[Berlín 2019] ‘The Kindness of Strangers’: inaugurando a la baja

Menos mal que Juliette Binoche subió la controversia mediática con sus declaraciones sobre Weinstein.
The Kindness of Strangers
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Siendo sinceros casi, casi todos los festivales del mundo empiezan con un “esto no pinta bien”. Somos desconfiados por naturaleza los periodistas cubriendo estos eventos que tanto amamos. Escépticos. Porque las matemáticas nos suelen dar la razón: de cinco pelis que puedes llegar a ver en un día, con suerte dos te gustan, una te vuela la cabeza. Con mucha, mucha suerte. Pero no es lo habitual.

Sobre esta 69 edición de Berlín sobrevolaba una nube especialmente negra. A pesar de algunos viejos conocidos, hay poco título mediático y solo agarramos a la esperanza de la sorpresa. Hoy, en la inauguración, esa esperanza se ha perdido un poco más y nos ha dado un poco más la razón: esto no pinta bien. The Kindness of Strangers, escrita y dirigida por Lone Scherfig, es la película de apertura que nadie quería ver.

Aunque ha arrancado aplausos tardíos y perdidos en uno de los pases de prensa matutinos, también ha despertado un clarísimo, “¡Qué vergüenza!”. Así nos sentíamos un poco todos.

The Kindness of Strangers

Scherfig dice que la historia coral de The Kindness of Strangers la creó a partir de escenas sueltas que se le fueron ocurriendo: una enfermera llorando en un armario de pijamas, una mujer elegante en una fiesta metiéndose los canapés en el bolso, un hombre tirando la silla de trabajo por la ventana… La excusa para unir todas ellas es Nueva York, por un lado, y la necesidad de perdón y compasión, por otro. Inspirada a su vez en la caridad por los sin techo que ha visto en Nueva York.

Zoe Kazan, una madre con dos hijos que huye de un marido maltratador y se va a Manhattan, es el arranque y el corazón de la historia. La supervivencia de los tres y los personajes que se van cruzando –la enfermera compasiva con un grupo de terapia de perdón (Andrea Riseborough), el ex preso taciturno que regenta un restaurante ruso (Tahar Rahim), el dueño del restaurante ruso (Bill Nighy haciendo de Bill Nighy y aun así lo mejor de la película, junto a la banda rusa), el torpe irremediable (Caleb Landry Jones)…– forman una especie de fábula moderna que jamás encuentra el tono adecuado.

The Kindness of Strangers

Menos mal que, si hablamos de tono, Juliette Binoche, presidenta del jurado de este Festival de Berlín, ya lo ha caldeado bastante en la primera rueda de prensa. La actriz francesa no defraudó en su capacidad para generar titulares hablando ni más ni menos que de Harvey Weinstein: “Intento ponerme en sus zapatos. Él ya ha tenido bastante, creo. Mucha gente se ha expresado. Ahora la justicia tiene que hacer su trabajo”. O: “Casi quiero desearle paz para su cabeza y corazón, eso es todo”. O: “Nunca tuve problemas con él, pero podía ver que él tenía problemas. Como productor, era maravilloso la mayor parte del tiempo. Creo que fue un gran productor que no deberíamos olvidar, aunque haya sido difícil con algunos directores y actores, especialmente actrices”. Para acabar con un: “Solo quiero desearle paz interior y dejemos que la justicia haga lo que necesita hacer”.

Ay, Juliette.

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