[Cannes 2019] El triunfo y la emoción de 'Dolor y gloria'

La ovación en la premiere y una rueda de prensa de confesiones y celebración: el gran día de Almodóvar en el Festival.
Dolor y gloria
Dolor y gloria
Dolor y gloria

La rueda de prensa de Dolor y gloria llegó al día siguiente de la premiere, como siempre en Cannes. Con la resaca, tras los 10 minutos de aplausos que recibieron en el Grand Théâtre Lumière en la víspera, el equipo de la película presente en el Festival seguía esta mañana en un estado de embriaguez emocional. “Creo que no voy a poder olvidar la noche de anoche. La experiencia ha sido inenarrable. Y estamos muy contentos”, empezó diciendo Pedro Almodóvar, después de un nuevo aplauso de los periodistas presentes.

“El público nos mantuvo en pie muchos minutos y se te vienen a la cabeza muchas cosas de estos 40 años que hace nos conocemos”, añadió, sentado a su lado, Antonio Banderas –para quien la crítica pide Palma–. “40 años que tienen que ver con nuestra historia, con la historia de nuestro país. Alguna lágrima se escapó de felicidad”.

El éxito que vivió la película en España continúa entre el público extranjero. En Francia, además, Almodóvar es especialmente querido y respetado. Él devuelve ese cariño. “Yo soy francés. O como dicen ellos: ‘Estoy francés’. Francia una vez que te adopta, te adopta de un modo absoluto. Soy un cineasta franco-español”.

Esta es su sexta vez en el Festival de Cannes, en el que ha sido más recientemente presidente del jurado. Por eso conoce muy bien cómo funciona la elección de premios y después de quedarse tantas veces a las puertas del más gordo, estos días no quería aventurarse a nada. Solo seguir celebrando. Tampoco Banderas quería entrar en esa idea del premio. “La expectativa es la madre de la frustración y yo no quiero frustrarme”, dice.

Banderas

“Yo he hecho 113 películas y no me importan nada las Palmas, para mí los meses de verano pasado han sido probablemente los más felices como actor en mi vida, y eso no me lo puede quitar nadie”, dijo emocionado. A lo que siguió otro aplauso.

CONFESIONES Y GLORIA

Banderas se abrió de nuevo en la rueda de prensa, como ha ido haciendo en todos estos meses de promoción. “He estado diciendo que para este personaje tenía que matar a Antonio Banderas. Es una reflexión que empieza hace nueve años. Cuando llego a Almodóvar después de 22 años sin trabajar juntos –habíamos mantenido nuestra amistad (–“Era mi familia americana”, saltó Almodóvar)–, y llegué al primer ensayo de La piel que habito, ingenuamente, con una mochila cargada de todo lo que había aprendido en mis casi 20 años en EE UU, me siento más seguro. Y él me dijo: ‘Ya, pero eso no me interesa en absoluto’. Quería encontrar a Banderas y yo en aquel momento no lo vi”.

El actor malagueño volvió a contar que en La piel que habito estaban “más enfrentados creativamente”, pero cuando vio la peli en Toronto, se dio cuenta de que Pedro había sido capaz de sacar de él un personaje que no sabía que tenía dentro. “Fue una lección de humildad”, continuaba. Y una invitación a redescubrirse y reencontrarse.

Penelope Cruz

Penélope Cruz también le reveló una confesión a Almodóvar, ante toda la prensa, la sala abarrotada. “En nuestras películas anteriores hemos pasado más tiempo hablando, ensayando y aquí me entró una especie de pudor a la hora de hacer preguntas”, contó la actriz, mientras el director la miraba fijamente.

“Y eso me sorprendió, porque él en ningún momento dijo que esto era todo lo que podíamos saber. Pero se creó esto entre nosotros y todos los departamentos: un respeto hacia alguien que se está poniendo sobre la mesa, que está contando ahí su vida. Hay partes de su vida que tú sabes porque te las ha contado y otras que te quedas con la duda. Yo me quedé con la duda, pero había algo en mí que decía: No preguntes, ahí tienes este mapa, esta maravilla de guion y sabes todo lo que tienes que saber. Era una mezcla de pudor y respeto. No te lo he dicho nunca, pero hemos tenido menos conversaciones sobre el personaje que en ninguna de las otras películas. Me doy cuenta más ahora de que tenía curiosidad, pero me podía más el respeto, el cariño y el tratar con cuidado algo tan delicado: que un cineasta ponga ahí algo de su vida”.

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