‘Blade’, la revolución con colmillos: ¿cómo ha cambiado el cine de superhéroes?

‘Blade’ fue el primer éxito de Marvel y allanó el camino para todo el cine de superhéroes que vino después. Te contamos todo lo que le debe el género actual.
‘Blade’, la revolución con colmillos: ¿cómo ha cambiado el cine de superhéroes?
‘Blade’, la revolución con colmillos: ¿cómo ha cambiado el cine de superhéroes?
‘Blade’, la revolución con colmillos: ¿cómo ha cambiado el cine de superhéroes?

Blade se estrenó en 1998. Con ella dio comienzo una nueva era cinematográfica donde las películas de superhéroes se convertirían en el género por excelencia, el que alimentaría las taquillas y que devolvería al público (en masa) a las salas tras una brutal crisis de consumo.

Hoy vivimos rodeados de títulos superheroicos, cada año unos cuantos superhéroes estrenan su versión cinematográfica o televisiva. Y de momento el público no se cansa. Hay títulos que rompen récords de taquilla y otros que pasan más desapercibidos pero el género aún tiene material para rato, por mucho que desde hace tiempo algunos auguren su muerte…

Y todo comenzó con Blade

ANTES DE BLADE, SÓLO HUBO UN PATO

Las películas de superhéroes antes de Blade estaban monopolizadas por DC con la saga de Superman y el Batman de Tim Burton.

Hasta 1998, la única película de Marvel que tuvo un lanzamiento en cines más o menos digno fue Howard: Un nuevo héroe. Howard es un personaje creado por el escritor Steve Gerber y Val Mayerik. La serie de cómics en las que aparece cuentan sus desventuras al estar atrapado en una tierra dominada por humanos. Es un pato antropomórfico cuya especialidad es el Quack-Fu. En su adaptación al cine Howard debe enfrentarse a un monstruo alienígena junto a Lea Thompson. Es, se supone, una película para niños, sin embargo está llena de desnudos femeninos, violencia, palabrotas…

A pesar de tener un gran presupuesto, la cinta fue un fracaso a nivel comercial aunque, claro… Un pato malhumorado en un mundo repleto de gente chunga con los 80 en su punto álgido no podía pasar desapercibido para las generaciones venideras y hoy es una película de culto.

Marvel no tenía ningún poder comercial en el cine, mientras que DC lo petaba todo el rato. Hasta con El Cuervo, que era una historia de no mucho éxito en papel pero que en cine se convirtió en hito. En los 90 Marvel estaba en el infierno corporativo, quebrando a ratos y pasando de unas manos a otras. Se vendieron derechos de personajes a gente que no sabía qué hacer con ellos. Incluso James Cameron intentó hacer una película de Spider-Man… Pero nada. La fábrica de crear superhéroes estaba gafada. Hasta Blade.

NADIE ESPERA A BLADE

 

Blade nunca fue un personaje importante para Marvel. Marv Wolfman y Gene Colan lo crearon a principios de los 70 para convertirle en un miembro de un equipo de cazadores de vampiros para la serie The Tomb of Dracula. Blade no tendría su propia serie hasta 20 años después, no tenía ningún reconocimiento y obviamente, nadie esperaba una película suya.

Pero Marvel, que había estado a punto de desaparecer renació en 1997 como Marvel Enterprises y se centró en Daredevil, Black Panther, Punisher y The Inhumans. Personajes que no importaban mucho excepto para los editores Joe Quesada y Jimmy Palmiotti. El nuevo enfoque era el siguiente: coger personajes con profundidad, llevarles al siglo XXII y darle simplicidad a sus historias. O sea, Blade.

La película llevaba en desarrollo unos años con New Line dejando el trabajo duro al guionista David S. Goyer, quien más tarde se convertiría en el chico de los guiones superheroicos de Hollywood y construiría los pilares del futuro universo de DC. Goyer cogió a un personaje desconocido de Marvel y le puso la voz de Wesley Snipes.

El director fue Stephen Norrington, el único hombre capaz de dirigir una de las mejores adaptaciones cinematográficas de un cómic, véase Blade, y la peor, La liga de los hombres extraordinarios.

TODO COMIENZA EN UN CLUB NOCTURNO

Un club nocturno que está ubicado en una fábrica de carne. Luces estroboscópicas. Musica house. Cuerpos que saltan y chocan unos contra otras. Suena Confusion de New Order. Se encienden los aspersores del techo y comienza a llover un líquido oscuro y denso sobre las caras y las bocas abiertas de una multitud sedienta. Es sangre. Los dientes se transforman en colmillos. Se oyen aullidos mientras los cuerpos se frotan unos con otros. Salvaje. Y entonces una figura sale de la oscuridad. Las luces se encienden, el DJ se detiene y cuando la vista se adapta de nuevo a la claridad alguien dice: Is the Daywalker.

Wesley Snipes está vestido de negro con un abrigo largo de cuero y gafas de sol. No va a quedar nadie vivo en esa sala.

La película nos lanza directamente a la acción. Todos los que estaban danzando se encogen al verle. Es todo lo que necesitábamos saber sobre él. No hay origen del héroe. De manera magistralmente escrita la película va revelando pieza a pieza la historia de héroe. En cierta forma Blade es un superhéroe ridículo, le gusta matar a vampiros sin tener una razón que no sea la venganza, lleva tatuajes tribales y usa pantalones de cuero. Sin embargo, en la película todo se trata con mucha seriedad y por eso cuaja.

