Aura Garrido, ¿estudias o actúas?

Entrevistamos a la actriz de 'El Ministerio de Tiempo' que presenta en el Festival de Málaga su última película, 'Asesinos inocentes'.
Aura Garrido, ¿estudias o actúas?
Aura Garrido, ¿estudias o actúas?
MALAGA, SPAIN - APRIL 22: Spanish actress Aura Garrido attends the "Asesinos Inocentes" photocall during the 18th Malaga Film Festival on April 22, 2015 in Malaga, Spain. (Photo by Carlos Alvarez/Getty Images)
Aura Garrido, ¿estudias o actúas?

La ciudad de las Biznagas le trae buena suerte. Hace cinco años, Planes para mañana le valió un premio a mejor interpretación (y eso que era su primer largo) y tres años después, repitió triunfo con la sorprendente segunda película de Rodrigo Sorogoyen, Stockholm. Ahora, la actriz de El Ministerio del Tiempo presenta en Málaga la ópera prima de Gonzalo Bendala, en la que comparte reparto con Maxi Iglesias, Miguel Ángel Solá y Luis Fernández, pero cuando acabe la promoción de este thriller universitario los apuntes que tomará serán los suyos. Hace unos años que Aura Garrido aprovecha los descansos que le dejan sus papeles en el cine y la tele para estudiar una carrera, antropología, que cursa a distancia y sin prisa. Para las prácticas ya tiene los rodajes: vivir todo tipo de vidas.

¿Qué fue lo que te atrajo de Asesinos inocentes?

El guión. Cuando lo leí me pareció un guión diferente, con muchas sorpresas y muchos giros y algo muy distinto a lo que había hecho hasta ahora. Me apetecía contar esta historia e interpretar a un personaje como el mío, tan atrapado en una investigación. Luego, cuando conocí al director y se cerró el cásting con mis compañeros, me sentí muy arropada. Gonzalo tenía muy claro la película que quería hacer. Sólo tenía que confiar en él.

¿Se intuye en una primera entrevista que el director lo tiene claro o esa confianza es un poco ciega?

Nunca sabes qué va a suceder. Los rodajes están vivos y es un trabajo en equipo. En este caso tuvimos la suerte de que todos los actores nos llevamos de maravilla, hicimos muy buena piña y fue muy fácil en ese sentido. Fue complicado por otros motivos, teníamos el tiempo justo, un rodaje muy apretado como suele pasar en este país en el que los presupuestos son ajustados y exigen que la película se haga en poco tiempo.

Pero tú estás curtida en rodajes mínimos, has trabajado en películas de bajo presupuesto como Stockholm o Los ilusos.

A mí me gusta mucho trabajar en proyectos en los que te implicas personalmente porque, al final, cuando haces una película pequeña tu papel en el rodaje es bastante mayor, tienes que hacer más cosas que actuar. Pero cada rodaje es distinto, es una sorpresa.

He estado leyendo tu página de Wikipedia…

Yo no sé qué pone, la verdad.

Pues que empezaste a tocar el piano con cuatro años, que luego hiciste ballet, la ruta Quetzal… ¿Eras una niña prodigio?

Más bien, una niña a la que le gustaba hacer muchas cosas. Tuve la suerte de que crecí en un entorno artístico. Entonces, desde pequeña, hacía lo que me gustaba y mis padres me ayudaban a desarrollarlo.

¿Y por qué finalmente te decidiste por la interpretación?

No lo sé. Yo quería ser actriz desde pequeña, desde muy pequeña. De hecho, mis padres tienen vídeos que se empeñan en ponerme para darme vergüenza, disfrazada y ya diciendo que quería ser actriz. Pero no lo sé, la verdad, supongo que lo que me gusta de la interpretación es la posibilidad de vivir muchas vidas. A mí siempre me ha agobiado mucho tener que elegir, soy muy mala eligiendo, tengo poca capacidad de decisión. Interpretar era la forma de vivir muchas vidas y tener muchas posibilidades.

¿Y por qué compatibilizas la interpretación con la carrera de antropología? ¿La has terminado ya?

Qué va, no voy a terminar hasta los sesenta. Voy con muchísima calma. Estudio por gusto. Y en cierto modo también me ancla a la tierra, a la vida real. Esta profesión es muy incierta, muy volátil y muy extraña. Quería tener algo más, a parte de que me encanta y de que tenía muchas ganas de estudiarla. Creo que también me ayuda mucho a nivel profesional, para entender y observar las cosas desde otro sitio.

Como antropóloga, ¿cómo analizarías el mundo del cine?

Qué complicado. Me ayuda a tener más puntos de vista, plantearme las cosas de otra manera, me pasa también leyendo los guiones. Hace que me lo pase mejor en mi trabajo. Me queda mucho para ser antropóloga así que tampoco puedo extraer conclusiones. Pero lo que más me gusta de la antropología son las cuestiones de género. Me interesa mucho analizar desde ahí la industria, como van avanzando las producciones que se dan, los papeles que me llegan a mí y a mis compañeros…

En ese sentido, ¿dirías que las mujeres seguimos muy rezagadas respecto a los hombres?

Mucho. Creo que en los últimos dos años ha cambiado un poco. Hay más papeles protagonistas para mujeres, hay personajes femeninos con vida propia, que no se limitan a estar en una historia porque tienen una relación amorosa con un hombre. Y además creo que se está empezando a poner voz a ese discurso, en entrevistas sobre todo. Cuando estrenamos Planes para mañana, mi primera película, estábamos en la rueda de prensa y un periodista levantó la mano y preguntó: “Esta película está escrita por una mujer, dirigida por una mujer y protagonizada por cuatro mujeres, ¿creéis que los hombres podemos ir a verla?”. Yo me quedé en shock. Una de mis compañeras respondió muy bien. Dijo: “Bueno, en ese caso, siguiendo esa regla, yo no podría ver el 99% del cine”. Las historias son de personas, van mucho más allá de estas cuestiones. Esto fue hace cinco años. Ahora a nadie se le ocurre hacer esta pregunta. Nos queda muchísimo camino por andar pero en el cine estamos tomando conciencia.

Tu personaje en El Ministerio del Tiempo es un buen ejemplo de un personaje femenino con vida propia.

Sí. Poco antes de que me ofreciesen ese papel había dicho en una entrevista que tenía muchas ganas de hacer un personaje así, una pionera del siglo XIX de las que empezaron a luchar por tener su propia vida y no quedarse enclaustradas en su vida familiar. Fue una casualidad muy bonita. Justo llegó Amelia a mí en una serie que, además, trata los personajes femeninos de manera diferente a lo que estamos acostumbradas. Lo habitual es recibir personajes en los que lo que más importa es la historia de amor.

¿Qué pensaste cuando te pasaron el guión de la serie?

A medida que lo iba leyendo y lo iba trabajando me iba dando cuenta de las cosas. Tiene muchos detalles y mucha profundidad. En general, yo he tenido mucha suerte con los personajes que me han llegado. Ésta es otra oportunidad maravillosa, contar una historia en televisión como no se suele hacer.

No sé si es un rumor pero cuando renovaron la serie me contaron que una de las condiciones es que fuese más accesible para el público. ¿Crees que nos creemos que el público es tonto?

Creo que lo importante es hacer productos diferentes. Lo que hace sana a una industria es que haya en cine y televisión productos más comerciales, menos, más grandes o pequeños. En el caso de la televisión es fundamental que todo no siga el mismo patrón, que haya productos diferentes porque eso la va a hacer más rica, y más en un momento con tantas opciones. Es importante que esos productos diversos abarquen a todos los públicos, que cada público pueda tener su producto.

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