutado (de forma muy poco brillante) en X-Men Orígenes: Lobezno.
Si la presencia de Deadpool en la historia te resulta descabellada, espérate a leer la premisa. La historia habría comenzado con la Antorcha Humana provocando una catástrofe en el centro de Manhattan durante un combate con el Hombre Molécula, lo que llevaría a la creación de una ley de registro de superhéroes y al consiguiente enfrentamiento entre personajes. El fin de fiesta habría sido una batalla campal entre Míster Fantástico y el Lobezno de Hugh Jackman. Y la escena postcréditos habría anticipado el tema de la secuela: una invasión Skrull.
Ashley Edward Miller y Zack Stentz, futuros guionistas de X-Men: Primera generación, se habrían encargado de escribir el guion. Como director, el estudio tentó a Paul Greengrass, en el cénit de su fama gracias a la saga Bourne.
Con esta maniobra, Fox confiaba en adelantarse a una Marvel cuyo universo de cine apenas daba sus primeros pasos entonces. Y, aunque los avatares empresariales dieron al traste con el proyecto, el estudio perseveró en su idea, encargándole un segundo tratamiento de guion al escritor Warren Ellis. Finalmente, el éxito de Primera generación llevó a Fox a replantearse las cosas, optando por producir X-Men: Días del futuro pasado.
Ahora, tras la compra de Fox por parte de Disney, vuelve a haber una posibilidad de ver a los X-Men y los Cuatro Fantásticos (¿y a Deadpool?) juntos en una película. Solo que esta, suponemos, nunca llegará al nivel de disparate del proyecto inconcluso, con Reed Richards aplanando sus brazos como hojas de papel y usándolos para cortar a Lobezno a pedacitos…
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