La clave, claro, la tuvo Snipes. El actor decidió no hablar o hablar lo menos posible basándose en Harry el sucio con el que también comparte la sonrisa irónica antes de ponerse a matar vampiros. “Anda, alégrame el día”. Snipes también tiene su Alfred particular interpretado por Kris Kristofferson. Y un villano cuyos objetivos tienen sentido y el espectador es capaz de entenderle, a pesar del peinado puntiagudo de Stephen Dorff. Su personaje es Deacon Frost y es un tipo arrogante que no nació vampiro y que vive sofocado en una sociedad donde mandan los ancianos… ¿Cómo no vamos a sentirnos identificados?

DESPUÉS DE BLADE, UN UNIVERSO ENTERO

‘Blade’, la revolución con colmillos: ¿cómo ha cambiado el cine de superhéroes?

La película fue un éxito y su influencia marcó para siempre el cine superheroico dando lugar a la saga de X-Men y el Spider-Man de Sam Raimi.

Sólo una aclaración antes de seguir:

Puede parecer que personajes como la Alice interpretada por Milla Jovovich en Resident Evil o la Selene de Kate Beckinsale de Underword deben su éxito al Neo de Matrix… PERO NO. El éxito de estas películas hay que atribuírselo a Blade. Al igual que el tiempo bala, un tipo de cámara lenta que parece que inventaron las Wachowski pero que resulta que no, que ya estaba en Blade.

Dicho esto, la gran aportación al género, la gran revolución y lo que hizo que Blade inaugurara (o ayudara a ello) la segunda vida del cine de superhéroes fue tomarse el mundo de los cómics muy en serio. Tan sencillo como eso.

Con Blade agarraron conceptos fantásticos para transformarlos en realidades accesibles. Los comics se convirtieron así en un punto de partida creativo enormemente fértil. Una década más tarde de su estreno una película de superhéroes ganó un Oscar, El caballero oscuro. Y otros diez años después Vengadores: Infinity War, una cinta de Marvel, se convirtió en la cuarta película más taquillera de la historia. Pero antes de todo esto, tuvo que existir Blade.

¿CÓMO ES AHORA EL CINE DE SUPERHÉROES?

‘Blade’, la revolución con colmillos: ¿cómo ha cambiado el cine de superhéroes?

La sombra de Blade se mantuvo en los primeros títulos de superhéroes. Bryan Singer y sus X-Men se tomaron muy en serio a sí mismos. Incluso centraron las películas en temas de discriminación y racismo, igual que Blade. La trama de Magneto es exactamente la misma que la de Deacon Frost en Blade. Los humanos son peores que nosotros así que mejorémoslo haciéndolos mutantes (o vampiros). También el atuendo de Blade sirvió para evitar el problema de traducir al cine los extravagantes disfraces de los X-Men.

Diez años después, en el primer Iron Man también había mucho de Blade. Desde la simpleza del argumento, que iba directo al grano en su objetivo de mostrar un villano cuyos únicos intereses sólo eran lucrativos, hasta la renovación de un superhéroe de Marvel al que no se le tenía especial cariño. Hasta Blade la clave en una adaptación de cócmis era ser lo más fiel posible al libreto, sin embargo, cuando Goyer hizo justo lo contrario construyendo un personaje nuevo, con un carácter y unos objetivos que tenían mucho más que ver con nuestro universo que con el suyo apuntaló una nueva forma de entender el cine de superhéroes.

Con el Tony Stark de Robert Downey Jr. ocurre exactamente lo mismo, es una renovación, un lavado de cara… La creación de un canalla simpático que se ha convertido en icono y líder de toda una generación de superhéroes.

Diez años después de este primer Iron-Man el cine superhéroico ya ha aceptado de nuevo el color. El cuero negro quedó anticuado y ahora los colores son más importantes que nunca. Qué sería de Thor: Ragnarok, o cualquiera de las Guardianes de la galaxia sin esos tonos fosforitos.

Por supuesto, el argumento ya no es tan simple como lo era el de Blade. Los guiones de las películas de los superhéroes modernos se entrecruzan entre ellos generando una inmensa cantidad de tramas que son las que alimentan el universo cinematográfico más enorme de la historia del cine. Un argumento que en su totalidad es laberíntico e inexpugnable solo para que lo escribe (o ni eso). Internet está repleto de guías para que uno no pueda perderse ningún detalle. GUÍAS.

El cine de superhéroes de moderno cuenta grandes historias. Más grandes que el propio planeta Tierra. Siempre está la humanidad en peligro, siempre hay ciudades enteras destruidas. E incluso planetas. La magnitud de todo esto ha ido muy lejos, más allá de nuestra propia galaxia. Hay personajes que son planetas enteros. Visto así, los problemas de Blade parecen una tontería.

Ahora el cine de superhéroes es, en todos los sentidos, una empresa mastodóntica tanto a nivel creativo como generando pasta. El género de superhéroes podría definirse como el motor de Hollywood… Y todo comenzó con mucho house, mucha sangre y un tipo negro enfundado en cuero y con gafas de sol lamiéndose el colmillo.

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