[Festival Sitges 2017] La Internacional del fantástico: de España a Corea del Sur, y de ahí a Noruega

La aldea global, es lo que tiene: las producciones españolas 'La piel fría' y 'The Maus' palidecen frente a la coreana 'A day' y la noruega 'Thelma'
[Festival Sitges 2017] La Internacional del fantástico: de España a Corea del Sur, y de ahí a Noruega
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Día bien global el de hoy en Sitges. Por desgracia, el producto nacional bruto no ha salido del todo bien parado, de la robótica belleza de La piel fría a la endeble propuesta de The Maus, ambas fácilmente superadas por el mainstream coreano en estado puro y por una bella parábola adolescente de coproducción europea. Veamos cómo.

¿De qué se habla hoy en Sitges?

Tras el subidón de adrenalina de Brawl in Cell Block 99, de S. Craig Zahler, hay que andar buscando bajo las piedras películas de la programación que puedan aspirar a un hueco en el palmarés, o esto va a ser un solar de aquí al fin de semana. ¿Matar a Dios? ¿My Friend Dahmer? ¿Jupiter's Moon? Os mantendremos informados.

¿Qué hemos visto?

La piel fría es una coproducción hispano-francesa basada en una novela de Albert Sánchez Piñol que parte del mismo punto argumental que esta fiel a la letra adaptación de Xavier Gens: un marino recién llegado a una isla se instala en un faro con un excéntrico habitante del lugar, con el que deberá repeler cuando llega la noche del ataque de una raza de agresivos seres anfibios. Gens, que ya demostró un notable pulso a la hora de construir ambientes fantásticos con películas como Frontiere(s) (algo menos en su deslucido paso por Hollywood con Hitman), hace que la película funcione cuando entronca con hitos literarios del fantástico como Soy Leyenda o La casa en el confín de la Tierra y sus hombres asediados por criaturas demoniacas (aquí el contacto con el mar les da un aire especialmente lovecraftiano). Sin embargo, cuando tiene que rendir cuentas con las reflexiones sobre el colonialismo de Piñol, tropieza al recortar las extrañas relaciones íntimas entre una mujer-pez y los protagonistas, aquí narradas de forma anecdótica, y mutilando así el sentido último del original, algo más subversivo que esta competente pero algo fría aventura de aires clásicos.

Menos reconfortante ha sido The Maus, otra producción española, mucho menos vistosa y que lleva el cine de rape & revenge de toda la vida al terreno de la disgresión política y a los efectos de la guerra de Bosnia. En esta ocasión, una pareja (ella, bosnia musulmana) se pierde en un bosque y se topa con una pareja de serbios que les harán la vida imposible. Banal en sus mejores momentos, ridículamente frívola en los peores, The Maus desconoce que el buen cine de terror siempre lleva incluida su buena dosis de política -aunque sea de la de la carne- y peca de discursiva y simplona. Su recurso narrativo, unos planos secuencia sin significado, de nuca constante y oscuridad más pobre que inquietante, está en las antípodas de lo que vimos en Bushwick. Un  ejemplo perfecto acerca de por qué hasta la exploitation más básica necesita de autores que comprendan sus resortes.

A day da un bandazo en la dirección opuesta: puro mainstream coreano, luminosa, emocional, amigable, pero no por ello facilona o burda. Una especie de reformulación de Atrapado en el tiempo, pero en clave de drama familiar no demasiado estridente, y con suaves elementos de thriller de venganzas típico del país, pero con las aristas bien pulidas. Cuenta cómo dos personas reviven una y otra vez el mismo día, que acaba en un accidente de tráfico, e intentan salvar a un par de familiares que hay implicados en él. A day juega las cartas del tópico del día que se repite una y otra vez fulminando todas las posibilidades ya vistas en apenas media hora, y lo realmente original de su historia empieza ahí. Con la pulcritud visual del cine coreano para todos los públicos a su favor, y tan espectacular como emotiva, A day es cine de paradojas temporales digestivo y encantador.

Thelma arranca como una versión nórdica de Carrie, con una joven que empieza a revelar poderes telequinéticos cuando siente los primeros calores afectivos de la edad, pero pronto apunta en otra dirección. O no, porque como en la película de Brian De Palma y la novela de Stephen King, el componente del fanatismo religioso también juega un papel clave aquí, personificado en un padre opresivo y castrador por la vía de lo pasivo-agresivo. Poco estridente, dando tiempo para que el espectador se ponga de parte de sus personaje, Thelma va construyendo una atmósfera asfixiante paso a paso, gracias a interpretaciones sutiles pero siniestras y a puntuales imágenes de impacto, que se multiplican en un tramo final de afilada tensión psicológica. Su elegancia y crueldad muy posiblemente garanticen algún lugar para esta película de Joachim Trier.

¿Qué nos hemos perdido? 

Podríamos haber hecho triplete español con Black Hollow Cage, debut de Sadrac González-Perellón acerca del encuentro en bosques con objetos extraños y enigmáticos, pero después del arranque de la mañana preferimos tomar aire y embarcarnos en algo de buena telequinesia nórdica.

¿Con quién hemos hablado?

Ángel Sala, en su anual encuentro con periodistas de diversos medios, aprovechó para desvelar algunos contenidos de la edición del año que viene: se conmemorará el aniversario de 2001: Una odisea en el espacio, y la temática del festival girará en torno a la muerte de la realidad. Un contacto momentáneo con lo etéreo que se encargó de rebajar Carlos Pumares, que recibió un premio homenaje de parte del festival. 

¿Qué esperamos de la jornada de mañana?

Unas cuantas películas en las que hemos depositado esperanzas: el western pausado y reflexivo Brimstone, la adaptación de la novela gráfica My Friend Dahmer y el regraso al giallo mediterráneo de los directores de Amer con Laissez Bronzer les Cadavres.

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