Por un puñado de virgos: La comedia teen y su obsesión con la 'primera vez'

Aclamada en EE UU, '#SexPact' presenta a un grupo de padres espantados ante el afán carnal de sus hijas. ¿De dónde viene esta obsesión por el debut sexual en la comedia teen?
Por un puñado de virgos: La comedia teen y su obsesión con la 'primera vez'
Por un puñado de virgos: La comedia teen y su obsesión con la 'primera vez'
Por un puñado de virgos: La comedia teen y su obsesión con la 'primera vez'

Un ex luchador de catch introduciéndose cerveza a presión por el orto. Lo creas o no, esa es la escena más aclamada del megacachas John Cena en #SexPact, una de esas comedias destrozonas sobre adolescentes a las que tan fácil es desdeñar por anticipado… salvo porque, en este caso, la comedieta en cuestión se ha ganado alabanzas del Washington Post (“Una sátira con momentos de inspirada locura”), Slate (“Sorprendentemente progresista”) y otros medios estadounidenses que, a priori, deberían haberla puesto a caer de un guindo.

Estas opiniones, sumadas a su rentabilidad en taquilla (56 millones de dólares en dos semanas sobre 21 de presupuesto) nos llevan a preguntarnos dónde estará el secreto del filme. ¿En las mañas como directora de Kay Cannon, la impulsora de Rockefeller Plaza y la trilogía Dando la nota? ¿En sus productores Seth Rogen y Evan Goldberg? ¿En ese arma secreta para cualquier película que se llama Leslie Mann?  

Por un puñado de virgos: La comedia teen y su obsesión con la 'primera vez'

Pues más bien no: #SexPact (horrenda versión española del original Blockers) cuenta con mucha comicidad over the top, pero lo que ha convencido a los críticos ha sido su retrato de unos padres desquiciados ante la perspectiva de que sus hijas pierdan la virginidad en el baile de graduación. Si esta premisa te suena, no te culpamos: el debut sexual es una constante en el cine teen. Pero… ¿a que cuesta recordar apenas algún filme (alguna comedia, al menos) que lo abordase desde la perspectiva femenina?

Ellos lo ganan, ellas la pierden

No hace falta ser sociólogo ni sexólogo para saber que la iniciación carnal es un momento lleno de significantes. Para los varones hetero, señala el crítico cultural Nacho M. Segarra, la ‘primera vez’ es un rito de paso, pero también muchas más cosas: “Un acceso al prestigio social, una colección de conocimientos y una forma de señalarte como heterosexual”. Beatriz Navas, escritora cuyo volumen Y ahora, lo importante recoge sus diarios de adolescencia, profundiza en esta idea: “El período en el que una experimenta con la sexualidad es una fuente de experiencias que se ven filtradas y mediadas por la sociedad”, indica.

De este modo, si nos atenemos a la filmografía generada por el tema durante cuatro décadas (de Aquel excitante curso a #SexPact, pasando por American Pie, hay donde escoger), vemos que el cine, en su doble faceta como espejo y transmisor de mores sociales, ha abordado este asunto con la energía (y la sutileza) de un quiceañero salido.

Por un puñado de virgos: La comedia teen y su obsesión con la 'primera vez'

Y de quinceañeros salidos tenemos que hablar, porque abordando la comedia ochentera uno se encuentra con trabajos como Porky’s (1981), El último americano virgen (remake de la israelí Polo de limón, estrenado en 1982 y con un tono mucho más crudo de lo esperable) y sobre todo aquella Risky Business (1983) en la que Tom Cruise remataba la faena comenzada ese mismo año con Ir a perderlo… y perderse. Filmes en los que la primera experiencia erótica es un triunfo que debe ser alcanzado a toda costa, incluso aunque para ello el varón joven deba tirar de billetera.

Así pues, podemos verlos como productos de la era Reagan que observan el comercio carnal desde el capitalismo salvaje, pero el guionista Adolfo Valor (Promoción fantasma) añade algo más: “La pérdida de la virginidad aporta una estructura muy clásica a tu trama porque le proporciona al protagonista un objetivo claro”. Nacho M. Segarra, por su parte, ironiza señalando que dichas tramas, en muchos casos, “no están tan lejos de las de las comedias de los 50 con Rock Hudson y Doris Day”. En cuanto al descenso del contenido sexual que se aprecia a partir de mediados de los 80, el crítico identifica un motivo claro: “La crisis del sida”.  

"El miedo a que te llamen 'puta"

Aquí nos topamos con la ausencia de siempre: las chicas no parecen haber sido invitadas a la fiesta. Incluso a la crítico Desirée de Fez, que se confiesa “una loca de la comedia adolescente”, le cuesta encontrar ejemplos más allá de Faldas revoltosas (1980), filme en el que Tatum O’Neal y Kristy McNichol competían por llegar primero al huerto y que ella recuerda como “muy amargo”.

