Cara Delevingne: ¿demasiado salvaje para Hollywood?

A no ser que durante el último año hayas vivido en una cueva sin conexión a internet ni vallas publicitarias en los alrededores, lo más seguro es que a día de hoy el rostro de Cara Delevingne te resulte más reconocible que el de esas personas que aparecen en tu muro de Facebook sin que seas capaz de recordar cuándo, por qué viaje o curso de idiomas las añadiste. La británica de 22 años (cumplirá 23 el 12 de agosto) se ha convertido en la modelo más ubicua del momento, copando portadas de revistas, carteles y pasarelas como para heredar por la vía rápida el trono de Kate Moss (no por nada, comparten a la misma cazatalentos) a base de magnetismo, desparpajo macarra y ganas de pasarlo bien sobre una base de calculada espontaneidad contagiosa.

Pero no sólo de desfilar para Burberry, Oscar de la Renta, DKNY, Victoria's Secret, Givenchy o Chanel y postear como una descosida en Tumblr vive una celebridad mundial a día de hoy, así que Delevingne también se ha girado hacia Hollywood. Aunque su primera intervención cinematográfica fue en la Anna Karenina (2012) de Joe Wright con un papel sin diálogo, 2015 marca el año de su desembarco absoluto en las pantallas de cine. El viernes se estrena Ciudades de papel, adaptación del bestseller homónimo de John Green (Bajo la misma estrella) que aspira a convertirse en el bombazo adolescente del verano. A partir del año que viene, la veremos como Enchantress en el Escuadrón Suicida de David Ayer; como sirena en Pan (Viaje a Nunca Jamás), de nuevo con Wright; en la adaptación de los London Fields de Martin Amis compartiendo cartel con Johnny Depp; y, si los planes de Luc Besson para iniciar una franquicia con Valérian (el cómic que inspiró a Star Wars) salen bien, vamos a tener para rato sus aventuras espaciales como Laureline.

Eso sí, todavía está por ver si Cara Delevingne llegará a convertirse en una superestrella de Hollywood con todas las de la ley o acaba tan perdida como su BFF Rihanna. Puede que la industria del cine todavía no esté tan preparada como cree para el torbellino que se le avecina. La modelo ya ha demostrado durante la promoción de Ciudades de papel que algunos de los rituales y automatismos a los que suelen someterse las demás actrices no van del todo con ella. Lo dejó bien claro durante esta extraña entrevista promocional con un show matinal de Sacramento donde la desgana, el sarcasmo y la incomodidad en el ambiente pudieron cortarse con tijeras de podar.

No, Cara Delevingne no es el tipo de estrella vaporosa y maleable a la que están acostumbrados ciertos periodistas del mundo del entretenimiento. Por este y los siguientes motivos la británica se sale del molde habitual de Hollywood; puede que eso le ponga las cosas más difíciles, pero en realidad deseamos que, como ha hecho con la moda, ayude a cambiar el panorama demasiado homogéneo que solemos ver en las carteleras. Que ahí también siga haciendo muecas y sacando la lengua.

Frente a la dictadura de las pinzas a la que están sometidas la mayoría de las mujeres del mundo del espectáculo y de fuera, Delevingne ha convertido sus pobladas cejas en un símbolo de poder y personalidad que potencian aún más la expresividad de su cara. Y te barren a seguidores en Twitter.

La modelo se muestra tan segura de sí misma que no pierde ninguna ocasión para ensayar muecas raras, bizquear, poner boca de pez o, en general, posar para las fotos haciendo todo lo contrario a Taylor Swift.

El mundo de la moda y la alta costura es muy restrictivo con la decoración permanente que las modelos hacen de su principal herramienta de trabajo. Adivina qué: a Cara Delevingne eso le da completamente igual. Su león en el dedo índice y el "Made in England" de la planta del pie lo atestiguan.

Cara Delevingne sale con Annie Clark, más conocida como la cantante St. Vincent. Además de, por definición, ser la pareja más molona que probablemente exista ahora mismo sobre el planeta Tierra, el anuncio de su relación propició que la modelo defendiera públicamente su bisexualidad tras haber sido cuestionada por la revista Vogue como un capricho pasajero.

Y lo reconoce abiertamente. Como tu recurso al take away del McDonald's 24 horas tras una noche de farra, pero con gente como Rita Ora [arriba] o Candice Swanepoel [abajo].

Al menos, de sus compañeras de Victoria's Secret, a quienes afirma poder identificar tan sólo echando un vistazo a sus posaderas.