[Cannes 2019] ‘Diego Maradona’, rebelde, tramposo, héroe y dios

El director de ‘Senna’ y ‘Amy’, Asif Kapadia, retrata al mito del fútbol en un documental con imágenes inéditas.
Diego-Maradona
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El partido de Argentina contra Inglaterra, en el Mundial del 86. Ese es el momento que según Daniel Arcucci, el biógrafo de Diego Maradona, explica mejor el mito del futbolista: “Un poco de trampa, pero también genialidad”. Aquel gol que marcó con la mano. La mano de Dios.

“Si hablas mal de Maradona, hablas mal de Dios”, dice justo después un napolitano al que grabaron justo después de que el argentino consiguiera para el Nápoles el primer Scudetto de su historia.

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Era 1987. Maradona llevaba tres temporadas en el equipo de sur italiano, viviendo en esa ciudad del sur, peligrosa, racista, en la que conoció la gloria y el infierno. Para Asif Kapadia esa ciudad era el corazón de la historia que tenía que contar de Diego Maradona. “Muchos argentinos dirán que la historia de Maradona es la que ocurrió antes del Nápoles: un chico joven que era increíble, todo el mundo veía como un genio. Pero los italianos dirán: ‘No, no, es Nápoles, ganar el primer título’. Otros dirán que fue el Mundial ganado por un único jugador o su tiempo en Cuba o cómo es ahora”, explica el director que ya estrenó en Cannes su anterior documental, también del ascenso y caída de otro mito, Amy Winehouse.

Pero Nápoles ejemplificada todo: su punto más alto y su caída al abismo. Pasaron de amarlo, a odiarlo, a repudiarlo. Durante mucho tiempo hicieron la vista gorda con sus salidas nocturnas (de domingo por la noche a miércoles salía de fiesta sin parar, con la cocaína como mejor compañera), de jueves al partido de cada domingo se limpiaba. Tampoco prestaron atención a sus relaciones con la Camorra, la mafia napolitana. Hasta que llegó la semifinal del Mundial de 1990: Argentina contra Italia en el estadio del Nápoles, ni más ni menos. Se lo juegan a penaltis. Gana Argentina. Maradona pasó de dios a diablo. Le detuvieron con cocaína, le hicieron controles de drogas, dio positivo y le expulsaron un año. Volvió a Argentina.

“Llegué a Nápoles con 85 mil personas dándome la bienvenida, me fui de allí solo. Tranquilo”, dice Maradona en voz en off, mientras se ven esas imágenes de despedida.

Después, el documental salta a 2004, un Maradona gordo, llorando en televisión hablando de su proceso de rehabilitación.

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Kapadia tuvo acceso a más de 500 horas de imágenes que rodaron el argentino Juan Laburu y el italiano Gino Martucci, siguiendo la idea del manager del futbolista Jorge Cyterszpiller. Y a eso hay que sumarle las horas de partidos, las apariciones mediáticas. El mayor trabajo del director fue eliminar material, encontrar la esencia. Dos horas de grandes momentos famosos y pequeños instantes de una cara conocida pero que no deja de sorprender. La dualidad entre Diego y Maradona. La lucha entre Maradona y Diego, y como el primero acabó arrastrando al segundo. Las entrevistas son voces en off sobre todo ese material de archivo con el que futboleros y feligreses de la Iglesia Maradona se sentirán satisfechos.

Kapadia estuvo en el estreno de Diego Maradona en Cannes que, hasta el último minuto, esperó la presencia también del futbolista. El propio director explicó que no pudo asistir por una operación que le habían realizado en el hombro en México.

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