Catherine Deneuve y otras artistas francesas defienden la libertad sexual

'La violación es un crimen. Pero el flirteo insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista', afirman contra el movimiento #MeToo.
Catherine Deneuve y otras artistas francesas defienden la libertad sexual
Catherine Deneuve y otras artistas francesas defienden la libertad sexual
Catherine Deneuve y otras artistas francesas defienden la libertad sexual

Catherine Deneuve forma parte de un colectivo de un centenar de mujeres prominentes en diversos campos de la cultura francesa –incluidas las escritoras Catherine Robbe-GrilletCatherine Millet o la cantante Ingrid Caven– que han firmado un texto conjunto contra lo que consideran un ataque a la libertad sexual por parte del movimiento #MeToo, creado para concienciar respecto a la cultura de abuso sexual contra las mujeres.

"La violación es un crimen. Pero el flirteo insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista", comienza el texto, redactado por la escritora y psicoanalista Sarah Chiche. "Después del escándalo Weinstein ha habido una legítima toma de conciencia de la violencia sexual ejercida sobre las mujeres, especialmente en el entorno profesional donde ciertos hombres abusan de su poder. Era necesaria. Pero hoy esa liberación de la palabra se torna en su contra: se nos ordena hablar como es debido y callar lo que molesta. Quienes se niegan a plegarse a esas órdenes son vistas como traidoras, ¡cómplices!", prosigue.

Tras su publicación en el periódico Le Monde, el texto inmediatamente ha generado una oleada de críticas y reacciones en contra en las redes sociales. Precisamente ese tipo de juicios repentinos es uno de los aspectos sobre los que alerta esta carta abierta. "[El movimiento] #MeToo ha puesto en marcha en la prensa y las redes sociales una campaña de delaciones y acusaciones públicas hacia individiuos que, sin dejarles la posibilidad de responder ni defenderse, son colocados exactamente en el mismo plano que los agresores sexuales. Esta jusiticia expeditiva ha dejado ya sus víctimas: hombres sancionados en el ejercicio de su profesión, forzados a dimitir, etc. cuando solo se equivocaron al tocar una rodilla, intentar robar un beso, hablar de cosas 'íntimas' durante una cena profesional o enviar mensajes con connotaciones sexuales a una mujer cuando la atracción no era recíproca", aseguran las firmantes. "Lejos de ayudar a las mujeres a ganar autonomía, esta fiebre por enviar los 'cerdos' al matadero sirve en realidad a los intereses de los enemigos de la libertad sexual, los extremistas religiosos, los peores reaccionarios y aquellos que opinan, en nombre de una concepción esencial del bien y la moral, que las mujeres son seres 'especiales', niñas con rostro adulto, que precisan protección".

El miedo a una oleada de represión sexual es uno de los motores del texto. "Es propio del puritanismo tomar, en nombre de un presunto bien general, los argumentos a favor de la protección de las mujeres y su emancipación para encadenarlas a un estado de víctimas eternas, de pobres cositas indefensas bajo el control de demonios falócratas, como en los viejos tiempos de la brujería", se afirma.

Por último, las firmantes atacan una visión de la lucha feminista con la que no se sienten identificadas. "Como mujeres, no nos reconocemos en un feminismo que, más allá de denunciar los abusos de poder, se viste de odio a los hombres y la sexualidad. Creemos que la libertad de rechazar una propuesta sexual va unida con la libertad de importunar. Consideramos que una debe saber cómo responder a esa libertad para molestar de otra manera que no sea recluirnos en un papel de víctima." (...) "Por encima de todo, somos conscientes de que el ser humano no es monolítico: una mujer puede dirigir un equipo profesional y disfrutar de ser el objeto sexual de un hombre sin necesidad de ser una 'zorra' ni una vil cómplice del patriarcado. Puede asegurarse de que su salario sea igual al de un hombre, pero no sentirse traumatizada de por vida por un roce en el metro, aunque sea un delito. Incluso puede verlo como la expresión de una gran miseria sexual, o como algo sin importancia", concluyen.

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