Cannes 2017: 'Carne y Arena', Iñárritu entre fronteras reales y virtuales

La experiencia de VR del mexicano era uno de los highlights del Festival, ya lo hemos vivido y te lo contamos todo.
Cannes 2017: 'Carne y Arena', Iñárritu entre fronteras reales y virtuales
Cannes 2017: 'Carne y Arena', Iñárritu entre fronteras reales y virtuales
Cannes 2017: 'Carne y Arena', Iñárritu entre fronteras reales y virtuales

La cercanía de la elección de Donald Trump o del Brexit y de este nuevo orden mundial en el que vivimos a la 70 edición de Cannes ha tenido como consecuencia que las películas presentadas no pudieran recoger este ambiente global. Aunque sí es cierto que ha habido apuntes a algunos temas, como la crisis de los refugiados (en Haneke o en el documental de Vanessa Redgrave), ese vacío en reflexiones sobre la situación actual lo ha llenado Alejandro G. Iñárritu con una experiencia "catártica y emotiva". Su Carne y Arena, presentado entre las celebraciones del 7o aniversario, estaba en todas las listas de "must-see" del Festival, una experiencia de realidad virtual, fuera de la sala de cine, fuera del Palais y el entorno de Cannes en el que nos movemos, fuera de nuestra zona de confort.

Para ver Carne y Arena en Cannes, cada periodista debía recibir antes una invitación personalizada. En esa invitación, te ofrecían horarios de visita cualquier día del Festival de 8.30 a 9 de la noche. Una vez seleccionado uno, te citan en el puerto donde un coche te lleva, junto a otros dos periodistas, hasta un hangar a unos 15 minutos del Palais (según el tráfico).

Al llegar, los tres leemos una primera explicación del proyecto en el que han trabajado durante cuatro años Iñárritu y su fiel director de fotografía, Emmanuel Lubezki, en el que el director mexicano lo define como "espacio narrativo múltiple", "etnografía semifuncional", "sin actores" y "catártica y emotiva". Después, uno a uno vamos entrando en el espacio cerrado por los restos de una antigua valla metálica que separa Arizona (EE UU) de México.

En la primera sala, ya uno solo, debes seguir las instrucciones: quitarte zapatos y calcetines, meterlos en un casillero y esperar a que suene la alarma para cruzar la puerta. Cuando suena, esto (abajo) es lo que encuentras...

Cannes 2017: 'Carne y Arena', Iñárritu entre fronteras reales y virtuales

Una enorme sala en casi completa oscuridad con suelo de arena de desierto, en la que te esperan dos técnicos que te colocarán la mochila, las gafas y unos cascos. Diez segundos después empieza la realidad virtual: es el atardecer en mitad del desierto de Sonora. Solo tienes unos segundos más para disfrutar de la soledad y moverte con tranquilidad por un desierto en completo silencio, puedes moverte por todo el espacio mirando para todos lados y si te acercas demasiado a la pared donde encontrarás rocas en el suelo, los técnicos tiran ligeramente de una cuerda sujeta a tu mochila.

Pero probablemente antes de que pase eso, llegan los protagonistas de esta película, los inmigrantes que siguen a un coyote en la noche evitando ser atrapados por la patrulla de la frontera. Seguramente llevan días andando, una mujer mayor se queja del dolor de sus pies, un bebé llora, el coyote habla nervioso por teléfono... Estás entre ellos, eres uno más, cuando aparece el helicóptero, viento, una luz cegadora, mucho ruido; le siguen los policías en coche que salen armados y pidiendo que se tiren al suelo y levanten las manos. La tensión crece y tú sigues ahí en medio.

Las historias de los personajes son reales, son historias que el director de El renacido ha ido recogiendo en estos años. Para ganar en realidad en esta experiencia virtual. "Quería la inmersión. Quería libertad de movimiento, quería que sintierais la arena en los pies", decía estos días. "Pero cuando empezamos la tecnología no estaba preparada. Aún no lo estaba cuando nos embarcamos hace un año, pero empezamos a forzar hasta llegar a lo que tenemos hoy. Pero creo que es bastante para revelar otra forma de experimentar cosas. No solo ayuda al cine", explica.

Thierry Frémaux, el director de Cannes, y quien le pidió a Iñárritu que montara Carne y Arena en el Festival tres semanas antes de que arrancara, y dos semanas antes de su estreno real en Milán (el 7 de junio), comparó la experiencia con lo que los hermanos Lumière habrían hecho o querrían hacer más de 100 años atrás.

Y, en parte lo es, Iñárritu y Lubezki consiguen una experiencia completamente inmersiva y que te transporta, una experiencia de realidad virtual que, por fin, apunta más lejos y parece encontrar un futuro a esta tecnología.

Seis minutos después se acaba, tú sales del desierto pero ellos siguen ahí. Al salir, y recuperar tus zapatos, la experiencia acaba contando la vida de lo que pasó con esos protagonistas, cuyas vidas, aunque ya al otro lado de la frontera, siguen en una situación, como poco, inestables.

Cannes 2017: 'Carne y Arena', Iñárritu entre fronteras reales y virtuales

Después de Cannes, Carne y Arena se estrenará en la Fondazione Prada en Milán (del 7 de junio al 15 de enero) en un espacio más grande. También se podrá ver en Los Ángeles en LACMA (del 2 de julio al 10 de septiembre) y en el Centro Cultural Universitario Tlateloco de Ciudad de México.

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