[Cannes 2019] En 'The Dead Don't Die' Jarmusch se come el género zombie

El director de 'Dead Man' y 'Solo los amantes sobreviven' vuelve a aplicar su personalísimo estilo sobre el cine de género, esta vez de zombies, demostrando más humor que ideas.
The Dead Don't Die Cannes 2019
The Dead Don't Die Cannes 2019
The Dead Don't Die Cannes 2019

Desde que comenzó a dirigir sus primeras películas en el circuito del bajo presupuesto y la independencia absoluta, Jim Jarmusch ha tenido una peculiar relación con los géneros populares del cine estadounidense. Siempre observándolos desde su personalísimo punto de vista de manera más o menos explícita, ya sea manejando códigos de road movie para hablar del viaje sin rumbo de Stranger than Paradise (1984) o abordando directamente el western (Dead Man, 1995) o el cine de vampiros (Solo los amantes sobreviven, 2013). En The Dead Don't Die, su 13º largo de ficción, se encara de manera frontal al subgénero de zombies para llevarlo (o, más bien, arrastrarlo) a su propio terreno.

Es lo que el director viene haciendo durante toda su carrera, cuatro décadas de trabajo en las que se ha mantenido incorruptible y ajeno a los poderes comerciales de Hollywood. No obstante, The Dead Don't Die no opera en torno al cine de zombies con la misma agudeza que Dead Man podía demostrar hacia el western crepuscular, Ghost Dog (1999) hacia el cine samurái o Solo los amantes sobreviven hacia el concepto de lo vampírico. Jarmusch está de cachondeo y apuesta por la ligereza y el humor bajo en grasas con una decisión tan firme que podría resultar incluso radical... si los chistes funcionaran alguna que otra vez, claro.

Con The Dead Don't Die el director ha hecho una comedia de zombies sin tomárselo muy en serio; ni él, ni el kilómetro largo de intérpretes famosos y sospechosos habituales de su filmografía que ha reclutado para la ocasión, de Bill Murray, Adam Driver, Chloë Sevigny Iggy Pop a Tilda Swinton Selena Gomez). Y tampoco es que haya por qué pedirle más, sienta incluso mal ponerse a regañadientes con una película tan libre e intrascendente, en el linde de la broma privada, pero el resultado es realmente flojo para un cineasta que, precisamente, se hace enorme cuando saca obras capitales de los puntos de partida más simplones y anodinos (ahí está la magnífica Paterson (2016), justo su anterior película).

En sus mejores momentos (con Jarmusch eso siempre implica una generosa cafetera), The Dead Don't Die recuerda al gamberrismo desafectado de la Mars Attacks! (1996) de Tim Burton, otra obra bufa difícil de clasificar en la que un rebelde de peinado hiperbólico se reía sin piedad de la clase A de Hollywood bajo el prisma de la ci-fi de serie B más chiflada. Pero la mayor parte del tiempo repasa la mitología zombie saltando uno tras otro por sus códigos más habituales (y sobados en una época de sobreexplotación absoluta del género) sin detenerse mucho a sofisticar o afilar lo que tiene que aportar.

Señalar de esta manera el consumismo, la desmovilización política o la alienación de la sociedad capitalista, más dos o tres chistes sobre hipsters y rupturas de la cuarta pared sin rumbo ni destino, no hace justicia a un cineasta que ha hecho de la tranquilidad su seña de identidad, pero no de la parsimonia intelectual o los chistes de padre. Puede que Jarmusch no buscara nada más allá de pasar un buen rato entre amigos recordando lo buenas que son las películas de George A. Romero Sam Raimi –aunque de esa misma línea de elogio y homenaje es posible sacar muchísimo más ya lo demostró Edgar Wright–, pero para eso podría haber ido a la Zombie Walk de su localidad más cercana: es el mismo tipo de diversión rancia pero mucho más ignorable.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento