El director de 'Ratatouille' echa por tierra una preciosa teoría fan

¿Pensabas que había una conexión secreta entre Remy la rata y el crítico Anton Ego? Brad Bird lo siente mucho, pero tiene que llevarte la contraria.
El director de 'Ratatouille' echa por tierra una preciosa teoría fan
El director de 'Ratatouille' echa por tierra una preciosa teoría fan
El director de 'Ratatouille' echa por tierra una preciosa teoría fan

Como corresponde a un filme tan culinario, los fans de Ratatouille han cocinado muchas teorías y especulaciones sobre la historia. Pero, por desgracia, se han topado con un feroz crítico gastronómico para echar por tierra sus recetas: nada menos que Brad Birdluminaria de Pixar y codirector de la película. ¿Quieres saber cuál era la idea, y por qué Bird dice que no es verdad? Sigue leyendo…

El eje del asunto es uno de los momentos más famosos de la película: ese flashback que experimenta el crítico Anton Ego tras cocinar el guiso de verduras preparado por la rata Remy y su familia roedora. Si lo recuerdas, el sabor del plato basta para que Ego reviva un momento feliz de su infancia, devolviéndole por un instante el gusto por el buen comer. Y, si no lo recuerdas, puedes verlo en el vídeo de abajo.

Resulta que, tras fijarse en la casa familiar del pequeño Ego, la cuenta de Twitter Hidden Easter Eggs ha descubierto que esta se parece muchísimo a aquella donde viven Remy y su familia al comienzo de la película (hasta que un tropiezo del 'minichef' les obliga a mudarse a toda prisa). Con lo que ha elaborado una bonita teoría…

"Hay unos pocos detalles escondidos que sugieren que Remy creció en la casa de la madre de Anton, y aprendió a cocinar viéndola a ella". 

Qué entrañable, ¿verdad? Pues lo sentimos, porque Bird ha dado la verdadera razón de estas similitudes… y esta no tiene nada que ver con el deseo de llegar al corazón del espectador, sino más bien con las presiones para terminar la película a tiempo.

"Me encantaría confirmar que tenemos ideas súper profundas y que hay una intención oculta", bromea Bird al comienzo antes de soltar su mazazo. "Cuando me hice cargo de la película [tras el abandono de Jan Pinkava] teníamos una fecha de entrega infernal y solo habíamos montado dos de los decorados de la película. La verdad es que solo intentábamos reutilizar todo el atrezzo que pudiéramos". 

La revelación de Bird demuestra, por una parte, que las películas de animación digital (¡hasta las de Pixar!) están sujetas a tantas presiones de tiempo y presupuesto como las de acción real. Pero, por otra parte, también ratifica que hasta el detalle más accidental de un filme puede añadir nuevas lecturas y significados al conjunto, aunque sea de pura chiripa, siempre que esté bien añadido. En la cocina y en el cine, ya se sabe, la gracia la da la mano.

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