[Festival de San Sebastián 2017] Luz a martillazos

Joaquin Phoenix se deja la piel (y un diente) protagonizando el thriller de Lynne Ramsay 'En realidad, nunca estuviste aquí' en la sección de Perlas.
[Festival de San Sebastián 2017] Luz a martillazos
[Festival de San Sebastián 2017] Luz a martillazos
[Festival de San Sebastián 2017] Luz a martillazos

¿De qué se habla hoy en San Sebastián? A estas alturas de la semana, cuando una película mediosugerente aparece en competición, corren como la pólvora las recomendaciones entusiastas de los madrugadores, que encuentran por fin la manera de justificar su asistencia a las proyecciones de las 9AM, e hierve la ansiedad para conseguir entradas de los siguientes pases. Eso ha ocurrido con Pororoca, de Constantin Popescu. Ya probaremos sus planos secuencia rumanos, hoy los travellings envolventes los ha aportado la presentación del libro colectivo sobre Joseph Losey editado con motivo de la retrospectiva que le ha dedicado el festival. Las proyecciones de las películas del cineasta estadounidense son el refugio infalible al que acudimos a diario; igual que los pintxos que en Gandarias te sirve el doble exacto de Olivier Assayas.

¿Qué hemos visto? Mademoiselle Marguerite (Licht) dentro de la competición, donde la austriaca Barbara Albert parece tener pocas posibilidades de rascar premios pero quizás haya hecho una de las películas más defendibles de la sección oficial en cuanto a sencillez de pretensiones y humildad narrativa. Todo esto dentro de los términos que impone una producción de época cuidada hasta la última peluca, pues lo que cuenta es la historia de Maria Theresia von Paradis, música y compositora en la Viena del siglo XVIII que perdió la vista a temprana edad sin que eso fuera un impedimento para convertirse en una virtuosa del piano.

No hay muchos alardes formales por parte de Albert. Incluso se podría hablar de planicie visual meramente solvente, por lo que llega a recordar a cierto tipo de cine británico flemático a lo La locura del rey Jorge (1994; a ver quién se acuerda de esa peli hoy en día) que lo apostaba todo a la inspiración de sus intérpretes. Con esa carga cumple de maravilla la joven actriz rumana Maria-Victoria Dragus (a cuyo prometedor currículum solo le falta un sello de aprobación FIPRESCI: La cinta blanca, Los exámenes...), tan vulnerable como enérgica.

En el punto opuesto de estilización formal se sitúa En realidad, nunca estuviste aquí, el brutal thriller que ha hecho Lynne Ramsay adaptando muy libremente una novela corta de Jonathan Ames con Joaquin Phoenix como protagonista absoluto. Es posible que el actor aparezca en pantalla durante el 90% del metraje, con la cámara de Ramsay auscultando metódicamente cada montículo, articulación y cicatriz del torturado cuerpo de su personaje, exmarine que alivia su severo caso de estrés postraumático como eficiente justiciero a sueldo. Siguiendo la línea ascendente de su rotunda filmografía, la cineasta escocesa saca partido a todas las herramientas cinematográficas para transformar una historia de venganza que se mueve por parámetros argumentales convencionales (desarticulación de una trama de tráfico sexual a martillazo limpio) en una experiencia audiovisual completamente fresca y alejada de los clichés del género. Puede que haya martillos y crujir de dientes de por medio, pero esto es muy distinto a lo que haría, por ejemplo, Park Chan-wook; quien formó parte del jurado de Cannes que premió el guion del filme y la actuación de Phoenix, por cierto.

Con una banda sonora desatada obra de Jonny Greenwood, montaje puntillista de Joe Bini (ambos, colaboradores que repiten después de Tenemos que hablar de Kevin), referencias temáticas y visuales a Taxi Driver o La noche del cazador, Ramsay ha rematado no sólo su película más redonda y ambiciosa, sino una de esas que debería poner su nombre a la cabeza de las listas de directores a considerar por los grandes estudios. Si nos olvidamos de la problemática relación que ha tenido con Hollywood, cuya trayectoria se compone exclusivamente de proyectos cancelados donde fue sustituida por directores más mansos (y mediocres), incluso sería estimulante ver una entrega de las sagas James Bond o Bourne dirigida por Lynne Ramsay.

¿Con quién hemos hablado? Con Lynne Ramsay, mucho más relajada y dicharachera que en Cannes, donde presentó hecha un manojo de nervios la película todavía sin rematar. Venir a Donosti con el montaje definitivo, los créditos finales y dos premios del certamen francés bajo el brazo es otra cosa, y eso se ha notado en una entrevista generosa y elocuente.

¿Qué nos hemos perdido? La cordillera, el ómnibus de intérpretes deluxe del cine latinoamericano que ha reunido Santiago Mitre, con Ricardo Darín como presidente de Argentina (lógico).

¿Qué esperamos de la jornada de mañana? Insana curiosidad por la reacción de la gente ante dos películas muy distintas entre sí que pueden crear discusiones más acaloradas que las del cartel de Fe de etarras: lo último de Haneke (Happy End) Aronofsky (madre!) en la sección de Perlas.

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