[Crónica San Sebastián 2011] ¡Vuelve el cine mudo!

'The Artist' deja sin palabras al público; 'Drive, sin respiración. Por MANUEL PIÑÓN
[Crónica San Sebastián 2011] ¡Vuelve el cine mudo!
[Crónica San Sebastián 2011] ¡Vuelve el cine mudo!
[Crónica San Sebastián 2011] ¡Vuelve el cine mudo!

Pues esto se acaba, amigos. La penúltima jornada de San Sebastián siempre parece la última. Mucha gente ya se ha ido, quedan sólo un par de películas por pasarse por primera vez y en general parece que se impone el silencio. Será para ayudar a concentrarse a los miembros del jurado. Las películas que se reservaban para cerrar la Sección Oficial parecen más restos de stock guardados al final del almacén que películas con aspiraciones reales de llevarse algo. La griega Unfair World, por ejemplo, un cuentecillo que explota el carapalismo como recurso de la comedia inteligente. "A lo mejor por lo de la crisis rasca algo", me chiva un compañero. Cosas más raras se han visto.

Directamente fuera de concurso, la francesa Untouchable fue ayer una rara anomalía: una comedia de las de personaje marginal pero vitalista que irrumpe en la vida de un forradísimo tetrapléjico como asistente. En EE UU el papel del negro de barrio y guasón lo habría hecho Chris Rock o Eddie Murphy; al ser francesa tiran de Omar Sy, que divierte con los chistes más brutos que se puedan hacer sobre alguien que no puede mover nada del cuello para abajo. ¿Irritación en el patio de butacas? Qué va, todo lo contrario, el ambiente está ya tan relajado que se aceptan incluso estas cosas. Yo mismo me reí con cosas que da vergüenza reconocer.

De The River Used to Be a Man, una sobre un alemán que se pierde solo en algún lugar salvaje de África, mejor que hablen otros. Aguanté 30 minutos pelados de supervivencia, casi lo mismo que si la hubiera protagonizado.

A pesar de lo que pueda parecer, estas últimas horas en la ciudad donostiarra han sido en las que se ha disfrutado de las dos grandes películas del festival. No optan a premios por haber pasado ya por otros certámenes, pero The Artist y Drive estarán sin duda entre lo mejor del año. Comparten en esencia el hecho de ser dos ejercicios de estilo, pero sin embargo no podrían ser más distintas.

The Artist es una película muda, realizada a imagen y semejanza de las que se hacían en Hollywoodland en los años 20. Asombrosa, inaudita, plena en homenajes al cine primigenio, es a la vez Ed Wood y Cantando bajo la lluvia, Chaplin y Rodolfo Valentino… Y sin decir ni una palabra, simplemente apoyándose en la gestualidad y el humor visual de las películas a las que homenajea. Pondrá de moda el cine mudo, seguro.

Y de Drive, la película que arrasó en Cannes, ¿qué se puede decir? Pues que no se ha visto nunca algo igual. Ryan Gossling, que interpreta a un conductor que alterna el trabajo de especialista en escenas de acción con el de chófer de atracos, ha dado con el papel que le convertirá no sólo en la estrella que debe ser, sino en un icono. Elevando a la altura de género culto el exploitation que Tarantino lleva décadas saqueando, e incorporando elementos de videojuegos como Grand Theft Auto o Driver, el cine de acción oriental más sádico y una sensibilidad ochentera, Drive es a la vez imprescindible palomitero y título para asiduos de la versión original.

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