'Anacleto: agente secreto'... y estrella del porno

[SÓLO PARA ADULTOS] Allá por 1995, en su última aventura dibujada, el 'superespía' del cómic español se dio al fornicio con las mismísimas hermanas Gilda.
'Anacleto: agente secreto'... y estrella del porno
'Anacleto: agente secreto'... y estrella del porno
'Anacleto: agente secreto'... y estrella del porno

Ahora que se ha estrenado su primera aventura en cine, con Imanol Arias vistiendo su esmóquin (y con Quim Gutiérrez dando vida al pardillo de su hijo), todos estamos más o menos al día de la historia de Anacleto: Agente secretoQue si fue una creación de Manuel Vázquez, el dibujante más talentoso y sinvergüenza del cómic español, que si sus fuentes de inspiración fueron tanto la saga de James Bond como la serie El superagente 86, que si todas sus aventuras acababan llevándole al desierto... El personaje tiene anécdotas para aburrir, como corresponde a un superespía de leyenda, pero su última aventura resulta un tema casi tabú, del cual sus fans sólo hablan entre susurros. ¿De qué se trata? Pues de nada menos que de una incursión de Anacleto en el porno.

¿Te parece asombroso? Pues no lo es tanto, si consideramos el contexto en el que apareció el cómic. Porque el Manuel Vázquez de 1995 (el año en el que dibujó la historia, y también el año en el que falleció) se parecía muy poco al Vázquez de 1964, el año en el que su lápiz parió a Anacleto. La llegada de la Transición y el declive de la Editorial Bruguera, la compañía para la cual había creado a sus personajes más famosos, le dieron alas al artista, quien empezó a compaginar el tebeo para niños con otras creaciones de carácter más adulto (en todos los sentidos). Sin parar de dar sus acostumbrados tumbos vitales, y usando ocasionalmente el seudónimo de Sappo, Vázquez publicó desde entonces series como Don Cornelio Ladilla y su señora María, Historias verdes El sexo en la prehistoria para publicaciones como El Papus, la revista de humor erótico Can Can Makoki, aquel emblema de la prensa marginal española. Toda una sorpresa para quienes le recordaban como el creador de La abuelita Paz...

Así las cosas, aquel Vázquez de 65 años no era ningún novato en las cosas del fornicio dibujado. Y le guardaba, además, un rencor asesino a sus ex jefes de la ya desaparecida Bruguera, con quienes siempre se había llevado fatal y que siempre se habían negado a reconocer sus derechos de autor. De este modo, cuando el fanzine granadino (y sicalíptico) Espuma le pidió una colaboración, el dibujante no se lo pensó dos veces: si Ramón María Cassanyes (uno de los autores que habían trabajado como 'negros' para Bruguera) se había desquitado publicando una parodia porno de Mortadelo y Filemón en 1983, él usaría el mismo sistema para ajustar cuentas. El resultado tuvo por título El reencuentro, y en él Vázquez presentó una emotiva reunión entre él mismo (o más bien el Tío Vázquez, su eterno álter ego en las viñetas) y sus personajes más conocidos: Anacleto y las hermanas Gilda. Tras algunas lágrimas, y unos pullazos a la editorial, el granuja del dibujante consigue que el espía acabe practicando un intenso mènage á trois con Hermenegilda Leovigilda, mientras él lo rueda todo a escondidas con la intención de venderlo como película X.

¿Algo grosero? Desde luego, pero ahí está la gracia. Y, si tenemos en cuenta que las hermanas nunca pudieron echarse novio por cosas de la censura, y que Anacleto nunca tuvo el currículum seductor de 007 debido a la misma razón, pues oye, ese alivio que se llevaron antes de que su creador pasase a mejor vida... Para que juzguéis por vosotros mismos, os ofrecemos tanto la portada que Vázquez realizó para aquel número de Espuma como la historieta en su integridad, vía 13 Rúe Bruguera. Ojo, porque el contenido es SÓLO PARA ADULTOS (lo decimos en serio: lo de "explícito" se queda corto) y puede arruinar alguna infancia que otra. Avisados estáis.

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