[BCN Film Fest 2019] 'Nacido rey': el 'Lawrence de Arabia' de Agustí Villaronga

Cuenta Agustí Villaronga que vivió entre reticencias el aceptar o no un encargo del otrora todopoderoso productor Andrés Vicente Gómez (el de Belle Époque pero también el de Manolete) que supondría el primer film occidental rodado en Arabia Saudí tras el cierre de los cines y teatros del país a finales de los años 70. Dice también el cineasta que le van a echar a los leones, ante el apoyo de la familia real saudí a esta producción de 20 millones de euros. Las dificultades propias de una zona en permanente conflicto, y las particularidades de lo que cuenta Nacido rey, hacían dudar a un Villaronga que ha decidido vestir el traje de director artesano para poner imágenes a algo que tiene muy poco en común con su corpus fílmico. No hay atisbo de esas atmósferas opresivas ni de la oscuridad temática que han sido sello del autor de Tras el cristal, Pa Negre o Incerta Glòria. Por el contrario, la odisea del adolescente príncipe Faisal, en misión diplomática a Londres para ganarse el favor de los ingleses y su apoyo en las luchas internas por el trono de Arabia, comienza como una historia de aventuras para convertirse en un coming of age casi de manual.

Desde sus mismos títulos de crédito, Villaronga nos pone en contexto, y parece sentirse la mar de cómodo en la belicosa presentación de los personajes que rodean al futuro rey Faisal: su padre, un respetado emir y valeroso guerrero, combate al Imperio Otomano, y el cineasta rueda la trepidante y sanguinaria batalla con estilo, sacando todo el partido a los colores y las texturas de la fotografía de Josep Maria Civit, y a los planos aéreos del desierto y el entorno. Las poderosas imágenes continúan en momentos más intimistas, ya enfocados en la obsesión del pequeño Faisal por ganarse el respeto de su progenitor.

Ya con el protagonista pisando Londres, Nacido rey se transforma en un relato de descubrimiento y de crecimiento: antes de cruzarse con Winston Churchill, el rey Jorge V o el Secretario de Estado Lord Curzon, el joven príncipe recibe ojiplático los estímulos de inventos desconocidos, el tren, el teléfono, el automóvil... Villaronga y el guion de Harry Fitzherbert (en el que interviene también Ray Loriga) ponen el foco en las dudas que genera la capacidad diplomática del muchacho, en su inesperada relación de amistad con la princesa Mary, y en cierta crítica a la política exterior de los ingleses, a su divide y vencerás, interesados únicamente en controlar el petróleo árabe. Y, también, en el enfrentamiento entre dos legendarios arabistas, John Philby y T.S. Lawrence. Un montón de inputs históricos que en el film sirven de acompañamiento, al servicio de una más que digna aventura que demuestra que un autor con un universo muy personal puede ser, también, un contador de historias más terrenales y abiertas al gran público.