Daños colaterales: Películas modificadas tras una tragedia

Después del trágico tiroteo de la pasada semana en el centro comercial Aurora de Denver durante el estreno de El Caballero oscuro: La leyenda renace, la máquina censora (o más bien autocensora) de la industria cinematográfica americana se ha puesto en funcionamiento. La primera película afectada, como os contábamos la semana pasada, ha sido Gangster squad, cuyo próximo estreno tendrá que ser retrasado al incluir en el metraje un tiroteo en un cine; escena que será eliminada y, al tratarse de una parte fundamental de la historia, rodada de nuevo en un contexto diferente.

Sin embargo, el caso de Gangster squad no es el primero de este tipo (por desgracia, podemos poner la mano en el fuego de que tampoco será el último), ya que la historia del cine, principalmente el norteamericano, está salpicada de modificaciones, de tijeretazos que llegaron después de grandes tragedias. Si nos paramos a pensarlo, la cosa no es tan extraña, ya que tanto el monto de películas producidas anualmente en Estados Unidos, muchas de ellas de naturaleza violenta, así como el preocupante índice de homicidios del país (alrededor de 30.000 muertos al año por arma de fuego) terminan chocando en una cultura acostumbrada a mantener una línea que separe la idílica ficción de la cruda realidad.

La masacre de Denver, como decimos, no sólo ha afectado a Gangster squad, sino que también ha tocado a una película que poco o nada tiene de violento: Step Up Revolution. El filme, pensado para un público mayoritariamente adolescente, narra las andanzas de un grupo de baile que utiliza sus actuaciones callejeras para escandalizar y reivindicar nobles causas. Por desgracia para Summit Entertainment, los responsables del invento, la película incluye una escena en que un grupo de bailarines entra en un local utilizando bombas de humo como parte de su puesta en escena (minuto 1:40 del vídeo). La secuencia no ha sido modificada debido a su inminiente estreno en Estados Unidos, pero la productora ha retirado los trailers de la película, donde se mostraba brevemente la actuación con las bombas de humo. Summit ha publicado una nota de prensa donde advierte de que “estrenará esta inspiradora y no violenta película a lo largo de todo el país este fin de semana con su metraje original”.

Remontándonos años atrás podemos encontrar otros ejemplos de películas que tuvieron que ser modificadas a raíz de tragedias demasiado recientes para la población. En este contexto, el hecho que más autocensura provocó en Norteamérica fue, sin duda, el ataque contra las Torres Gemelas de 2001. En este artículo podéis encontrar numerosos ejemplos de películas retocadas tras los atentados del once de septiembre, incluyendo títulos de lo más variopinto que van desde Spiderman hasta Zoolander, pasando por la inocente Lilo & Stitch.

La autocensura americana no sólo ha afectado a las películas estrenadas en Estados Unidos, sino que también se ha dejado ver al otro lado del Pacífico. Warner Bros trató de actuar con la mayor sensibilidad posible tras el terremoto de Japón del pasado año e inmediatamente retiró de los cines el film de Clint Eastwood Más allá de la vida. La película arranca con una fiel recreación del tsunami que asoló Indonesia años antes, una secuencia demasiado familiar para el público japonés, que acababa de vivir una tragedia similar.

Otra película que tuvo que ser retocada a consecuencia tanto de su violencia explícita como de las similitudes con crímenes reales fue Asesinos natos. Pese a que Oliver Stone quiso hacer una crítica de cómo los asesinos recibían tratamiento de estrellas en los programas de televisión, hubo quien encajó la película por el lado opuesto. En el Reino Unido, el estreno en cine fue pospuesto al surgir dudas sobre si había servido de inspiración para asesinatos en Estados Unidos y su lanzamiento en vídeo fue cancelado por la cercanía con la matanza de Dunblane (Escocia), donde un hombre acabó con la vida de dieciséis alumnos y un profesor en un colegio de primaria.

Se considera que Asesinos natos ha inspirado alrededor de una docena de homicidios, uno de los cuales le valió una denuncia a Oliver Stone, así como el veto a su exhibición en algunos países como Irlanda.

Como digna excepción de esta tendencia a ocultar debajo de la alfombra todo aquello que pueda resultar doloroso para el público tenemos Arlington Road. El film protagonizado por Jeff Bridges hurga en la herida, desde una perspectiva de ficción, de un desgraciado suceso producido cinco años antes: la bomba en el edificio de Oklahoma que segó 168 vidas. En la brillante película de Mark Pellington se sugiere la posibilidad de que aquello que se nos muestra como obra de un perturbado que actúa en solitario sea en realidad la punta de un iceberg, de una conspiración mucho mayor. Un tema delicado que fue llevado al cine con valentía para crear esta rara avis de Hollywood.

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