El mundo del cine pierde a Uwe Boll

A la cinefilia le encantó odiarlo. A los aficionados a los videojuegos les puso de los nervios. Él siempre respondía y a algún que otro crítico le calzó una buena tunda. Pero ahora todo eso ha terminado. Uwe Boll, el cineasta más denostado de las últimas dos décadas, ha anunciado que se retira del mundo del cine. Rampage: President Down, estrenada el pasado verano en Alemania, será la última película de su filmografía, compuesta por una treintena de títulos a cada cual más vilipendiado.

"El mercado está muerto, ya no se puede ganar dinero con las películas porque el mercado de los dvd y Blu-ray ha caído un 80% en todo el mundo durante los últimos tres años. Ese es el auténtico motivo: ya no me puedo permitir hacer películas", declara el director en el diario Metro. "No puedo volver a la escuela de cine porque ya he hecho un montón de películas, y a edad no puedo ponerme a hacerlas cada vez más baratas. Es una vergüenza. Me encantaría seguir haciendo películas, pero no es rentable".

El anuncio de su despedida del séptimo arte evidencia un cambio considerable en las vías de financiación del cine del alemán. En muchas ocasiones, Uwe Boll se ha beneficiado de las exenciones fiscales brindadas por la producción cinematográfica en Alemania, lo que le permitía hacer películas de calidad más que cuestionable y carrera comercial exigua con presupuestos muy limitados. Su especialidad fueron adaptaciones de videojuegos como House of the Dead, Alone in the Dark, BloodRayne, Postal, Far Cry, etc.

En la mayoría de las ocasiones, las películas de Boll eran editadas directamente en formato doméstico, pero en otras hasta llegó a contar con estrellas internacionales como Jason Statham en En el nombre del rey (adaptación libre de los videojuegos Dungeon Siege). Últimamente, el alemán había decidido tratar temas de actualidad con filmes como Attack on Darfur o Assault on Wall Street, de cuyo realismo se siente orgulloso. "[Assault on Wall Street] es mejor que la Wall Street 2 de Oliver Stone. Tiene mejor documentación, está mejor escrita, es mejor. Pero no tiene a Michael Douglas, ni es [una película de] Jason Bourne o mierdas así donde se inventan las cosas. Mis películas son reales", afirma de retirada.

Por lo general, los escasos valores de producción unidos a un desprecio absoluto por la narrativa o la coherencia argumental y una apuesta decidida por las imágenes de impacto sensacionalista hicieron que las películas de Uwe Boll fueran vistas más como una curiosidad llamativa que material de culto. ¿Pero quién sabe si la retirada de Boll no hará que su obra pase a ser revaluada? Tú dirás si echarás de menos sus películas.