¿El ocaso de las comedias románticas?

Tras estar hasta en la sopa, las películas con intérpretes de moda y romances chispeantes empiezan a escasear. ¿Se acabó la edad dorada del 'chico conoce chica'? Por YAGO GARCÍA
¿El ocaso de las comedias románticas?
¿El ocaso de las comedias románticas?
¿El ocaso de las comedias románticas?

Comenzaron siendo uno de los géneros más justamente populares del cine, al cual debemos clásicos como La fiera de mi niña. Después, tras pasar un tiempo relegadas, Pretty Woman las volvió a poner en primera línea... Hasta ahora, cuando parecen vivir un ocaso tal vez merecido. Hablamos de las comedias románticas, las cuales nos invadieron hasta el límite de la sobredosis durante 2010 y 2011, pero que en 2012 experimentaron una franca retirada que proseguirá, o se incrementará, durante los próximos doce meses.

Hace un dos o tres años escasos, las historias de 'chico conoce chica' con altas dosis de sacarina en el guión estaban (aún) a la orden del día. Citando sólo unos pocos, podemos recordar ejemplos made in Hollywood como Ejecutiva en apuros, ¿Qué les pasa a los hombres?, Los fantasmas de mis ex novias, Dime con cuántos y Un pequeño cambio, a los cuales habría que sumar productos nacionales (Tensión sexual no resuelta, Lo contrario al amor) e incluso importaciones europeas como la francesa Los seductores. Pero, con vistas a 2013, apenas han despertado cierta expectación tres títulos encuadrables en estas coordenadas. Un ejemplo sería El lado bueno de las cosas, filme nominado a cuatro Globos de Oro y con perspectivas halagüeñas en los Oscar... Pero cuyo tono se acerca más al de una dramedia que al de un cuento de hadas optimista y sin complejos.

Es más: en marzo del año pasado, la web de CINEMANÍA dedicó un informe a la caída en popularidad de los 'chick flicks', esas 'películas para mujeres' que triunfaron en el cambio de milenio con El diario de Bridget Jones a la cabeza. Pues bien: en 2013, otra de las pocas comedias románticas (o similares) cuyo estreno se espera con un mínimo de interés es... Bridget Jones's Baby. O sea, El hijo de Bridget Jones, la tercera parte de la serie que volverá a reunir a Colin Firth y Hugh Grant con Renée Zellweger. Todo un signo de los tiempos, ¿verdad? Y es que los chick flicks, con su superficialidad que se pretendía feminista, pero que acababa siendo todo lo contrario, han hecho mucho daño al género que nos ocupa.

No tanto daño, todo sea dicho, como la propia calidad de los filmes adscritos a ese género. A nosotros, por lo menos, nos ha costado bastante recordar los títulos que enumerábamos hace un par de párrafos, por una razón muy clara: ninguno de ellos era especialmente memorable, e incluso podemos señalar un par de bodrios en la lista. No es sólo que haya llovido mucho desde los días de Katharine Hepburn y Cary Grant. Es que, para los grandes estudios, la comedia romántica es un género cuyos atractivos se basan en el bajo coste y la capacidad de reclutar a estrellas con gancho, atraídas por un buen salario y un rodaje sin complicaciones. Cuando los criterios de calidad se relajan, y el género se ve reducido a ejemplos como Confesiones de una compradora compulsiva, es normal que tanto el público como los ejecutivos empiecen a sospechar que algo no funciona bien.

Visto que películas como Morning Glory no rompen los esquemas (en ese caso concreto, con un Harrison Ford muy decadente, tampoco extraña tanto), es normal que se busquen variaciones a la fórmula. Ahí tenemos, sin ir más lejos, casos como los de Sin compromiso y Con derecho a roce, que aumentaban en varios octanos la dosis de erotismo a fin de disminuir el empalago. Lo cual, estando en el ajo cuerpazos como los de Mila Kunis, Natalie Portman y Justin Timberlake, nos parece estupendo por lo demás... Salvo cuando, al fin y a la postre, acabamos encontrándonos con más de lo mismo. Algo similar nos ocurrió cuando vimos Esto es la guerra: por mucho que en el filme hubiese espionaje, tiros y Tom Hardy, al final resultaba un injerto de chicha y limonada cuyos resultados en la taquilla de EE UU fueron bastante mediocres.

Otra posibilidad de renovación, ya muy explotada, es el recurso a los modos indie. Pero ni por esas: aunque (500) días juntos supusiera para muchos el descubrimiento de Joseph Gordon-Levitt y de Zooey Deschanel, y aunque Happythankyoumoreplease contase con el talento de Josh Radnor (Cómo conocí a vuestra madre), acabaron sus periplos como títulos entrañables, pero poco más. Algo esperable, todo sea dicho, ahora que más y más fangirls (insistamos otra vez: estamos hablando de un género presuntamente 'para mujeres') salen del armario, sin cortarse un pelo a la hora de ir a ver Los Vengadores, Los Juegos del Hambre y otros blockbusters solas, con amigos o en pareja. Total, podríamos pensar, hallándose en juego los Johnny Depp y Orlando Bloom de la saga Piratas del Caribe, o el Viggo Mortensen de El Señor de los anillos, quién necesita galanes sin fuste.

En cualquier caso, la realidad está ahí: además de El lado bueno de las cosas y de Bridget Jones' Baby, el único filme cómico y romántico que aparece en las listas de lo más esperado de 2013 es About Time, una historia británica con toques de ciencia-ficción que, aparte de contar con Rachel McAdams en el reparto, exhibe la firma de Richard Curtis, el director de Love Actually y Notting Hill (y también, cómo son las cosas, de la primera aventura de Bridget Jones). Está visto que incluso un veterano del género como él tiene que buscar salidas creativas para renovar un formato que ya huele. Y no precisamente al perfume de Julia Roberts.

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