El director de 'Pink Flamingos' cree que la comedia escatológica ha pasado a mejor vida

John Waters está convencido de que, en la actualidad, el sexo y la violencia de las películas ya no causan el mismo impacto que antes.
El director de 'Pink Flamingos' cree que la comedia escatológica ha pasado a mejor vida
El director de 'Pink Flamingos' cree que la comedia escatológica ha pasado a mejor vida
El director de 'Pink Flamingos' cree que la comedia escatológica ha pasado a mejor vida

Las comedias que desafían la moralidad del espectador, y todo lo que este consideraba intocable y puro, han existido siempre. Sin embargo, puede que nadie haya forzado estos límites con la habilidad de John Waters, responsable de películas como Pink Flamingos, Hairspray o Multiple Maniacs. En la primera de ellas, estrenada en 1972, el personaje interpretado por Divine recogía una hez de perro del suelo y se la comía sin miramientos, dejando un recuerdo indeleble en el público.

El responsable de dicha ocurrencia, sin embargo, no cree que actualmente sea posible replicar este impacto. En una entrevista con Vulture, Waters reflexiona sobre el entretenimiento de hoy en día y se muestra escéptico con que vuelva a existir algo como Pink Flamingos. O, al menos, que un film como Pink Flamingos acoja la misma trascendencia. En un mundo donde las plataformas pueden emitir cualquier contenido explícito, y el streaming difumina los límites de lo aceptable, alguien como Waters debería sentirse como en casa, pero sucede justamente lo contrario.

Precisamente, a causa de la gran cantidad de oferta. "Ir a lo fácil, sólo sexo y violencia, ya no funciona", sentencia. "Hollywood sigue haciéndolo y lo hace mal, gastándose millones de dólares en comedias groseras que ya nadie piensa que sean graciosas. Hay que pensar otro método". Waters probablemente se refiere a momentos de comedias contemporáneas como Supersalidos o #SexPact, donde los protagonistas recibían el impacto de una menstruación en la cara o ingerían cerveza por el ano... sin tampoco obtener un gran escándalo a cambio.

La fórmula que Waters perfeccionó en los 70, de esta forma, ya no parece funcionar. "También tiene que ver con las cosas que puedes y no puedes hacer en la comedia ahora, claro, pero creo que el mayor desafío en realidad es conseguir sobresaltar a alguien". Waters, en efecto, dista bastante de ser un viejo gritando a la nube por cómo ha cambiado las cosas, mostrando bastante sensatez a la hora de certificar el escaso impacto que puede acoger provocar por provocar hoy en día.

Precisamente, porque en los films de Waters solía haber un discurso contra la discriminación más allá de sus formas escatológicas y mugrientas, y el director norteamericano no puede más que alabar en este sentido la inclusividad que últimamente está abrazando el mainstream. En la entrevista menciona, por ejemplo, lo mucho que le sorprendió el revival de El rey Lear que se representa actualmente en Broadway con una mujer interpretando al protagonista y un actor sordo incorporando el lenguaje de signos.

También habla sobre Hairspray, el musical estrenado en 1988 que posteriormente tuvo un estupendo remake, y entretanto ha sido representado incansablemente los institutos. "En las escuelas públicas no puedes limitarte por el peso, por la raza ni nada, y llegué a ver una función escolar de Hairspray con una chica negra y delgada interpretando a Tracy", recuerda. Dado que pocas historias abogan más por la diversidad que la de Hairspray, el director de Pink Flamingos está bien con ello. "No le vi mucho sentido, pero los chicos la adoraron. Y eso es progreso".

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