[Crónica San Sebastián 2012]: Dejen a la guerra en paz

Penélope Cruz se va a la guerra de Bosnia en 'Volver a nacer', 'The Attack' nos pone al día del conflicto palestino-israelí y vemos una película que podría llegar a los Oscar. Por ANDREA G. BERMEJO
[Crónica San Sebastián 2012]: Dejen a la guerra en paz
[Crónica San Sebastián 2012]: Dejen a la guerra en paz
[Crónica San Sebastián 2012]: Dejen a la guerra en paz

Ahora que se ha vuelto a poner de moda la canción protesta salgamos a la calle y escribamos una consigna más en nuestras rebosantes pancartas: “Por favor, dejen de hacer películas con la guerra como trasfondo”. Directores del mundo, dejen a la guerra en paz. O si se van a meter en semejantes jardines, háganlo bien. Porque luego sucede lo que le ocurrió ayer a Sergio Castellitto en el teatro Principal de San Sebastián al proyectar su última película, Volver a nacer. Pataleos y abucheos. Y un Castellitto cabizbajo por las calles de lo Viejo. Que ni los pintxos del Egosari parecían animarle el espíritu.

Volver a nacer arranca en Sarajevo cuando un fotógrafo loquito y un poco hippy (Emile Hirsch) se enamora perdidamente del personaje interpretado por Penélope Cruz. La película, basada en una novela que firma la mujer de Castellitto, narra su fogosa y culebronesca historia de amor a caballo entre Roma y Bosnia. Mientras la pareja descubre que no puede tener hijos –durante esa hora y media, queremos decir–, estalla la guerra de Bosnia. Y entonces ellos deciden darse un garbeo por allí y llevarse su crisis de pareja con ellos. Echan una mano a sus amigos bosnios, vale. Pero la guerra Castellitto la cuenta con cuatro pinceladas, en segundo plano o fuera de él, y salpicada de unos momentos musicales y de guión –“sí, Kurt Cobain ha muerto, amigos”– surrealistas y frívolos. Si disparas, Castellitto, dispara bien.

Menos superficial parece The Attack, de Ziad Doueiri –curiosamente, el asistente de cámara de Tarantino en Pulp Fiction–. En The Attack, el conflicto, el ataque terrorista, también está contado de refilón, de hecho es una bomba que el protagonista –un cirujano árabe- escucha a lo lejos en el hospital donde trabaja en Telaviv. Pero ese ataque fuera de plano explica durante la siguiente hora y media la realidad palestino-israelí como un thriller y lo hace de forma correcta, amena y sobretodo, con la seriedad que merece el conflicto que trata.

Será que nos gustan más las películas menos ambiciosas y con menos disparos. Ayer nos emocionó en el teatro Victoria Eugenia la entrañable The Sessions, revelación del pasado Sundance y posible tapada de los Oscar, según la rumorología donostiarra. The Sessions es la historia real de Mark O’Brien, un hombre postrado en una cama desde que a los 6 años el polio le dejó paralizado, que decide perder la virginidad. Esta comedia a lo Pequeña Miss Sunshine dará de qué hablar. Así que id apuntando. Pero sin pistola.

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