Doble juego, doble cara: Nuestros agentes dobles favoritos del cine

En 'The East', la agente Brit Marling se convierte en toda una 'perroflauta' terrorista. Y nosotros reunimos a esta selección de 'topos' e infiltrados. Por YAGO GARCÍA
Doble juego, doble cara: Nuestros agentes dobles favoritos del cine
Doble juego, doble cara: Nuestros agentes dobles favoritos del cine
Doble juego, doble cara: Nuestros agentes dobles favoritos del cine

Mira tú, esta Brit Marling, lo lista que nos ha salido: con lo inocente que parece, esta rubia de Chicago ha vuelto a nuestras pantallas con The East, una película en la que escribe el guión además de actuar, y en la que da vida a una agente de seguridad dispuesta a todo para detener a un grupo de terroristas ecológicos... Aunque ese "todo" incluya unirse a sus filas y acabar ella misma hecha toda una perroflauta. Podríamos decir que la compañía de Alexander Skarsgard como gurú hace más fáciles las cosas, pero no negaremos que la misión de Brit tiene bemoles. Así pues, para recordarlo, hemos reunido esta selección de topos, agentes dobles y otros artistas del disimulo que protagonizaron sus propios filmes.

Donnie Brasco (Mike Newell, 1997)

El infiltrado: Joe Pistone (Johnny Depp), agente del FBI camuflado como un ladrón de joyas llamado... ¿adivinas como?

La infiltración: Lo peor de la misión de Pistone, o de Brasco, no es tener que escurrirse en las filas de la famiglia mafiosa de los Bonnano (que no de Los Soprano). Su verdadero talón de Aquiles es entablar amistad con Lefty Ruggiero (Al Pacino), un 'chico listo' tan incompetente que da hasta pena.

Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1992)

El infiltrado: Tras aprenderse la historia aquella del lavabo y el perro policía, el agente Tim Roth está preparado para afrontar la misión de su vida: hacerse reclutar por la banda de Joe Cabot, y estropearles un robo de diamantes.

La infiltración: Como si tener que cargar con el alias de Señor Naranja no fuera lo bastante malo, nuestro héroe se ve a sí mismo atrapado junto a una reata de cobardes (Steve Buscemi), bestias de gatillo fácil (Chris Penn) y psicópatas cortaorejas (Michael Madsen), entre otros. En fin, al menos el chico descubrió de qué va realmente Like a Virgin.

Ha llegado el águila (John Sturges, 1976)

Los infiltrados: Michael Caine y Donald Sutherland encabezan un comando del III Reich en una misión que podría cambiar la historia: secuestrar a Winston Churchill.

La infiltración: Como es poco probable que les inviten a tomar el té en Downing Street, los nazis se hacen pasar por soldados de su graciosa majestad para después instalarse en un pacífico pueblecito. Pero claro, la gente del lugar es simpática, en el pub local tiran bien las pintas, a los agentes les da por confraternizar, y pasa lo que pasa.

Cara a cara (John Woo, 1997)

Los infiltrados: ¿Qué pasa si juntas a John Travolta, Nicolas Cage, una operación de cirugía plástica demente y el ingenio del rey de la acción hongkonesa? Pues que te sale una de las películas más delirantes de los 90.

La infiltración: A ver, quedamos en que Travolta es un agente del FBI y Cage un supervillano, ¿no? Pues resulta que el primero se implanta la cara del segundo, mientras que este último hace lo propio con el jeto de su enemigo (que ya son ganas). Ojalá nosotros pudiésemos usar esa maniobra con el director de nuestro banco.

El espía que surgió del frío (Martin Ritt, 1965)

El infiltrado: Absolutamente asqueado de su trabajo en el MI6, Alec Leamas (Richard Burton) regresa al servicio activo para hacer un poco de turismo tras el Telón de Acero.

La infiltración: Una vez en Berlín Oriental, y haciéndose pasar por un desertor del Occidente capitalista, Leamas deberá llevar a su perdición a un agente alemán (Oskar Werner) a fin de que sean sus propios superiores quienes apliquen aquello de "eliminar con prejuicio extremo". Sí, es una tarea repugnante, pero las novelas de John Le Carré tienen estas cosas.

Le llaman Bodhi (Kathryn Bigelow, 1991)

El infiltrado: Aunque las cosas del deber le han llevado a la soleada California, con sus playas de enorme oleaje, al agente Johnny Utah (Keanu Reeves) le va más el fútbol americano.

La infiltración: Para pillar a un surfista budista (Patrick Swayze) y sus acólitos atracando bancos con máscaras de Nixon y Ronald Reagan, al bueno de Keanu no le queda otra que agenciarse una tabla y aprender a cabalgar las mareas. Señalemos que ni Swayze ni Reeves habían practicado dicho deporte jamás, y que ambos se rompieron unas cuantas costillas durante las lecciones de surf que tomaron antes del rodaje.

Infiltrados (Martin Scorsese, 2006)

Los infiltrados: Tanto Sullivan (Matt Damon) como Costigan (Leonardo DiCaprio) son detectives de la policía de Boston, y tienen ascendencia irlandesa. Lo cual les facilita (tal vez demasiado) cierto tipo de misiones.

Las infiltraciones: Resulta que, por una parte, Sullivan es un topo que espía a las fuerzas del orden por encargo del boss Frank Costello (Jack Nicholson), mientras que Costigan se hace pasar por un hampón para investigar a la Mafia irlandesa. Tras esta ración de traiciones y ejecuciones, la Academia de Hollywood entregó a 'Marty' ese Oscar que le debía desde los 70. Y nosotros, citando a Ralph Wiggum (Los Simpson) recordamos aquello de "La rata simboliza lo que es obvio".

Cypher (Vincenzo Natali, 2002)

El infiltrado: Como descubre Jeremy Northam, ex contable aburrido de la vida, ser un agente secreto en un mundo futurista tiene complicaciones que no habría imaginado ni Philip K. Dick.

Las infiltraciones: Como si de un juego de cajas chinas se tratase, Northam va cambiando de identidad en identidad, lavado de cerebro mediante, siempre con la misma misión: encontrar al desaparecido superespía Sebastian Rooks. Pero, cuando la personalidad se vuelve intercambiable, las sorpresas están a la vuelta de la esquina.

Encadenados (Alfred Hitchcock, 1946)

La infiltrada: Por causas familiares, Ingrid Bergman es reclutada por el servicio secreto para una misión muy arriesgada en Río de Janeiro. Bueno, si nos lo pidiera Cary Grant, nosotros tampoco nos negaríamos.

La infiltración: Por encargo de su enlace, Ingrid tiene que seducir a, y casarse con, un terrorista nazi (Claude Rains) con un preocupante complejo de Edipo y algo más que vinos añejos en la bodega de su casa. Ay, cómo disfrutaba Hitchcock haciendo sufrir a sus rubias...

Celda 211 (Daniel Monzón, 2009)

El infiltrado: Si fueras un funcionario de prisiones (Alberto Amman) que, tras un inoportuno coscorrón, despertases en una galería ocupada por presos que darían reparos al mismo Makinavaja, tú también te harías pasar por uno de ellos. ¿O no?

La infiltración: Una vez inmerso en el motín, y apadrinado por ese Luis Tosar que se ganaba a pulso su apodo de 'Malamadre', Amman comienza haciendo lo que puede por escaquearse del marrón... Hasta que las circunstancias, y esas cosas de la empatía, le llevan al peor destino de todo agente doble: transformarse en su propia máscara.

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