Por un puñado de virgos: La comedia teen y su obsesión con la 'primera vez'

De Fez, por otra parte, señala que sus filias tienden más a las obras de la ‘escuela John Hughes’ como Dieciséis velas (1984) y Un gran amor (1989), mucho menos sexualizadas y más centradas en lo emocional. Como Molly Ringwald, actriz fetiche de Hughes, ha señalado hace poco en un artículo para el New Yorker, esos filmes no se libran de las actitudes sexistas, pero la crítico considera esto “malas decisiones en películas muy valiosas, porque proponían personajes femeninos fuertes, conscientes y dueños de su sexualidad”.

Beatriz Navas, por su parte, señala la raíz de esta diferencia: la presión social, mucho más represiva, a la que se enfrentan las mujeres jóvenes. O, en otras palabras, “el miedo a que te llamen ‘puta”. “Cuando tenías sexo por primera vez, dudabas incluso de contárselo a tus amigas”, recuerda la escritora, aunque también matiza que esto puede haber cambiado con los años.

La edad de la ironía

Bien fuera debido al VIH, bien al cambio en las modas de Hollywood, lo cierto es que el paso de los 80 a los 90 fue duro para la comedia teen. Beatriz Navas recuerda Dirty Dancing (1987) y Sirenas (1990) como felices excepciones, ambas muy atentas a la perspectiva de sus heroínas, pero Nacho M. Segarra añade que el deseo juvenil se identificó durante aquella época, bien con las puñaladas de Scream en 1996, bien con la promiscuidad brutal y contagiosa descrita el año anterior por Kids.

Por un puñado de virgos: La comedia teen y su obsesión con la 'primera vez'

Pero toda acción tiene su reacción, incluso aunque esta se aplique a una tarta de manzana o, en inglés, a una American Pie. Con los modales de un rinoceronte, la película de Paul y Chris Weitz llegó en 1999, justo cuando 10 razones para odiarte proponía un regreso a los modos hughesianos (y shakespearianos: se trata de una deconstrucción de La fierecilla domada) mediante la relación entre la feminista Julia Stiles y el macarrilla Heath Ledger. ¿Hace falta decir cuál de los dos filmes se convirtió en un éxito y cuál en un título de culto?

Acerca de las peripecias de Jason Biggs y Alyson Hannigan, nuestros expertos difieren en casi todo salvo en una cosa: identificar la ironía como su ingrediente principal. “American Pie llegó cuando la comedia adolescente estaba en decadencia y ofreció un punto de vista posmoderno, de parodia”, resume Adolfo Valor. Y mientras Desirée de Fez señala los valores del filme (“Un festival muy divertido a costa de las malas decisiones del subgénero”), Nacho M. Segarra lo ataca por mostrar el cuerpo femenino como “algo lleno de flujos, liminal, grotesco”. El crítico solo encuentra algo más inquietante que esto: “Las películas de Judd Apatow como Virgen a los 40, que trasladan ese carácter adolescente y ese rechazo al cuerpo de la mujer a personajes adultos”.

Por un puñado de virgos: La comedia teen y su obsesión con la 'primera vez'

Los relatos sobre el acceso carnal, en todo caso, no desaparecieron cuando American Pie dejó de ser un fenómeno. En el siglo XXI nos encontramos con Supersalidos (2007) y Adventureland (2009), filmes que revisan el tema a través de la tragicomedia, y con la interesantísima Rumores y mentiras (2010) llevándose a un instituto la trama de La letra escarlata, el clásico de Nathaniel Hawthorne sobre el ostracismo de la ‘mujer caída’ (aquí, Emma Stone). “¡Amo esa película!”, exclama Desirée de Fez. Y añade: “Quiero creer que la comedia adolescente que está por llegar irá en esa dirección, pero de forma menos redicha”. 

La nueva revolución sexual en el cine para jóvenes procede de otro ángulo, eso sí: en EE UU, el gran éxito de la comedia teen en 2018 está siendo Con amor, Simon, filme que aplica el libro de estilo de John Hughes a la historia de un adolescente gay. Todo un cambio respecto de la británica Beautiful Thing (1996, más cercana a Ken Loach que a Hollywood) o de los desparrames satíricos de But I’m a Cheerleader (1999) y Not Another Gay Movie (2006). Ya sea en el espectro hetero, ya en el LGBT, está claro que ciertas cosas no tienen (ni tendrán) enmienda.

Por un puñado de virgos: La comedia teen y su obsesión con la 'primera vez'
Mostrar comentarios

Códigos Descuento