'Callback': Larry De Cecco, el último psicópata americano

Entrevistamos a Carles Torras, autor de la película triunfadora en el Festival de Málaga con la que el cine español desmonta el mito de los psicópatas de Hollywood.
'Callback': Larry De Cecco, el último psicópata americano
'Callback': Larry De Cecco, el último psicópata americano
'Callback': Larry De Cecco, el último psicópata americano

Tras su rotundo triunfo en el Festival de Málaga (mejor película, guión y actor para Martin Bacigalupo), Callback se convirtió en el gran sleeper de la temporada del cine español. Con un guión escrito en dos semanas y un rodaje casi clandestino en Nueva York, Carles Torras nos regala un filme a caballo entre la autoría y el cine de género, cuyas claves desentrañamos en la siguiente entrevista.

¿En qué zonas de Nueva York se rodó la película?

Brooklyn, Manhattan, Queens una pequeña parte también. Larry es un inmigrante, probablemente ilegal, que trabaja en la city, pero vive en el extrarradio. Su casa está frente al paso elevado del metro, en Hewes Street, de manera que cada vez que pasa un tren, y esto ocurre cada cinco minutos durante las 24 horas del día, el ruido es tan exagerado, que las paredes tiemblan. Quien vive allí puede terminar realmente perturbado. Utilizamos estos exteriores para retratar la contaminación acústica de Nueva York, pero, naturalmente, para grabar los diálogos y rodar la vida diaria de Larry alquilamos otro apartamento en Crown Heights: una casa de dos plantas que se usa en continuidad escénica y que también se utilizó para que conviviese el equipo de la película.

¿Cuáles fueron tus fuentes de inspiración a la hora de escribir la película?

Yo me encontraba en Nueva York, preparando el guión de otra película. Había contratado los servicios de un script doctor, por lo que estuve asistiendo durante tres meses a una especie de taller o workshop con otros guionistas. De aquí todavía no salió nada, pero mientras trabajaba descubrí esa otra cara de Nueva York que se refleja en la película, de la inmigración, del trabajo poco cualificado, del ruido… Conocí además, por medio de un amigo de Barcelona, a Martin Bacigalupo, un actor chileno que vivía en NY desde hacía 8 años y que después de graduarse en Interpretación se pasó 6 o 7 años de su vida asistiendo a castings. Encajar la experiencia de Martin en el perfil de ese outsider que se dedica a hacer mudanzas, pero que sueña con ser actor, era lo que me faltaba para ponerme a escribir una película que, por su naturaleza, había que hacer súper rápido. El guión lo escribimos en menos de dos semanas…

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¿Cómo fue el rodaje de Callback?

Formábamos un equipo muy reducido, de unas 7 u 8 personas, todos extranjeros, lo que nos permitió rodar durante seis semanas pasando un poco desapercibidos. Fue un rodaje muy artesanal, y a la vez meticuloso y trabajado. Buscábamos el rinconcito donde queríamos rodar y lo hacíamos, deteniéndonos cuando pasaba gente. Trabajamos con mucha libertad.

¿Me estás diciendo que “robasteis” planos en NYC?

En las calles de Nueva York se puede rodar libremente siempre que no interrumpas la circulación en la vía pública. Los permisos no son necesarios, de momento, al no ser que pretendas cortar la calle, o disponer de un gran aparato logístico con focos, trípodes y demás.

La película tiene un look muy característico, poco habitual para los retratos que suelen hacerse de Nueva York…

Yo tenía en mente la idea de una película de los años 70, un poco descolorida. Si Callback se hubiese rodado en celuloide, se habría filmado en 16mm en vez de en 35mm. La textura del 16mm aporta grano y unos colores más atenuados. Como no teníamos medios para rodar en cine, buscamos una textura similar en digital y encontramos la solución de la Black Magic Pocket, una cámara digital de 16 mm que por su reducido tamaño además nos proporcionaba la agilidad y la inmediatez que se pretendía a la hora de rodar el filme. Callback se ha grabado en 2K nativo, acentuando el contraste y la tonalidad ocre en etalonaje, aunque ya de partida la cámara te daba ese look.

callback

¿Cuáles han sido vuestras fuentes de financiación?

Cuando la película se empezó a hacer no contaba con ningún tipo de ayuda. Invertí todos los recursos de mi productora en rodar durante 6 semanas en NYC. Una vez que pudimos mostrar el material rodado, conseguí el apoyo de TV3 y la subvención de la Generalitat de Cataluña: fueron unos 200.000 euros que nos permitieron terminar la película de la mejor manera posible. Al final, los costes de producción se elevaron a unos 350.000 o 400.000 euros. Todavía nos falta un poco más de apoyo institucional para poder estrenar la película dignamente, ya que si no echas el resto en publicidad y promoción, estás vendido. Nuestra película es arriesgada y poco convencional, es cine independiente un tanto atípico, ya que también se puede ver como una película de género…

La película no tiene una banda sonora al uso, creada ex profeso, pero la música es muy determinante para la trama y la ambientación.

La música revela el lado soñador y romántico del protagonista, quien emula lo que escucha para embutirse aún más en ese american way of life al que aspira. La canción de Jimmy Fontana tiene que ver con esa lucha un tanto patética de Larry de Cecco, quien no deja de ser un looser con delirios de grandeza, lo que provoca que su identidad chirríe. Por otro lado está el contraste entre el objetivo del personaje (que quiere ser actor) y los castings a los que se presenta: la publicidad, los jingles, tienen ese punto hortera aún más acentuado en EE UU, donde lo que ves, lo que escuchas, no deja de sorprenderte. El anuncio de Megaboost (algo similar a nuestro Whipp Express) que es el callback de Larry, lo escribimos también pensando en lo que ocurre en la película: es un chute de energía similar al fervor evangélico que siente el personaje cuando escucha al predicador.

¿Quién es el pariente cinematográfico más próximo de tu desequilibrado protagonista?

Aunque se ha comparado Callback con Henry, retrato de un asesino, no me acaban de interesar las películas de psychokillers que disfrutan matando, como ocurre en aquella o en Funny Games. Me interesa más la psicología del sociópata, el cómo chirría el comportamiento del individuo a la hora de integrarse en la sociedad a la que pertenece. Si he de elegir, prefiero los retratos del perturbado anclado en la realidad, como el de Happiness, de Todd Solondz, o el de Peeping Tom, con ese tipo asesinando a prostitutas mientras las graba. Por otro lado, la idea de Larry de Cecco “pinchando” con webcam el dormitorio de su inquilina podría ser entendida como una cita tecnológica al voyeurismo de Norman Bates en Psicosis.

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