[Berlín 2019] ‘Gracias a Dios’: El ‘Spotlight’ de François Ozon

El director francés firma una película urgente contra el mayor caso de pederastia dentro de la Iglesia Católica en su país que están intentando boicotear.
Gracias a dios François Ozon
Gracias a dios François Ozon
Gracias a dios François Ozon

“¿De qué sirve el perdón?”. Es la pregunta que plantea una y otra vez François Ozon a los protagonistas de su película, Gracias a Dios, la quinta vez que compite en la Berlinale.

Arranca en 2014 con Alexandre Guérin (Melvil Poupaud), el primero de las víctimas del padre Preynat que denuncia los hechos ya adulto cuando se entera de que ha vuelto a Francia y sigue trabajando con niños 20 años después de todo lo que le hizo él. Pero él, un padre católico, de buena familia, va primero a su estimada Iglesia, al más alto rango en su ciudad Lyon, Monseñor Barbarin. Se reunió con él y hasta con su abusador, quien lo admite, pero no pide perdón.

Guérin decidió denunciar. Aunque los hechos estaban prescritos, empezó una investigación, aparecieron nuevas víctimas: François (Denis Ménochet), Gilles (Éric Caracava), Emmanuel… entre todos formaron la asociación Palabra Liberada en la que volcaban sus dolorosos recuerdos y unieron fuerzas para denunciar al cura pederasta y a la Iglesia por protegerlo y silenciarlo.

Gracias a dios François Ozon

Ozon se reunió con todas esas víctimas reales, esos hombres ya adultos que ha llevado el trauma de abuso infantil de forma muy diversa, todos le pidieron lo mismo: que les hiciera “un Spotlight”. Una película basada en hechos, aséptica, realista. Una película que empezó siendo absolutamente urgente, tan pegada a la actualidad de la investigación y el juicio que ni siquiera pudieron rodar más que exteriores en Lyon por presiones y boicots, y se estrenó en Berlín solo un mes antes de que salga el veredicto contra el Monseñor Barbarin y mientras Preynat y sus abogados intentan bloquear que llegue a las pantallas francesas.

Por todo esto, Ozon se ha alejado de su psicológica mirada perversa y algo irónica, para firmar un filme de hechos y procedimientos, que pasa de una víctima a otra, enlazando protagonismos, dando distintas miradas sobre el trauma, el dolor, la lucha. No deja fuera ni un fleco del problema del abuso a menores dentro de la Iglesia Católica. Porque no, el perdón no es suficiente.

Gracias a dios François Ozon
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