[Festival de Venecia 2016] Día 4: Habemus Papam

Todas las miradas estaba puestas en el estreno de dos episodios de The Young Pope, la nueva teleserie dirigida por Paolo Sorrentino.
[Festival de Venecia 2016] Día 4: Habemus Papam
[Festival de Venecia 2016] Día 4: Habemus Papam
[Festival de Venecia 2016] Día 4: Habemus Papam

¿De qué se habla en Venecia hoy? De este calor que literalmente te funde los plomos; de si el Vaticano va poner o no el grito en el cielo –perdón-- a causa de The Young Pope, la teleserie que Paolo Sorrentino ha dirigido y en la que retrata a un nuevo Papa que llega al Vaticano y lo pone del revés.

¿Qué hemos visto?

1. The Young Pope, de Paolo Sorrentino. Aquí se han proyectado los dos primeros episodios –consta de 10—, pero como el resto sean tan buenos como estos va a ser una serie gloriosa. Sorrentino es literalmente capaz de los mejor y de lo peor, y después del fiasco de Youth tocaba canela fina. Dotada del mismo clima de secretismo y conspiranoia de Il Divo, incluye además al mejor Jude Law que uno recuerda. Que la estrenen ya.

2. Brimstone, de Martin Koolhoven. Un western lleno de ínfulas, que aspira a la trascendencia de una parábola bíblica pero tan solo logra la de un psicothriller de serie Z. Koolhoven se esfuerza por escandalizarnos a base de escenificar escenas de crueldad desmedida –una niña obligada a contemplar una violación, un hombre atado a un poste por el cuello con sus propios intestinos--, pero solo resulta tedioso.

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3. Safari, de Ulrich Seidl. Retrato del mundo del turismo de caza en África, es sin duda un Seidl menor y al que se le evidencia cierta pereza: en primer lugar porque se nota que no se ha currado el trabajo de campo, y en segundo lugar porque a la hora de manejar el material rodado parece haber seguido a pies juntillas la plantilla Seidl. Pero el gran problema es de base. En el sótano, su anterior película, resultó un triunfo porque cuando uno empezaba a verla la película estaba por hacer; aquí, en cambio, la tesis –lo blancos van a África a cazar leones o jirafas y encima obligan a los negros a que los desuellen por ellos, y eso es una nueva forma de colonialismo y una salvajada—está resuelta desde el minuto 1.

4. Frantz, de Françoiz Ozon. Aporta varias novedades en la filmografía del francés, en tanto que está rodada en blanco y negro (casi toda) y hablada en alemán (en buena medida). Se basa en Remordimiento (1932), un drama poco conocido de Ernst Lubitsch, para hablar de la factura que la guerra pasa sobre vencedores y vencidos y sobre otros asuntos típicamente ozonianos como el duelo y el efecto reparador que la ficción puede tener en tiempos de crisis. Ofrece una de las narrativas más limpias que se le conocen a toda la filmografía de Ozon y una recreación de época –un pueblo de Alemania y París después de la Primera Guerra Mundial-- sencilla pero absorbente.

¿Qué has comido? Unos noodles para almorzar; un bocata de pan bimbo con salmón, de los de máquina expendedora, para cenar.

¿Con quién has hablado? Con nadie especialmente famoso o entrevistable.

¿Qué esperas de la jornada de mañana? Hacksaw Ridge, la primera película como director de Mel Gibson en 10 años. ¿Servirá para que Hollywood finalmente le perdone las meteduras de pata, o acabará de hundirle en el fango para siempre?

Veneciómetro: Si la Mostra acabara hoy y el mundo fuera justo, habría que darle a Sorrentino el León de Oro aunque The Young Pope ni compite ni es una película. Pero obviamente eso no va a pasar. La mediocre La La Land sin duda gustará al jurado, pero darle el premio gordo a ella sería una decisión demasiado facilona por su parte; asimismo resulta improbable que una película tan poco amable como El cristo ciego logre consenso entre los jueces, como también le sucede a ese blufazo llamado Nocturnal Animals. Así las cosas, ¿por qué no premiar a Ozon?

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