Bob Dylan explicado en siete películas

El cantante de Minnesota es una figura de puro cine.
Bob Dylan explicado en siete películas
Bob Dylan explicado en siete películas
Bob Dylan explicado en siete películas

LA PROTESTA SOCIAL

Las uvas de la ira (John Ford, 1940)

Al igual que las de su maestro Woody Guthrie, las canciones del Dylan primerizo heredan el descontento de esta epopeya proletaria, ambientada en la Gran Depresión. Años después, su discípulo Bruce Springsteen empleó el nombre del protagonista del filme (inolvidable Henry Fonda) para titular su álbum The Ghost of Tom Joad. Por algo sería…

Un disco: The Times They Are A-Changing (1963).

EL BLUES Y EL FOLK

El aventurero de medianoche (Clint Eastwood, 1982)

Recio de carácter e inamovible en sus convicciones (sean éstas las que sean), Dylan tiene otra cosa más en común con Clint Eastwood: ambos son enciclopedias vivientes de la música popular de EE UU. Valga de prueba esta película, inspirada en la vida del pionero del country Jimmie Rodgers, un mito para ambos.

Un disco: World Gone Wrong (1993), su álbum de canciones tradicionales.

EL WESTERN CREPUSCULAR

Grupo salvaje (Sam Peckimpah, 1969)

Pobladas de ángeles cowboys (Gates Of Eden), escenas fronterizas (Romance in Durango) y demás referencias al western, las canciones del Dylan más introspectivo habrían hecho llorar a Pike (William Holden) y a las demás bestias pardas que protagonizan este filme. El cantautor y el director Sam Peckimpah trabajaron juntos en Patt Garrett y Billy el Niño (1973).

Un disco: Nashville Skyline (1969).

EL ROCK

Qué noche la de aquel día (Richard Lester, 1964)

Bob Dylan y los Beatles nunca acabaron de caerse bien, pero la relación de ambos fue provechosa. Gracias a nuestro héroe, los de Liverpool se tomaron más en serio eso de escribir letras (aparte de convertirse en contumaces fumetas). Dylan, por su parte, aprendió que las guitarras eléctricas molaban debido, en buena parte, a esta desmadrada película.

Dos discos: Highway 61 Revisited y Bringin’ It All Back Home (1965).

LA PSICODELIA

Easy Rider: Buscando mi destino (Dennis Hopper, 1968)

Billy (Dennis Hopper) y el Capitán América (Peter Fonda) recorren los EE UU a lomos de sus Harleys, poniéndose finos de todas las sustancias que pueden y escuchando a The Byrds, grupo clave del rock psicodélico cuyos primeros éxitos se debieron, fíjate tú, a sus alucinadas versiones de Bob Dylan. El anhelo de libertad que recorre el filme tiene sus raíces en las enseñanzas beatniks del maestro.

Un disco: Blonde on Blonde (1966).

LA CULTURA EUROPEA (Y FRANCESA, EN PARTICULAR)

Masculin féminin: 15 faits precis (J. L. Godard, 1966)

Iracundo como siempre, el maestro de la Nouvelle Vague explora aquí sin piedad la cultura juvenil de los años sesenta. Dylan, aficionado a los poetas galos (Rimbaud, sobre todo) y siempre atento al devenir de las tendencias, también sabía a qué público se estaba dirigiendo. Y Todd Haynes (que fusila algunas escenas del filme en I’m Not There) también.

Un disco: Blood on the Tracks (1975).

LA RELIGIÓN

En la cuerda floja (James Mangold, 2005)

Al igual que su amigo Johnny Cash, protagonista de este biopic algo tramposo, Dylan encontró la salida a una profunda crisis personal en el cristianismo fundamentalista. A sus fans no les hizo ninguna gracia… Y menos aún cuando le dio por detener conciertos para pronunciar sermones apocalípticos. Ahora, ya mayor, Dylan ha abandonado la predicación para volver a centrarse en su música. Porque, al igual que Johnny Cash, Dylan es un artista.

Un disco: Slow Train Coming (1979).

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