Así enseñaba Stanley Kubrick a cuidar de sus gatos

Antes de irse a rodar 'Barry Lyndon', el genio del Bronx redactó un documento de 37 páginas sobre cómo vigilar a sus felinos favoritos: eso es perfeccionismo
Así enseñaba Stanley Kubrick a cuidar de sus gatos
Así enseñaba Stanley Kubrick a cuidar de sus gatos
Así enseñaba Stanley Kubrick a cuidar de sus gatos

Meticuloso en sus rutinas, extremadamente orgulloso, aficionado a las miradas fijas y, sobre todo, muy territorial: dados estos rasgos de su carácter, no es extraño que Stanley Kubrick se llevara a las mil maravillas con los gatos. Y, si bien Childwickbury Manor, la mansión del cineasta en Inglaterra, era hogar para multitud de mascotas, los felinos siempre tuvieron en ella un lugar de honor. Claro que cada uno es como es, y el autor de Atraco perfecto siempre cuidó de sus gatos con un perfeccionismo muy... pues sí, kubrickiano.

Según reveló Katharina Kubrick, una de sus hijas, Stanley redactó un documento de 15 páginas sobre cómo cuidar a sus gatos antes de irse a Irlanda para rodar Barry Lyndon. Fiel a su costumbre, el cineasta había previsto prácticamente todas las contingencias que podían suceder mientras él hacía marcar el paso a Ryan O'Neal y, por ejemplo, dejó estipulado hasta el último detalle qué hacer en caso de que Freddie Leo (dos de sus michos favoritos, que además eran padre e hijo) se peleasen en su ausencia.

La forma de mediar entre los dos gatetes aparece en la instrucción número 37, que reza así: "Si tuviese lugar una pelea entre Freddie y Leo, la única forma de intervenir en ella es tirarles agua encima. Intente coger a Freddie y salga corriendo con él de la habitación. NO INTENTE COGER A LEO. Como alternativa, si usted abre una puerta y deja que Freddie salga, él podrá escapar de Leo corriendo. Pero si él se queda atrapado en un lugar donde no puede separarlos, siga tirando agua, gritando, chillando, dando saltos arriba y abajo y distrayéndoles moviendo camisas, toallas...". 

"Sencillamente, trate de separarles y agarre a Freddie", resume Kubrick tras describir esta versión gatuna de El resplandor. Afortunadamente, al cineasta le gustaba montar sus películas en su propia casa, con lo cual esta clase de instrucciones diplomáticas no fueron necesarias durante mucho tiempo: los michos tenían acceso a su sala privada de edición. En el vídeo de abajo puedes oír a Katharina Kubrick leyendo el documento, y también ver una película casera de Stanley en la que aparecen sus gatos. Sólo podemos preguntarnos cuántas tomas tuvieron que repetir los pobres bichos hasta que Stanley se quedó contento.

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