La directora de 'Cuties' recibió amenazas de muerte tras la polémica por el cartel de Netflix

Está siendo una temporada complicada para Maïmouna Doucouré. La cineasta francesa empezó muy bien el año, con su primer largometraje acudiendo al Festival de Sundance y saliendo de allí con un premio de mejor dirección. No solo eso, sino que Mignonnes, que es como se titula, además obtuvo un suculento acuerdo de distribución internacional con Netflix. 

Todo parecía bien encaminado para que espectadores de todo el mundo vieran la película de Doucouré, una historia muy personal protagonizada por una niña de 11 años, inmigrante de Senegal y musulmana, que vive con su familia en uno de los barrios más pobres de París.

Había toda una serie de temas candentes que Mignonnes trataba con gran sensibilidad, según quienes la vieron en Sundance: problemas de clase, el choque entre los valores tradicionales de su familia y la cultura de internet en la que crece la protagonista, la construcción de la propia identidad y también la hipersexualización que reciben las niñas preadolescentes.

Todo eso estaba en Mignonnes, y su tratamiento fue aplaudido. Pero luego la película pasó a convertirse en Cuties para el mercado internacional (Guapis en España) y llegó la polémica de su cartel en Netflix.

A la izquierda está el póster original de la película; a la derecha, el elegido por Netflix para promocionarla. La imagen de las protagonistas del filme, niñas de 11 años que forman un grupo de baile twerking llamado Cuties, disparó acusaciones de pedofilia y sexualización infantil dirigidas contra la plataforma, así como una llamada al boicot.

“Esta película es asquerosa ya que sexualiza a niñas de 11 años para el placer visual de pedófilos y también influye negativamente en nuestros hijos. No hay necesidad de este tipo de contenido, sobre todo cuando el tráfico sexual y la pedofilia siguen ahí. No hay excusa, es contenido peligroso”, se decía en una petición online que sumó más de 335.000 firmas pidiendo la retirada del título del catálogo de la plataforma.

Netflix no tardó en disculparse y rectificar, pero a Doucouré la polémica le siguió golpeando. De hecho, cuando todo estalló la directora estaba centrada en otro problema: los sucesivos retrasos que había sufrido el estreno en salas de Mignonnes en Francia a causa de la pandemia de COVID-19.

"Vi el póster al mismo tiempo que el público estadounidense. ¿Mi reacción? Fue una experiencia muy extraña", cuenta Doucouré en Deadline. "No había visto el póster hasta que me empezaron a llegar las reacciones en redes sociales, mensajes director y ataques contra mí. No entendía qué estaba pasando. Fue entonces cuando vi el cartel".

El caso es que por mucho que Netflix eliminara el cartel, y se agolparan los testimonios de las personas que habían visto la película y conocían realmente su contenido, eso no impidió que el torrente de insultos y acusaciones que recibió la directora se cortara. "Recibí numerosos insultos de gente que no había visto la película, que pensaban que había hecho una apología de la hipersexualización infantil. Incluso me mandaron amenazas de muerte", afirma.

En lo referente al cartel lanzado por Netflix, la cineasta se mantiene firme: "No representa la película ni, especialmente, su mensaje". Doucouré también señala que la plataforma se disculpó personalmente con ella. Fue el propio Ted Sarandos, codirector general de Netflix, quien la llamó por teléfono. Eso sí, la cineasta no revela el contenido de la conversación; solo concluye la entrevista recordando lo contenta que está de que hayan elegido su película y la vayan a mostrar en todo el mundo.

Guapis se estrena en Netflix el 9 de septiembre.